José Luis Espert: “La misma gente que en 2019 nos decía ‘liberalotes’, ‘funcionales a los k’, ahora nos quiere adentro”
El diputado de Avanza Libertad, que busca nacionalizar la fuerza en 2022, prefiere no hablar de alianzas aunque se define abierto a todos aquellos que quieran dialogar y busquen “votar un proyecto de transformación”
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El objetivo que José Luis Espert se fijó para este año es transformar Avanza Libertad en un proyecto nacional, sobre la base de cuatro fuerzas: la Ucedé, el Partido Autonomista, el Partido Demócrata y Republicanos Unidos. Lo envalentonan los resultados bonaerenses de 2021. “Un tercer lugar para el liberalismo, con casi ocho puntos, fue un hito histórico”, afirma. Y, tras recordar que consiguió el 70% de los votos del liberalismo en todo el país, afirma que nunca le cerró las puertas a Javier Milei, sino que el economista decidió armar un proyecto propio.
Espert evita hablar de alianzas de “superestructuras” de cara al 2023. “Una alianza para votar un proyecto de transformación puede llegar a interesarme. Una alianza para ir contra otro, como Cambiemos en 2015, no”, afirma, y pasa factura a quienes ayer lo criticaban y hoy adoptaron parte de la agenda liberal. “Juntos está hablando de reducción de impuestos, de reforma laboral. En 2019 esta misma gente nos decía ‘liberalotes’, funcionales a los k, y ahora nos quieren adentro. Es muy loco”, dice.
En una entrevista con LA NACION, el diputado nacional considera que el acuerdo con el Fondo es “político” y un “muy mal acuerdo”. Reclama que el Gobierno lo incorpore al temario de las extraordinarias y que el Congreso participe de la redacción de la carta de intención.
─¿Qué piensa del acuerdo con el Fondo?
─Creo que es un acuerdo político para que Argentina no defaultee y no quede afuera del planeta. Lo veo muy político porque, yendo a la parte técnica, es muy poco serio el acuerdo. Si miras el comunicado con cuidado al principio habla de que se llega a un “entendimiento” con el staff y en el último párrafo dice que se espera en las últimas semanas llegar a un acuerdo con la parte técnica. Así que ni el Fondo Monetario es serio en el comunicado. En promedio hay un ajuste de 0,7 del déficit por año hasta que se haga 0 el déficit, la nada misma.
Me parece un disparate de nuevo volver a cargar las tintas sobre el pobre sector privado, porque esta baja de subsidios energéticos que es la clave para la baja de gasto en el programa con el Fondo es simplemente tarifas y el otro brazo va a ser más control de la AFIP. La corpo política, bien gracias. No hay cierre de Aerolíneas [Argentinas], no hay despido de ñoquis, no hay reducción de ministerios, no hay menos coparticipación para impresentables. Acá el gasto público no baja nunca. El programa tiene un aumento de la deuda pública. El Gobierno vive despotricando contra la deuda pero sin embargo se endeuda más con el Fondo
─¿Debería haber estado incluido en el temario de las sesiones extraordinarias?
─Le ruego al Presidente que incorpore a las extraordinarias el tratamiento del acuerdo ahora que falta un mes para firmar la carta de intención y el memo de entendimiento. Una vez que estén firmadas en 30 días al Congreso solo le queda levantar o bajar el pulgar. El Congreso tiene que participar de la redacción de un buen acuerdo porque este es un pésimo acuerdo: baja poco el déficit, mantiene alta la emisión monetaria, alta la deuda pública, un golpe al sector privado de nuevo. Tenemos 30/40 días para armar un buen acuerdo con el Fondo.
Es poco serio el temario: de los 18 temas para extraordinarias hay solo uno que es urgente: la nueva composición del Consejo de la Magistratura en cumplimiento del fallo del 18 de diciembre. Los 17 restantes son un mamarracho, son proyectos de ley absolutamente disparatados.
─¿Participaría de un encuentro con Guzmán?
─Sí. Cualquiera que quiera conversar con la gente de Avanza Libertad tiene las puertas abiertas. Nosotros nos hemos metido en política solo para solucionar los problemas concretos que tienen los argentinos y eso requiere diálogo con todo el mundo. También lo expondríamos a Guzmán en la incoherencia del programa económico que tiene. Guzmán tiene que venir a explicar el acuerdo con el Fondo pero mucho antes que se firme la carta de intención. Porque cuando está firmada la carta de intención es difícil, ahí están las condiciones del acuerdo. Yo quería ser partícipe del armado del acuerdo porque una vez que está la carta, al Congreso le queda solo aprobar o desaprobar. En cambio, si participamos antes de la carta podemos ser parte. A mí me hubiera gustado que el Gobierno hubiera venido por lo menos a discutir al plenario de [la Comisión de] Hacienda porque esto nos pone a todos en una situación de esquina: o aprobás o no aprobás.
─¿Cuáles son los objetivos de Avanza Libertad para 2022?
─Este proyecto se inicia en 2019 con mi candidatura presidencial, continua armándose y tomando cuerpo en 2021. El liberalismo en las legislativas obtuvo un millón de votos: el 70% de esos votos los sacamos en la provincia de Buenos Aires. Claramente fuimos los más votados del espacio liberal. Hicimos una elección histórica en la provincia, un tercer lugar para el liberalismo, con casi ocho puntos, es de las pocas veces que se consiguió desde la vuelta de la democracia. Fue un hito en la provincia lo que hicimos. Este proceso va a continuar en 2022: el objetivo es fortificarnos más en la provincia de Buenos Aires y transformar Avanza Libertad en un proyecto nacional. La consolidación a nivel nacional va a tener cuatro grandes soportes: los tres partidos liberales nacionales históricos -Ucedé, Partido Autonomista y Partido Demócrata-, más Republicanos Unidos, que ya los sumamos en la provincia.
En febrero comenzamos la gira. Vamos a reunirnos con nuestros concejales en seis distritos: Pilar, Escobar, Vicente López, Bahía Blanca, General Rodríguez y Villegas. Vamos a empezar el desarrollo nacional yendo a Mendoza y en marzo vamos a hacer Santa Fe. También vamos ir a Córdoba, Salta y Tucumán. Esos son los más inmediatos, de acá a abril.
─¿Y en la ciudad de Buenos Aires?
─La idea es que Avanza Libertad sea nacional así que la ciudad va a ser un lugar donde vamos a trabajar
─Ahí Republicanos Unidos está incluido en Juntos por el Cambio, ¿se van a aliar?
─No. En el resto del país tendríamos que ver. Eso es lo que vamos a experimentar en la gira.
─Diego Santilli ni bien asumió dijo que quería sumarlo a usted y a Cynthia Hotton.
─Yo no voy a hablar de alianza de superestructuras. Me parece hoy una falta de respeto al votante estar hablando ya del 2023 y mucho más de alianzas vacías de contenidos, cuando recién acaban de comenzar nuestro mandato.
─Pero igual está lanzando el proyecto nacional.
─Está bien, pero nuestra preocupación no es con quién vamos a hacer alianza en ese proyecto sino desarrollar primero Avanza Libertad a nivel nacional mientras en paralelo vamos desarrollando nuestros proyectos que son muchos.
─Repitió varias veces que fueron los más votados de los liberales, algo que Javier Milei no puede decir.
─Es una descripción, de un millón de votos sacamos el 70%.
─¿Todavía contempla la posibilidad de aliarse?
─Nunca hay que descartar alianzas. Javier [Milei] estuvo con nosotros inicialmente pero después decidió comenzar un camino solo y, como buen liberal, se lo respeté. Así que está todo bien, que haga su camino solo pero es una decisión de él.
─¿Desde este lado están abiertas las puertas?
─No solo están abiertas, sino que nunca estuvieron cerradas. El que decidió un proyecto solo fue él pero está todo bien. Nosotros estamos en una muy buena relación en excelentes términos y muy respetuosos de su decisión. Yo creo que de cara al 2023 lo que hay que lograr es la mayor cantidad de gente que vote un proyecto de profunda transformación de la Argentina. No sé cuántos dirigentes políticos y cuántos ciudadanos están dispuestos a esto, no contra nadie, sino a favor de los argentinos. Hay que ver cuántos hay a favor de eso. Una alianza para votar un proyecto de transformación puede llegar a interesarme. Una alianza para ir contra otro, como fue La Alianza en el 99 o Cambiemos en el 2015, no. Me interesa la conjunción de ideas para llevar a cabo reformas que eviten que la Argentina sea la villa miseria más grande del mundo, que es hacia donde va si no cambia.
─¿Cómo sería ese proyecto para transformar a la Argentina?
─Argentina necesita económicamente hablando un mínimo de tres reformas copernicanas, de 180 grados. La gran reforma es dejar de usar al mundo como un prestamista, como un enemigo, y pasar a verlo como una oportunidad de negocios, de comercio. Esto significa a su vez tres cosas. Primero, la apertura total al comercio. Tirar a la basura la sustitución de importaciones, lo que se llama proteccionismo industrial. Un proyecto de ley que transforme el Mercosur en un simple tratado de libre comercio, no en un mercado común. Segundo, una gran reforma del Estado para eliminar el déficit fiscal que es la fuente de todas nuestras crisis. Tiene que ser la primera etapa de una reducción del gasto y después recién bajar impuestos, porque la gente no da más de pagar impuestos. Tercero, en esa reforma la coparticipación tiene que estar totalmente condicionada a los gastos federales que se hagan en cada provincia dado que lo que se coparticipan son impuestos federales. De esa manera van a desaparecer reinos infames como el de [Gildo] Insfrán en Formosa o el de [Jorge] Capitanich en el Chaco. ¿Te imaginas mandarle cero coparticipación a Insfrán? Murió Insfrán políticamente hablando. Es anticaudillo, porque el caudillismo está muy asentado en la enormidad de dinero que reciben sin condicionamiento alguno. El pobre del pobre del conurbano en muchos casos está financiando al rico de la provincia pobre.
Otra gran reforma es reprivatizar todo lo estatizado -YPF, Aguas-. Hay que cerrar Astillero Río Santiago. ¿Qué es eso? Un desfondadero de plata. Cerrar Aerolíneas, es un nido de mafias de los sindicatos. Terminar con intervenciones del Estado en empresas privadas.
Se debe reducir la cantidad de ministerios, de 21 a 8. Hay que eliminar superestructuras. Acá en la Biblioteca del Congreso me dicen que hay 1800 empleados y con 200 se puede atender. La idea de la reforma del Estado es que no se le robe más a la gente.
Por último, la reforma laboral. Hay que cambiar todas las leyes laborales de Argentina -convenio colectivo de trabajo, contrato de trabajo, obras sociales- para disminuir el trabajo en negro. Hoy tenemos el 40% de los trabajadores en negro: son 6 millones. No hay nadie que ponga plata en la Argentina y tome los riesgos de ser empresario con estas leyes laborales. La idea es ir a un sistema de apertura económica, del tamaño del Estado y leyes laborales similares a los países donde la gente prospera.
─¿Cómo se logra eso?
─Diciendo en campaña que uno lo va a ser y luego la gente lo tiene que votar. Lo primero es que alguien lo proponga, nosotros fuimos los primeros que lo propusimos en 2019 después de 30 años de que nadie lo proponía. Arrancamos en 2019 diciendo lo que había que hacer. Sacamos 120.000 votos en la provincia de Buenos Aires, ahora sacamos casi 700.000: va creciendo la idea. Que algún día la gente vote cada vez más esta idea y que algún día esta idea llegue a la presidencia. Si no lo vota la gente nunca se va a hacer.
─¿Va a llegar con usted a la presidencia?
─No sé, no importa quien llegue. El único interés mío, si llego a ser presidente, es cambiar el país porque a mí lo que me interesa es cambiar el país, no necesariamente ser presidente.
─¿Pero quiere?
─No, me interesa cambiar el país, eso sí me mueve el amperímetro, ser presidente no. No me engaño, el mejor lugar para cambiar el país es ser presidente con todo el poder y ese poder te lo da el mandato y ese mandato te lo da la voluntad popular que te vote el proyecto de reforma que nosotros estamos proponiendo. Sé que operativamente la mejor manera de cambiar el país es ser presidente. Nosotros ya empezamos ahora a proponer esas reformas para que sean votadas ahora desde el Congreso.
─Ante esta crisis y de cara a los dos años que faltan ¿cree que el Gobierno debe tener un acuerdo con la oposición?
─Yo creo que lo que el Gobierno debería hacer es recorrer otro camino, hacer otra cosa. Acá nosotros discutimos cosas que en el mundo no se discuten. El Gobierno debería encarar un acuerdo con toda la política, los empresarios, sindicatos, organizaciones sociales para decirle hay una Argentina que no va. Hay alguien que debe tener una pisca de estadista. ¿Hasta dónde vamos a ir? Alguien tiene que decir me olvido de la elección. Un acuerdo con la oposición tiene sentido para hacer estas cosas, no para durar hasta el 2023. Para mí eso si tiene sentido, si vamos desde ahora a recorrer un camino que es largo, duro pero requiere de mucho consenso lo que hay que hacer. Hay muchas cosas por hacer complicadas. Porque acá se ha naturalizado que un empresario se funda, que un cuentapropista no dé más y vuelva a ser empleado, que todo los meses el Estado emita 25 millones de cheques por planes sociales.
─¿Cómo se soluciona eso?
─Transformar planes en trabajo como dice [Sergio] Massa no es soplar y hacer botellas. Se está haciendo un poco de demagogia con eso. No es de un día para otro que va a transformar un beneficiario de plan en una persona apta para un empleo privado. Hay que capacitarla, formarla y por el lado empresario hay que darle incentivos -no cobrarle aportes patronales por algunos años- para que algún día cuando esa persona este calificada, profesionalizada y formada lo tome. Para eso la condición es que la economía crezca.
─A raíz de su cruce con Miguel Ángel Pichetto volvieron a acusarlo de tener vínculos con narcos.
─Eso fue una operación, es simplemente para no discutir los problemas que hay en la Argentina. Para desviar la atención, ya se sabe que fue una operación. Aparte... Pichetto, un hombre que hace 50 años que vive de la política y no sabe lo que es trabajar, ha estado con todos los gobiernos. Siempre lo mismo: a mí nadie me discute los problemas que yo propongo, es descalificación permanente, pero nadie me discute. Ahora están todos robándonos el discurso liberal, están todos tratando de llevar agua para su molino.
─¿Quién?
─Juntos está hablando de las cosas que nosotros hablamos -reducción de impuestos, reforma laboral-. En 2019 esta misma gente nos decía “liberalotes”, funcionales a los k. Bueno, esos nos quieren ahí adentro. Es muy loco. La buena noticia es que el discurso liberal y el sentido común esté ganando cada vez más adeptos. Esa es la buena noticia para los argentinos. Si este discurso continua, entonces sí puede haber futuro para la Argentina, porque es un discurso de sentido común, de solamente copiar lo que hacen los países donde la gente vive bien. Que nos copien en serio, no que sea un fake para ganar votos en una campaña y después se dan vuelta. Espero que nos copien en serio.
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