El sociólogo Juan Corradi analizó la llegada de Milei, el eventual triunfo de Trump y de los “políticos agitadores”
En diálogo con Pagni, este sociólogo, profesor emérito en la Universidad de Nueva York, especialista en geopolítica y autor de dos libros, analizó además los conflictos en Rusia y Medio Oriente
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Juan Eugenio Corradi es sociólogo, profesor emérito de Sociología en la Universidad de Nueva York, autor de dos libros de geopolítica (Los hilos del desorden y Strategic Impasse) y además, un erudito en la ciencia política y la historia.
Entrevistado por Carlos Pagni en LN+, el profesional analizó la calidad de la democracia a nivel global y la erosión que provoca en el sistema el pensamiento binario. Corradi también opinó sobre el renacer de liderazgos autoritarios en distintas partes del planeta, y observó la evolución de las elecciones en Estados Unidos, el conflicto en Medio Oriente y la guerra entre Rusia-Ucrania. Además, dedicó unos párrafos a la coyuntura argentina: “Hay un cambio de época”, sostuvo.
En diálogo con Pagni, el sociólogo explicó por qué defiende la teoría de la ambigüedad que supo exponer Roland Barthes en sus seminarios en París. “Barthes, que era un crítico literario y un semiólogo muy en la tradición francesa, explica en su crítica a la lengua que la lengua no es de derecha ni de izquierda ni conservadora sino fascista, porque es terminante, polarizante, cero o uno, donde no se deja espacio para la ambigüedad, para la ironía, para la composición. Para Barthes, la literatura está llamada a deshacer el paradigma binario, cómo lo hizo en nuestro caso Borges. Porque las cosas no son o blanco o negro, o sí o no, o amigo o enemigo”, detalló Corradi. Y ejemplificó: “Tomar una decisión que en lo inmediato parece muy tajante, pero en el mediano plazo, esa misma decisión puede ser contraproducente”.
El sociólogo añadió que el seminario que daba Barthes en París tenía una relevancia política porque explicaba cómo vivir juntos.
“¿Y cómo vivir juntos?”, preguntó Pagni. “Uno puede tener posiciones, o cambiar de idea, convencerse, ser convencido. En la democracia actual, eso está disminuyendo y tiene que ver con el retraso de la cultura cívica en los países que son o han sido democráticos. Y también en las universidades, que es donde hay que poner en paréntesis todas las posiciones tajantes, y considerar las posiciones contrarias, y no solo esa sino las segundas, terceras, cuartas y hasta quintas posiciones”, respondió el sociólogo.
-Dijiste que los populismos (de derecha o izquierda) usan a la democracia como medio y no como fin...
-Exacto. Porque están convencidos de antemano de una serie de posiciones y usan mecanismos que deberían ser de compromiso y aprendizaje, y lo usan como peldaños para llegar al poder con el voto. Hacen cortocircuito con instituciones que están para morigerar o cambiar el código binario. Y ahí no solo entra en juego la democracia, sino qué tipo de democracia hay. Las democracias modernas establecidas están en retroceso en este momento. La democracia republicana nació para evitar la suma del poder. Y eso hoy está disminuyendo.
-Vos decís que la polarización doméstica puede ser aprovechada por las potencias internacionales
-Hoy sabemos que la polarización política norteamericana sufre como tantas otras democracias pero ahí se mantienen dos partidos, que están cambiando, y llegan a una polarización tajante. Esa polarización produce una parálisis muy importante en algunos casos. Por ejemplo, no logran ponerse de acuerdo en si hay que ayudar a Ucrania o no. Y una potencia como Rusia no espera. Ellos no esperan. Ellos avanzan. Esa parálisis es aprovechada por los de afuera.
-¿Qué pasa si gana Trump?
-Si gana Trump (ya hemos tenido un prefacio en su primera presidencia, que está muy cubierta por un caos político y una improvisación muy grande) sería sistemática, hay grupos organizados que le están armando un programa menos energúmeno de lo que era. Pero no lo van a controlar. El problema de él y otros dirigentes actuales es que en vez de prepararse para gobernar son agitadores que llegan al poder y cuando los agitadores llegan al poder han llegado movilizando miedos: el miedo a perder el futuro, a la inseguridad, a la pérdida de estatus, que es más importante que la billetera en algunos casos”, analizó el sociólogo. “A través del interés, y no de la pasión o el odio (la grieta) se puede llegar a una vida más civilizada. La política a veces se maneja como un intercambio del miedo.
La guerra Rusia-Ucrania
Para Corradi, si el republicano gana la presidencia de Estados Unidos va a presionar a los países europeos y a Ucrania no para lograr la paz sino para congelar el conflicto. Una solución como la que se dio a Corea, con las dos Coreas. En este caso, con dos Ucranias, una más integrada a Rusia.
El conflicto en Medio Oriente con Trump
En la entrevista con Pagni, el sociólogo Corradi recordó que si bien Trump tenía relaciones “más carnales con Netanyahu” cuando era presidente, el contexto era diferente: “Había una política externa de Israel mucho más normal”.
Según Corradi, la forma maquiavélica por parte de Netanyahu para sobrevivir políticamente dejando que Hamas hiciera sus fechorías para hacerle sombra al grupo de liberación de palestina, cambió irreversiblemente la situación. “Hamas vio venir un acuerdo con otros países árabes y hace su ataque terrible para provocar una respuesta bélica, que la provocó, y ponerse en el mapa, como una negociación. Porque el terrorismo es como una negociación, no binaria, sino de un triángulo: yo mato a tu abuela para que me escuches y por ahí tu abuela no tenía nada que ver”, analizó.
Para Corradi, la respuesta de Israel lo pone en una situación difícil porque ahora no se sabe ni estratégicamente va a estar mas segura y además va a perder prestigio. Trump, si viene contenido por un sector más racional, va a tener que tomar una cierta distancia de Israel o mejor dicho, de Netanyahu. Va a haber que ver si Israel logra sacarse de encima a Netanyahu, que es astuto, pero que tiene el hábito de salir de un problema creando un problema mayor”.
La situación en la Argentina
“En paréntesis, es muy temprano para saber. Hay un cambio de época, un punto de inflexión con la llegada al poder de una fuerza nueva, impulsada por el hastío y el cansancio de décadas de fracaso, de reducción del poder adquisitivo. La Argentina es un caso excepcionalmente agudo de lo que se llama la trampa de los países de medianos ingresos. Hay un intento de cambiar. Pero pasamos de la trampa de países de medio pelo a un país empobrecido y eso es muy distinto de otros en ese sentido”, concluyó.
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