Juan Carlos Schmid renunció al triunvirato de la CGT
Durante la noche del paro general de la CGT, el 25 de septiembre último, Juan Carlos Schmid fue llevado de urgencia a una clínica porteña, con un pico de presión que encendió alarmas y que lo empujó a definir una idea que venía dando vueltas desde hace meses: su salida del triunvirato de mando.
Schmid lo informó hoy después de tomarse una semana de descanso, alejado del trajín gremial y de las luchas callejeras. Se lo comunicó por teléfono a sus otros dos colegas de la cúpula cegetista, Héctor Daer y Carlos Acuña, y mañana lo hará formalmente por carta documento dirigida al resto del consejo directivo.
Por ahora, no habrá cambios en la cúpula. Daer y Acuña compartirán el liderazgo y ninguno prevé llamar a elecciones hasta que se concluya su mandato, en 2020. Así lo confirmaron a LA NACION fuentes jerárquicas de la central obrera.
Ubicado como uno de los jefes de la CGT en representación del moyanismo, Schmid asumió en la cúpula el 22 de agosto de 2016 junto con Daer, del sector de "los Gordos", y Acuña, el alfil de Luis Barrionuevo. Las diferencias entre ellos siempre quedaron al descubierto, incluso el martes pasado, tras la contundente huelga en rechazo del rumbo económico de la gestión Mauricio Macri. Schmid proponía un endurecimiento inmediato, con otro paro en el corto plazo. Daer y Acuña, de perfiles más negociadores, esperan aún alguna señal del Gobierno para evitar que la sangre llegue al río.
El pico de presión es apenas un eslabón más en la cadena de episodios que empujó a Schmid a la renuncia. Sin dudas, el hecho que más lo debilitó fue el desplante de los sindicatos del transporte, su área de influencia como jefe de la confederación de gremios del sector, al llamado a un paro general en rechazo de la reforma previsional que impulsó el oficialismo en diciembre de 2017.
Otro hecho que lo dejó incómodo, casi huérfano dentro de CGT, fue la abrupta salida los camioneros de Hugo Moyano de la central obrera. Schmid nunca pudo controlar ni lidiar con Pablo Moyano, el hijo del jefe camionero que pretendía para él el lugar que su padre le cedió al portuario de Dragado y Balizamiento.
Hace dos semanas, en la víspera a la huelga, hubo un acercamiento entre Schmid y los Moyano por voluntad de un puñado de gremios que históricamente orbitaron cerca del camionero. Sirvió como una reconciliación, incluso con Pablo Moyano. Ese día, en la sede de los Aeronavegantes que lidera Juan Pablo Brey, se habló de una salida en tropa de la CGT de los gremios moyanistas. ¿La intención? Forzar una renovación, construir una central más combativa y vaciar de poder a Daer y Acuña, a quienes consideran más proclives a acordar con el Gobierno.
"Hubo una sumatoria de cosas en su salida. Juan Carlos viene renunciando desde el año pasado. No sorprende", dijo esta noche un dirigente de peso de la CGT. Y añadió: "Seguirán Acuña y Daer al frente. Ni en pedo (sic) en este contexto nos vamos a poner a debatir el cambio de autoridades. El Gobierno está atado de pies y manos por el Fondo Monetario Internacional y no puede resolver nada, asique tenemos que afrontar juntos este duro momento".
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