Juan Grabois, el aliado incómodo del Gobierno que sacude la coalición: “Fernández y Massa no representan a los votantes del FDT”
Esta semana quedó en el centro de la escena por su acampe de un día en Lago Escondido, un tema que fue seguido de cerca en la Casa Rosada, donde todavía recuerdan el efecto de la toma en el campo de los Etchevehere; su fuerte relación con el kirchnerismo
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La última aparición pública de Juan Grabois causó menos antipatía en el gobierno nacional que las anteriores. Aunque esta semana el Ejecutivo siguió de cerca el acampe que encabezó el dirigente en Lago Escondido, en la estancia del empresario ingles Joe Lewis, en especial ante la posibilidad de un conflicto entre Grabois y sus militantes con la gente que trabaja en el lugar, hubo quienes se sinceraron y confesaron que lo que pasó esta vez fue lo que consideraron uno de sus reclamos más lógicos. “Fue casi un acto de justicia poética”, ironizó un hombre del oficialismo en referencia al conflicto judicial por el acceso público al lago.
El perfil de Grabois, que con su frente Patria Grande integra el Frente de Todos, aunque critica de lleno al presidente Alberto Fernández despierta resquemores en Balcarce 50, donde admiten no encontrar respuesta lógica a por qué a pesar de los ataques, el dirigente sigue formando parte del espacio y teniendo funcionarios propios y legisladores en el bloque en el Congreso. “Es inexplicable después de todo lo que dice y las veces que amenaza con romper”, evalúan.
Grabois no esquiva el tema y ante la consulta de LA NACIÓN explica que la “coalición de cuatro patas” (kirchnerismo, massismo, albertismo y el que nuclea varios frentes como el suyo), “quedó basicamente hegemonizado por dos patas minoritarias que son la de Alberto Fernández y Sergio Massa, que no representan la orientación que nosotros creemos, ni considera la mayoría de los votantes del FdT”, tras lo que agrega que “eso no implica romper la coalición, implica poner de manifiesto las diferencias”.
A pesar del episodio de esta semana, que fue seguido de cerca por el Ejecutivo, la realidad es que las actitudes de Grabois generan hastío en el Gobierno. No es la primera vez. Este año enumeran embates verbales y aún recuerdan lo que sucedió hace poco más de dos años en Entre Ríos, en el campo de los Etchevehere.
“Lo único que hizo en Entre Ríos fue hacernos perder una infinidad de votos”, es aún uno de los principales reproches que se le hacen por lo que fue otras de sus irrupciones para dar el golpe de efecto. La referencia es a lo sucedido en octubre de 2020 en el campo de la familia Etchvehere, donde Grabois ingresó con militantes del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), en 15 autos comandados por Dolores Etchevehere, hermana del expresidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA) y exministro de Mauricio Macri, Miguel Etchevehere, para tomarlo y donar las tierras a un proyecto agroecológico conocido como Artigas.
La experiencia duró casi 15 días, cuando la Justicia ordenó el desalojo, y el efecto de lo que se generó aún renueva dolores de cabeza en el Ejecutivo. “El impacto que nos generó fue tremendo, lo pagamos en las urnas en 2021 y tratamos de revertirlo para 2023″, detallan con cansancio.
En ese episodio la molestia en Balcarce 50 fue aún mayor porque entre quienes tomaron el predio estaba una funcionaria nacional: Gabriela Carpineti, de su núcleo más cercano y directora en el Ministerio de Justicia. La molestia fue tal que por aquellos días la llamaron por teléfono desde las altas esferas del Gobierno para que bajara el perfil.
En esta oportunidad de Lago Escondido, Río Negro, funcionarios del primer piso de Casa Rosada al menos se aliviaban que Carpineti no había estado presente en el lugar. “Al menos eso”, dijo uno de los hombres más cercanos a Fernández. Carpineti no es la única funcionaria de Grabois en el Ejecutivo. En Desarrollo Social tiene a Fernanda Miño, en la Secretaria de Integración Socio Urbana.
En el Gobierno desconciertan sus movimientos, porque a pesar de tener gente en la estructura oficial, en los últimos meses acompañó a Eduardo Belliboni y su Polo Obrero en los piquetes por el centro, e incluso encabezó reclamos con la UTEP hacia el Gobierno. Fue muy crítico de la ministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz, especialmente cuando este mes se anunció un bono de $13.500 a pagar en dos veces. “Es una burla, ni Macri se animó a tanto”, se quejó.
Su terminal política directa es Máximo Kirchner, con quien tiene una alianza estratégica. También tiene una fuerte sintonía con Eduardo Wado De Pedro, con quien acostumbra a compartir giras por el interior del país. Su admiración por Cristina Kirchner la expresó en varias ocasiones.
“Le gustan las luces del centro y ser noticia”, dicen sobre él en el oficialismo e incluso en el próximo kirchnerismo, del que es más cercano, en ocasiones toman distancia de sus formas, aunque aclaran concordar en más de una oportunidad con su contenido. “ATE hace todos los años una caminata a la zona de Lago Escondido, en señal de protesta por la situación del acceso al lago, pero eso no es noticia. En cambio él va y como siempre busca la espectacularidad en la confrontación”, completan.
Como contraposición Grabois considera su acción “patriótica y legal”, tras lo que agregó que lo que se está haciendo es “reclamar que se pueda visitar el Lago Escondido sin tener que pedirle permiso a nadie, porque eso es lo que dice la ley”.
“La realidad es que muchos pensaban otra cosa de él, pero con el tiempo fue cambiando”, detallan en el primer piso de Casa Rosada para referirse a los comienzos de la coalición oficialista en la previa a las elecciones de 2019. Entre ellos hay quienes incluso ubican al propio Fernández, de quien Grabois dijo cosas recientemente como que “El Presidente está en un termo con sus cinco amigos de la Capital Federal, tiene que reaccionar”, “¿para qué te pusimos ahí Alberto Fernández?”, “no sé qué hago en el Frente de Todos”, “el gobierno de Alberto Fernández es un fracaso absoluto”.
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