Juan Manuel Abal Medina: “Hay que garantizar la re-reelección del proyecto”
El flamante senador defiende al Gobierno y relativiza la denuncia que tiene por la utilización de la propaganda en Fútbol para Todos; se muestra cauteloso con Scioli y dice que, si gana, deberá seguir una plataforma kirchnerista
La entrevista tuvo lugar en la casa del senador, en San Telmo.
–Empecemos hablando de su apellido...
–Yo aprendí a entenderlo con el tiempo. Cuando era chico, no había apellido. Yo, para todos, era Juanito. Y después cuando empecé a crecer, en dictadura, Juan Abal. Escondíamos el Medina. Yo no entendía por qué no me aceptaban en las escuelas públicas. Claro, era un apellido peligroso, subversivo. Durante mucho tiempo, yo creía que mi viejo trabajaba en México y que nos mandaba cartas desde ahí. En realidad, estaba refugiado en la embajada de México.
–Su padre, Juan Abal Medina, fue secretario general del Partido Justicialista y uno de los organizadores del Operativo Retorno de Perón. ¿En qué momento se empieza a dar cuenta de que tiene un "papá famoso"?
–Un papá famoso y que no era Messi, digamos [risas]. Un poquito más complejo. Yo tomo conciencia cuando vuelvo a la Argentina, año 85 [del exilio en México] por los peronistas que me hablaban y por los canas que me paraban. Yo tenía 16, 17 años y los canas me decían: "Abal Medina, una persona de frente, nos cagamos a tiros de frente". Recién ahí empiezo a entender.
-Y hoy día, ¿qué cree que su padre piensa de usted?
Está orgulloso. Estuvo muy orgulloso de mi tarea con Néstor, a quien siempre respetó mucho. Néstor siempre me decía en los viajes: "Si en Argentina las cosas se hubieran dado bien, tu viejo hubiera sido el presidente de Argentina en el 76, con las elecciones que la dictadura no dejó hacer". A Néstor le encantaban los 70. Una vez estábamos en Madrid y me juntó a mí con Bettini a que discutiéramos en contra o a favor de Firmenich. Yo lo mataba y Bettini lo defendía. Así hasta las 5 de la mañana.
-¿Y Néstor qué pensaba de Firmenich?
Más como yo. Lo mataba.
-Si usted tuviera que contarle a un extranjero la historia de Montoneros y su relación con Perón, ¿cómo lo resumiría?
El General vuelve a la Argentina, ya estaba bastante mayor, había tenido una operación importante.
Y los sectores de la juventud, básicamente la "orga", los Montoneros, le disputan el liderazgo a Perón. Entonces mi viejo y algunos otros quedaron en una posición bastante incómoda porque eran muy leales al General. Mi viejo nunca fue montonero. Venía más del nacionalismo. Mi viejo no era tanto como mi tío. Nunca fue partícipe ni compartió totalmente la lucha armada.
–Ahora mire esta foto [Fernando Abal Medina, fundador de Montoneros].
–Mi tío. Yo obviamente no lo conocí, porque él muere en septiembre del 70, yo tenía dos años. Es el que decide que la única forma de garantizar en la Argentina el retorno del General es mediante la lucha armada.
-Teniendo a lo sumo 22 años, su tío Fernando secuestra y mata a Aramburu. ¿Cuál es su visión de ese hecho?
Es difícil explicarlo ahora. Hay que entender que estamos hablando de un mundo en el cual tenías desde un Mayo del 68 hasta el Congreso Africano con Nelson Mandela, Harvard tomada por los estudiantes...
-Pero una cosa es pintar "la imaginación al poder" y otra secuestrar y asesinar.
La lucha armada, obviamente, es distinta cuando es un contexto democrático o no democrático. En Francia o en Estados Unidos había un contexto democrático. En otros países, no. Era más habitual que, si los grupos concentrados y los militares ejercían una violencia brutal contra el pueblo y no había democracia, el pueblo o los que querían representarlo debían usar ese mismo tipo de metodología. Es un poco lo que vemos de Mandela, Dilma, Pepe Mujica, mi tío…
–¿Su padre qué piensa del secuestro y asesinato de Aramburu, perpetrado por su tío?
–Del "ajusticiamiento", decimos nosotros. Sí, lo charlamos muchas veces. Mi viejo siente que el regreso del General, del que él participa, es haber hecho real el legado del tío.
–O sea: su padre siente que, en ese regreso, él plasma el sueño de su hermano Fernando...
–Claro, porque de alguna manera Montoneros se constituye para lograr el regreso del General a la Argentina.
–Es decir, no condena lo de Aramburu...
–No. Cuesta entender el momento histórico, pero hasta Beatriz Sarlo –con quien no comparto la visión política, pero que respeto intelectualmente– cuenta en un libro cómo ella festejó ese hecho.
–Se generó mucha polémica cuando Kirchner incluyó a su tío en la actualización de los listados de la Conadep. Incluso hoy figura en el monumento a los desaparecidos en la costanera.
–No a los desaparecidos, no le pusieron ese nombre. Mi tío no fue un desaparecido, fue un combatiente que cayó peleando. Obviamente, muchos decían: "Ustedes cobraron", pero nosotros no cobramos un peso. Mi familia consideró que no correspondía.
-¿A su padre lo tentaron para ser parte del Gabinete en 2007?
No. Lo escuché un montón de veces, pero no ocurrió.
-¿Es asesor de Carlos Slim?
No, nunca asesoró a Slim. Ahora no puede volver a México por razones de salud, pero trabajaba en México como un abogado independiente y trabajó temas con Slim. Él es amigo de Slim y dice que sigue siendo amigo porque nunca trabajó con él. Nunca fue su empleado.
-Slim compró el 8% de las acciones de YPF. ¿Su padre tuvo algo que ver en la negociación?
No. Nunca trabajó ningún tema vinculado con Argentina. Jamás. Mi viejo es muy cuidadoso, nunca cobró un sueldo estatal en Argentina ni ocupó un cargo formal.
-Antes de ser senador y embajador por el Mercosur, usted ocupó un cargo importantísimo. ¿Cómo es ser jefe de gabinete?
Hay un libro que es el resultado de un coloquio donde en Estados Unidos se debate ese rol. Y ahí los disertantes coinciden en lo siguiente: es el segundo cargo más importante, pero el peor. Cuando hacés bien tu tarea, mucho no se nota. Se nota cuando no la hacés muy bien.
-¿Y usted la hizo bien?
Yo creo que sí. Eso fue lo que me dijo la Presidenta en el momento que terminé mi gestión. También me dijeron los ministros.
-¿Y entonces?
(Piensa) Hay algo que cuesta entender cuando se mira de afuera: por más rimbombantes y poderosos que suenen algunos cargos ejecutivos, somos secretarios de la Presidenta. No somos estrellas y nadie nos votó para estar en ese lugar. Hoy te necesitan a vos y otro día a otro.
–Usted tiene volumen teórico y Capitanich –que lo sucedió–, volumen político. Sin embargo cuando les tocó la jefatura de Gabinete, parecieron empequeñecerse. La impresión es que hablan para agradar a la Presidenta.
–La jefatura de Gabinete no es un lugar para lucirse. Tu tarea es asistir al Presidente. Cuando se inventa este cargo, en la reforma del 94, para "moderar el presidencialismo", se lo emparenta con el rol del primer ministro en los parlamentarismos. Y no lo es. No es un primer ministro, es un ministro coordinador.
-Ahora usted volvió al senado. Y todo el mundo comentó esta foto (él besando a Menem)
Saludé a Menem como a todos los demás legisladores, porque tener diferencias políticas no significa no saludar. Si no, sería una locura. Menem votó el 90% de las veces en contra nuestra y el 10% a favor. ¿Por qué votó a favor del Parlasur? Porque él fue el creador del Mercosur.
–¿Cómo le explicaría a un amigo extranjero lo de las acusaciones sobre los hoteles presidenciales?
–Yo le diría que en la Argentina el conjunto de sectores que antes llamábamos "poder concentrado" creyeron que este proyecto estaba terminado. Primero pensaron eso en 2008-2009, después no se vieron venir el 54% de 2011 y, por último, estaban convencidos de que íbamos a perder las elecciones de 2013. Siempre se equivocaron. Entonces empezaron con esta nueva campaña de hostigamiento de mal gusto que está llegando a la Presidenta. "¿Cómo Máximo aparece en Hotesur?" Aparece ahí porque murió el padre.
–Supongamos que este Gobierno no es querido por los poderes concentrados. Aun así, ¿cómo se explica lo de los cuartos vacíos de los hoteles?
–Supuestos cuartos vacíos. Que no son 90, sino 9, que se repiten en el año. Además hay que demostrar que están vacíos. En todos los hoteles del mundo se subalquilan habitaciones.
–¿Pero a usted le gusta que un contratista de la obra pública –o sea, del Estado– alquile cuartos en el hotel del presidente?
–No es un tema de que te guste o te deje de gustar. Lo contratan porque lo querrán usar. Seguramente los de Santa Cruz contratarán en Santa Cruz.
–En 2015 Fútbol para Todos va a costar 1600 millones de pesos, cuando el presupuesto para Ciencia y Tecnología es de 1300 millones.
–Con ese tipo de juicios, el Estado no tendría que hacer nada porque siempre hay algo más trascendente. El fútbol es una pasión muy fuerte en la Argentina, es creación de cultura e identidad. En algún momento, sólo lo veía el que pagaba. La recuperación del fútbol "para todos" tuvo que ver centralmente con esta cuestión.
–¿Y por qué no lo pagan los privados mediante publicidad?
–Porque mucho privado podría querer poner publicidad sólo en River-Boca. Yo soy de River, vería a River. Pero si sos hincha de otro equipo...
–¿Y qué piensa de los entretiempos usados para difundir contenido político?
–Las dos causas que tengo son sobre los contenidos de dos spots. Dos sobre miles. La gran mayoría de esos spots son información pública sobre el dengue, nietos recuperados, víctimas de delitos.
–Pero hubo otros muy políticos y muy agresivos...
–No fueron muchos. En el mismo momento en que salió el spot por el que tengo la causa [Nota: el spot cuestionaba el manejo de los subtes de Pro] seguramente había cien más.
–¿En algún momento consideró un error haberlo difundido?
–No. En primer lugar, por una razón obvia: yo no lo hice. Yo era el jefe de Gabinete de Ministros. Lo vi en la tele cuando estaba viendo el partido.
–Pero tuvo que haber dado el ok...
–No di el ok, eso es automático. Si un jefe de Gabinete tiene que estar viendo cada spot que hay en el fútbol…
–¿Usted no sabía lo que iba a salir en los entretiempos?
–En muchísimos casos, no.
–¿Y quién tomaba la decisión de lanzar, por ejemplo, el de los subtes?
–En ese caso, el Ministerio de Transporte.
-Venció la cláusula RUFO. ¿Argentina va a empezar a negociar con los holdouts?
No hay una desesperación del Gobierno porque estamos absolutamente convencidos de la legitimidad de nuestro planteo. No va a haber ningún tipo de definición del Gobierno que signifique soluciones que parezcan buenas en el corto pero sean malos en el largo.
–Hablemos de la sucesión...
–Yo creo que es un muy buen momento para nosotros, para construir una plataforma, para que, independientemente de quién sea el candidato, si votás a cualquiera del Frente para la Victoria, haya una continuidad de la política actual.
–La traducción va por mi cuenta: les preocupa que Scioli, si es presidente, haga su giro.
–A mí me preocuparía que cualquier candidato del FPV no continúe con nuestras políticas. Cuando todos votaron a Cristina en 2011, sabían qué estaban votando.
–¿Y ahora saben?
–Nosotros tenemos que garantizar la continuidad del proyecto. Y esa continuidad creo que se da forzando a que algunos se dejen de vagar en esa nube de indefiniciones y frases hechas.
–Supongamos que Scioli es presidente. ¿Cuál es la herramienta para que esté obligado a continuar lo que hace Cristina?
–Quizás estoy un poco influenciado por la experiencia uruguaya, pero en Uruguay los partidos presentan plataformas y las plataformas condicionan los gobiernos.
–¿La idea es que Scioli muestre su plataforma?
–La plataforma de Scioli tiene que ser la misma que la de los otros candidatos del FPV. Si Scioli fuera presidente, estaría obligado a cumplirla. Igual que los otros.
–¿Y quién va a redactar esa plataforma?
–Tendría que ser redactada por la militancia y la dirigencia del FPV. Acá lo importante es garantizar la "re-reelección" del proyecto.
-Por último hablemos de su relación con Néstor Kirchner.
Yo lo considero mi maestro de la política. Yo siempre digo que mi doctorado académico lo hice con Guillermo O’Donnell. Pero mi doctorado en política real lo hice con Kirchner. Recién cuando me meto al kirchnerismo me voy volviendo más político que académico...
-¿Cómo es eso?
(largo silencio) A veces pienso que cuando me dediqué a la política solamente desde lo académico, pudo haber tenido que ver con lo que pasé. Porque para mí, la política -ahora puedo hablar libremente de esto- en realidad fue la que impidió que yo viera a mi viejo durante años.
-El lugar que lo hizo sufrir...
En algún punto, sí.
-Dejamos acá.
Historia clínica
Abal Medina, Juan Manuel
Edad: 46
Ocupación: Senador. Ex embajador ante el Mercosur y ex jefe de Gabinete.
Observaciones: Muy cordial. Orgulloso de su historia familiar
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