Juan Martín Paleo, jefe de las FF.AA: "Los militares no necesitamos reconciliarnos con la sociedad, porque nunca estuvimos peleados"
El mapa desplegado en su mesa de trabajo resume dónde tiene hoy concentradas sus energías el general de brigada Juan Martín Paleo, el jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas y máximo responsable de las operaciones militares, para ayudar a mitigar los efectos del coronavirus. "El Presidente fue muy claro: ordenó la disposición absoluta de las Fuerzas Armadas para esa tarea y en eso estamos", explicó Paleo en una entrevista con LA NACION.
A los 58 años es la máxima autoridad militar del país desde que Alberto Fernández lo designó en febrero. En el Senado está el pliego de su ascenso a general de división, pero no desvía su atención del despliegue contra la pandemia, cuyo punto central es la distribución de alimentos en zonas calientes del conurbano.
No se aparta de ese camino y dice: "Los militares no necesitamos reconciliarnos con la sociedad, porque nunca estuvimos peleados. La pandemia tal vez sirvió para que el poder político descubriera la herramienta fenomenal que significan las Fuerzas Armadas para la protección civil y las tareas de asistencia humanitaria".
-¿Cómo recibieron las Fuerzas Armadas la decisión del Presidente de eliminar el pago de sumas en negro?
-No es una recomposición salarial porque no hay un aumento. Los suplementos no remunerativos, que alcanzan entre un 20% y un 30% de los haberes, pasarán a ser remunerativos en octubre. Es un estímulo para el personal en actividad, pero impacta sobre todo en los retirados. Además, se termina la industria del juicio, que había generado inequidades: el 11% del personal ya cobraba con el juicio ganado. Había militares que con el mismo grado y función cobraban sueldos diferentes.
-¿Cómo se resolvió atender esa demanda?
-El Presidente y el ministro de Defensa interpretaron que lo más valioso de nuestras instituciones son los recursos humanos. Un camión, un armamento, con dinero se puede solucionar, pero lo que el Estado invierte en la formación de su personal no se reemplaza. Otro factor positivo es que ayuda a mejorar la recaudación del Instituto de Obras Sociales de las Fuerzas Armadas (Iosfa), que arrastra una deuda de $4800 millones y tiene prestaciones cortadas.
-¿Cuántos efectivos intervienen en las operaciones relacionadas con la pandemia?
-La masa de las tres fuerzas están afectadas. Se trabaja por tercios, para preservar a la gente. El 30% de nuestros 84.000 hombres y mujeres está empeñado en las operaciones. Otro tercio, luego de realizada la actividad, permanece 14 días en cuarentena en sus domicilios y un tercer grupo espera su turno en situación de alistamiento. Por día empeñamos unos 1000 hombres. Pero por cada uno hay detrás una logística grande.
-¿Tuvieron contagios?
-Tenemos 102 casos positivos (87 del Ejército, 11 de la Armada y 4 de la Fuerza Aérea), pero ninguno se infectó en las operaciones. Básicamente es personal en oficinas y tareas logísticas, que contrajeron el virus en contactos familiares o cercanos. Tenemos, además, 245 recuperados.
-¿Cuáles son las principales misiones?
-Ya repartimos 6.223.410 raciones de comida caliente y 1.308.023 bolsones para viandas, principalmente en el conurbano. Un total de 7.531.433 unidades alimenticias en 123 días de operaciones. También participamos en la preparación de infraestructura sanitaria, vuelos para repatriar varados, reconocimientos aéreos en zonas de circulación restringida, transporte de personal, respiradores, muestras de sangre e insumos médicos, entre otras acciones valiosas.
-¿Qué demandas encuentran en la gente cuando reparten alimentos?
-Cada lugar tiene su particularidad. Estuvimos en La Matanza, Quilmes, Moreno y las villas La Cárcova, en San Martín, y 1-11-14, de Flores, entre otros barrios de emergencia.
-¿Cómo definen los lugares?
-El requerimiento surge siempre de la política. Nosotros vamos al terreno, nos reunimos con las organizaciones barriales. El comandante operacional, el general Martín Deimundo Escobal, acompaña a la secretaria de Coordinación Militar en Emergencias del Ministerio de Defensa, Inés Barboza, y ven cuál es la necesidad, la magnitud de la tarea. Hacemos la planificación y la asignamos al comandante de la zona de emergencia. Van oficiales, suboficiales y soldados, desde el jefe de regimiento, la plana mayor, jefe de compañía, oficiales, suboficiales y soldados.
-¿El personal militar va sin armas?
-Exacto. Es una tarea de protección civil. Pedimos a la autoridad política que nos garantice la seguridad. Hay presencia de fuerzas de seguridad nacional o provincial. No hemos tenido ni un incidente con la población. Al contrario, las demostraciones siempre son de afecto y agradecimiento.
-¿La decisión de no portar armas es de ustedes o impuesta por la autoridad política?
-Es una orientación de la autoridad política, que compartimos plenamente.
-¿Tuvieron dificultades en villas y barrios populares?
-Aun en el primer ingreso de reconocimiento nuestro personal fue recibido con aplausos, ante la sola identificación del uniforme, tanto en Villa Azul, en el barrio San Jorge y en las villas La Cárcova y 1-11-14, de Flores.
-¿Advierten en los barrios a los que asisten un crecimiento de hechos de inseguridad?
-No. No hemos visto en las zonas donde operamos.
-¿La planificación es suficiente o a veces la demanda de alimentos supera las expectativas?
-Nosotros planificamos la tarea y tenemos en cuenta esa posibilidad. El comandante de la zona de emergencia metropolitana es el general Néstor D’Ambra, que fue jefe del batallón argentino en Haití, cuando fue el terremoto de 2010. Tiene una fuerte experiencia en misiones humanitarias.
Tenemos 102 casos positivos (87 del Ejército, 11 de la Armada y 4 de la Fuerza Aérea), pero ninguno se infectó en las operaciones.
-¿Hoy las Fuerzas Armadas están reconciliadas con la sociedad?
-La pandemia visibilizó más la actividad de las Fuerzas Armadas. Con la población veníamos desarrollando tareas de protección civil. Quizás no en la escala y en la magnitud que desarrollamos ahora. Pero siempre apoyamos con planes de emergencia contra el fuego, potabilización del agua, evacuaciones, inundaciones. El contacto con la gente siempre existió. No me cierra eso de hablar de reconciliación con la sociedad, porque nunca estuvimos peleados con la sociedad.
-¿Perciben un trato diferente?
-Quizás esto hizo visibilizar la actividad y permitió que la conducción política viera la herramienta fenomenal que significan las Fuerzas Armadas para la protección civil y la necesidad de invertir más en el área de la defensa. Como dice el ministro Rossi, si todo esto lo estamos haciendo con lo que tenemos, que es material viejo, antiguo y necesita renovarse, imaginemos lo que podríamos haber hecho con un nivel más alto de equipamiento militar.
-El Presidente ratificó la prohibición para la intervención de los militares en seguridad interior.
-Nosotros no tenemos ninguna función de seguridad. Si hay algo claro en la normativa vigente es la separación entre defensa y seguridad. Para nosotros no es un problema. Tenemos claro cuál es el marco en el cual debemos intervenir. Está perfectamente determinado por la ley de defensa nacional.
-¿El presupuesto militar es suficiente?
-Nos movemos con refuerzo presupuestario, como toda la administración pública. Se repitió el presupuesto 2019, totalmente insuficiente. De todos modos, cuando comenzó la operación hicimos una reconfiguración del presupuesto y se suspendieron tareas en los institutos de formación, el Colegio Militar, ejercicios de adiestramiento, incorporación de efectivos nuevos, viajes de capacitación al exterior. El Presidente fue muy claro: ordenó la disposición absoluta de las Fuerzas Armadas para mitigar los efectos del Covid-19 y en eso estamos.
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