Joseph Stiglitz volvió a defender al Gobierno y dijo que el FMI ya no exige “austeridad”
El albertismo celebra una columna sobre el pacto con el Fondo firmada por el premio Nobel, que es mentor de Guzmán y uno de los economistas favoritos de Cristina Kirchner
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Tras el cimbronazo interno que generó la renuncia de Máximo Kirchner a la titularidad del bloque de Diputados del Frente de Todos, el Gobierno busca sumar argumentos para defender el preacuerdo con el FMI. Hoy recurrió a los dichos del Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, mentor del ministro de Economía, Martín Guzmán. El académico sostuvo, en un artículo en la publicación estadounidense Foreign Policy, que el entendimiento argentino “sienta precedente para que los países que lo necesiten puedan recurrir al FMI sin que les impongan un ajuste”.
La elección de resaltar los dichos de Stiglitz no es casual. Además de haber sido maestro de Guzmán en la Universidad de Columbia, en Nueva York, es uno de los “economistas preferidos” de la vicepresidenta Cristina Kirchner, desde sus años como primera mandataria.
En su publicación, Stiglitz admite que el pacto, “como cualquier acuerdo negociado, no es ideal”, pero a diferencia de los sostenido por Máximo Kirchner, afirma que el acuerdo “no implica austeridad” y que “lo logrado le da espacio a la Argentina para la recuperación”, como alega el Gobierno.
Los elogios de Stiglitz no son nuevos para el país. El académico se refiere en términos positivos a la Argentina desde 2003, cuando el entonces presidente, Néstor Kirchner, financió el lanzamiento del Argentina Observatory de la New School University de Nueva York.
Los dichos de Stiglitz son, por estas horas de convulsión interna, un argumento que le resulta muy útil al Gobierno para defender el acuerdo. En especial tras las duras críticas de Máximo Kirchner, quien en su carta de renuncia, conocida este lunes, tuvo párrafos especialmente duros contra el pacto. En uno de ellos sostuvo: “Sería más que incorrecto aferrarse a la Presidencia del Bloque cuando no se puede acompañar un proyecto de una centralidad tan decisiva en términos del presente y los años que vendrán. Algunos se preguntarán qué opción ofrezco. En principio, llamar a las cosas por su nombre: no hablar de una dura negociación cuando no lo fue, y mucho menos hablar de beneficios. La realidad es dura. Vi al presidente Kirchner quemar su vida en este tipo de situaciones”.
Aunque en el albertismo buscan dejar atrás el nuevo conflicto protagonizado por el líder de La Cámpora, varios de los interlocutores consultados por LA NACION admitieron que el problema puede ser mucho mayor que una nueva crisis interna del Gobierno. En la práctica, su desacuerdo pone en riego la condición indiscutible que marcó el FMI y es que cualquier plan que se decida tenga un amplio respaldo político y social.
Recientemente, Stiglitz fue noticia por haber utilizado la fórmula “milagro argentino” para referirse a la gestión económica del gobierno de Fernández, encabezada por Guzmán. Esos dichos abrieron una fuerte polémica que terminó incluso con una aclaración del propio Stiglitz ante la agencia Bloomberg, en la que reconoció que haber hablado de “milagro” pudo haber generado tanto controversia como reacciones adversas de sus colegas.
La columna de Stiglitz se tituló “Argentina y el FMI se alejan de la austeridad” y fue en coautoría del también economista Mark Weisbrot, de la ONG Just Foreign Policy, orientada a reformar la política exterior estadounidense.
Allí también se consignó que “el acuerdo alejó al país y al mundo del borde del default, que podría haber amenazado la estabilidad del sistema financiero internacional”. Sostiene además que el pacto “sienta precedentes para negociar reestructuraciones de deudas y crisis financieras que puedan surgir como consecuencia de la pandemia”.
El artículo de Stiglitz llega en un momento de extrema turbulencia para un Gobierno que en poco más de 72 horas pasó del alivio por el entendimiento al caos interno.
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