Joyería, fútbol y playa: los días de Gustavo Arribas y Silvia Majdalani en medio de las acusaciones por espionaje ilegal
Investigados por la Justicia federal, los exjefes de la AFI durante la gestión de Mauricio Macri fueron autorizados a viajar y ambos eligieron Punta del Este para pasar sus vacaciones
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Las acusaciones por los hechos de espionaje ilegal ocurridos bajo la órbita de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) durante su gestión no intercedieron en los planes que tenían Gustavo Arribas y Silvia Majdalani para pasar el verano.
Por el contrario, quienes comandaron la central de espías durante el gobierno de Mauricio Macri recibieron buenas noticias de los tribunales federales de Comodoro Py, cuando un fallo de la Cámara Federal firmado por los jueces Mariano Llorens y Pablo Bertuzzi modificó su situación procesal y los excluyó del armado delictivo que espiaba a dirigentes políticos, sociales, sindicales y a periodistas. Arribas recibió la falta de mérito. Y Majdalani pasó de estar procesada por asociación ilícita a quedar procesada por incumplimiento de los deberes de funcionario público. Para Bertuzzi y Llorens no existió una asociación ilícita bajo la órbita de la AFI, sino que los espías por cuenta propia hicieron tareas de inteligencia contra allegados de Macri, periodistas, opositores y dirigentes de la misma tropa política.
Con los permisos concedidos por la Justicia federal de Dolores y de Comodoro Py, ambos viajaron -por separado- a Punta del Este. Arribas estrenó en el Este el departamento que compró en un complejo recientemente inaugurado frente a la playa Bikini, en la zona de Manantiales. A diferencia de temporadas anteriores, donde se lo veía en algunos eventos sociales y corporativos, esta vez buscó mantener un bajo perfil. Aún así compartió sus días con sus amigos Daniel Awada, Hernán Nisembaum y Martín Seefeld, todos de buen vínculo con el expresidente. “La relación con Mauricio es impecable”, dijo un allegado a ambos. Y luego voló a la ciudad de San Pablo, donde vive con su familia, y desde la cual se mantiene ultra activo en el mercado de pases de jugadores de fútbol brasileños. Esta semana, el escribano fue autorizado por la Justicia para viajar a los Emiratos Árabes: alegó motivos de trabajo.
Pese a que en los días previos y posteriores a la reunión en la sede porteña del Banco Provincia funcionarios de María Eugenia Vidal y de la Nación relacionados con las áreas de Trabajo y Justicia estuvieron reunidos con Arribas en la AFI, el íntimo amigo de Mauricio Macri asegura a sus allegados que “no estaba en esas cosas”, en alusión al presunto armado de causas denunciado por el kirchnerismo y el sindicalismo. Sostiene que “[esas cosas] eran de Contrainteligencia”, el área que conducía Diego Dalmau Pereyra y que dependía de la subdirección, a cargo de Majdalani.
“Si lo citan a declarar, podrá decir que lo que hicieron los empleados de la AFI, no fue bajo su orden”, dijo a LA NACION un exfuncionario que sigue de cerca los asuntos judiciales que involucran a varios de los exfuncionarios de Pro. El letrado que asiste a Arribas en sus frentes judiciales es Alejandro Pérez Chada, que durante años se ocupó de los temas de Macri.
Majdalani también viajó a su casa en el barrio de San Rafael, en Punta del Este. Aclaran cerca suyo que está “alejada de la política”, aunque mantiene buena sintonía con varios dirigentes de Pro. Desde que dejó la función pública, la exsubdirectora de la AFI compró con su familia dos propiedades en Miami y se abocó a “negocios familiares y personales”, explicaron. Uno es “Khalilas”, la marca de joyería que maneja con una de sus hijas, Valeria, que vende artículos de oro y piedras preciosas.
El abogado de Majdalani en los expedientes por espionaje ilegal es Juan Pablo Vigliero, socio de Manuel Romero Victorica, con quien representó también a Sandra Arroyo Salgado, la exmujer de Alberto Nisman, en la causa donde se investigan las circunstancias de la muerte del fiscal. No fue el único caso ligado con el mundo del espionaje en el que intervino Vigliero. También trabajó junto al abogado Mariano Cúneo Libarona, con quien defendieron al entonces comisario Juan José Ribelli en el caso AMIA, y por el que ambos letrados quedaron detenidos en 1997 por un supuesto intento de extorsión al juez Juan José Galeano.
Sus hijas, Valeria y Agustina Olivero Majdalani, todavía trabajan bajo la órbita del gobierno de Horacio Rodríguez Larreta; la primera como directora de Ceremonial y Protocolo de la Legislatura de la Ciudad, y la segunda como presidenta de la empresa Corporación Antiguo Puerto Madero en representación del distrito porteño. Agustina es presidenta, también, de Midas Hotel Management, la firma que administra hoteles entre cuyos clientes están los edificios del gremio que conduce Víctor Santa María.
Además de la causa que sigue su curso en Comodoro Py por hechos de espionaje contra políticos, dirigentes y periodistas, Arribas y Majdalani todavía están procesados en la causa que se tramita en los tribunales de Dolores y que investiga tareas de inteligencia ilegal contra los familiares de las víctimas del ARA San Juan. Y podrían tener que declarar en indagatoria, eventualmente, en los tribunales de La Plata, donde avanza el expediente a cargo del juez Ernesto Kreplak, que investiga las circunstancias de la reunión en el Bapro de la que participaron exfuncionarios de inteligencia, exfuncionarios bonaerenses y empresarios de la construcción. Cerca de Arribas y Majdalani buscan desligarse de esos hechos -la prueba para el kirchnerismo de la conformación de mesas judiciales durante el gobierno de Cambiemos- aunque aún así justifican: “El Pata Medina es un mafioso”.
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