José María Arancedo destacó la relación “madura y positiva” entre la Iglesia y Macri
El presidente del Episcopado valoró el clima “muy sereno” que reina entre la institución y el Gobierno
ROMA.- Después de ser recibido hoy por el Papa junto a la comisión ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), el presidente de los obispos argentinos, José María Arancedo, destacó el clima “muy sereno” que reina con el Gobierno de Mauricio Macri.
“Se está dando una relación responsable, seria, madura, de autonomía y de cooperación y espero que esto sea muy útil para toda la vida de la patria”, dijo Arancedo, arzobispo de Santa Fe, presidente de la CEA, al término de una emocionante misa de acción de gracias por la canonización del Cura Brochero, en el Vaticano.
“La reunión con el Papa fue muy bien, estuvimos media hora en el Palacio Apostólico. Lo vi muy bien a él, muy entusiasmado, trabajando, y hablamos de temas internos de la CEA, sobre todo la parte pastoral, la parte evangelizadora, misionera, que es la gran preocupación de él, una Iglesia en salida, una Iglesia que esté comprometida con todas las cosas que hacen a la vida del hombre, así que fue un encuentro de los obispos con Pedro”, contó el arzobispo, en diálogo con LA NACION y Télam.
Madura y positiva
Si bien Arancedo dijo que habían hablado “poco” de la reunión que el Papa tuvo con el Presidente el sábado pasado, destacó la relación “madura y positiva” que la Iglesia mantiene con el Gobierno. “Creo que la relación está como debe estar, en esa autonomía y cercanía y cooperación, que no deben mezclarse, porque hay que saber distinguir para unir”, indicó. Y destacó la existencia de un clima “muy sereno”. “Incluso lo vi a Mauricio Macri, al presidente, en una actitud distendida, y creo que todo esto nos hace bien”, puntualizó.
Arancedo habló así luego de una Misa de Acción de Gracias por la canonización de Brochero que tuvo lugar en el Altar de la Cátedra de la Basílica de San Pedro, ante un millar de argentinos. A la ceremonia participaron los otros tres miembros de la comisión ejecutiva de la CEA: el cardenal Mario Poli, arzobispo de Buenos Aires y primer vicepresidente; Mario Antonio Cragnello, arzobispo de Salta y segundo vicepresidente; y Carlos Malfa, obispo de Chascomús y secretario general. Además, los más de 30 obispos y sacerdotes argentinos venidos para el evento, así como el arzobispo Marcelo Sánchez Sorondo, canciller de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales, los cardenales Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales y Luis Villalba, arzobispo emérito de Tucumán.
Clima de serenidad
En la misa, presidida por Poli, fue palpable ese clima de serenidad del que habló Arancedo. En primera fila no sólo estuvieron en representación del Gobierno el embajador ante la Santa Sede, Rogelio Pfirter, el embajador ante Italia, Tomás Ferrari, el secretario de Culto, Santiago de Estrada, su segundo, Alfredo Abriani, el director general de Culto, Luis Saguier Fonrouge y otros diplomáticos. A mitad de la celebración, también llegó la canciller, Susana Malcorra, procedente de la FAO, la organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, donde habló en el comité de seguridad alimentaria. La presencia de Malcorra fue más que apreciada por el episcopado. Lo dejó claro, al final de la celebración, el obispo de Cruz del Eje y postulador de la causa de Brochero, Santiago Olivera, que agradeció públicamente toda la ayuda proporcionada por el Gobierno en relación a la elevación al máximo honor de los altares del primer santo 100% argentino. Olivera, que agradeció a las demás personas involucradas, así como al mismo papa Francisco, también aprovechó para recordarle al Gobierno que Brochero trabajó para cubrir las tantas necesidades de su pueblo, cosa que, continuando su causa, la Iglesia debe seguir haciendo. “¡Falta el tren! Le decimos al Presidente y a la canciller Malcorra”, reclamó Olivera, en un pedido que le hizo también al gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, presente en la misa y que al final fue el encargado de leer una Oración por la Patria.
En la homilía, el arzobispo de Córdoba, Carlos Ñañez, destacó el testimonio extraordinario de Brochero, “un hombre de procesos que recuerda lo que dice Francisco en la Exhortación Apostólica “La alegría del Evangelio”, que el tiempo es superior al espacio”. Indicó que “lo decisivo es poner en marcha procesos transformadores”, recordó que la madre de Brochero una vez le dijo “Dios y la patria esperan mucho de vos, no los defraudes” y que él “cumplió con creces”. Y terminó con un pedido: “procuremos construir una patria que honre verdaderamente a Dios, y que honre la honestidad, la justicia y la solidaridad”.
A la misa asistió también el presidente del PJ Nacional, José Luis Gioja -que se saludó cariñosamente con Malcorra-, diversos intendentes de Córdoba, parientes de Brochero y los dos "miracolati" por su intercesión. En un clima festivo, la celebración concluyó con el canto “Un nuevo sol”, mucho fervor, aplausos, banderas argentinas desplegadas bajo el imponente Altar de la Cátedra y vivas tanto a Brochero, como al papa Francisco.