José Ignacio López: “Hay que tener la humildad de juntarnos y recuperar la conversación social para que la Argentina sea un país mejor”
El periodista y miembro de la Academia Nacional de Periodismo recibió la mención de honor “Juan Bautista Alberdi”, el más alto galardón que otorga la Cámara de Diputados; una emotiva ceremonia a la que asistieron exfuncionarios, legisladores y periodistas
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Noviembre es un mes especial para el periodista José Ignacio López. Fue un 10 de noviembre de 1976 cuando una bomba de alta potencia explotó en el garaje de su casa y sufrió, en carne propia, la violencia de la dictadura militar. Siete años después, otro 10 de noviembre, recibió del entonces presidente electo Raúl Alfonsín la propuesta que lo honraría de por vida: acompañarlo como vocero del gobierno democrático naciente. Hoy, 39 años más tarde, “Nacho” López, consagrado como el “vocero de la democracia”, recibió de la Cámara de Diputados su galardón más importante, la mención de honor “Juan Bautista Alberdi”.
Agradecido y emocionado, el periodista, fiel a su vocación de buscar consensos y tender puentes allí donde las grietas son profundas, confesó que quería demostrar, con esta ceremonia, que los argentinos “en este momento tan difícil que atravesamos podemos encontrarnos y no pelearnos”.
“Miremos el pasado para construir, no miremos el pasado solo para recoger proyectiles para tirarle al otro –exhortó-. Todos tenemos una mochila cargada y debemos tener la humildad de juntarnos y recuperar la conversación social para que la Argentina sea un país mejor”.
No cabía un alfiler en el salón de los Pasos Perdidos. Tampoco en el Salón Azul, que imprevistamente debió abrir sus puertas para acoger a todos los que se acercaron al Congreso a tributar un homenaje al notable periodista: exfuncionarios del gobierno alfonsinista, eclesiásticos, legisladores, familiares y amigos, entre quienes se contaban por decenas sus compañeros de profesión, aquellos para quienes “Nacho” ha sido, y es, un ejemplo para el periodismo.
“Acá está mi vida”, exaltó López, conmovido. En el estrado aplaudían la presidenta de la Cámara de Diputados, Cecilia Moreau, y el jefe del bloque de la UCR, Mario Negri, quien propuso a López para la mención de honor. “Nacho demostró su coraje durante épocas difíciles de la dictadura, demostró lealtad con el presidente Alfonsín y con la democracia, con su profesión y con sus convicciones. Te damos hoy las gracias por tu trayectoria, por tu ejemplo, por ser guía para las demás generaciones”, exaltó Negri.
Más allá de las formalidades, la ceremonia fue, sobre todo, un momento de emoción compartida. Con el tono suave que lo caracteriza, López mencionó algunos de los hitos de su carrera, como aquel que protagonizó en diciembre de 1979 y por el que pasó a la posteridad: la pregunta directa que le hizo al entonces presidente de facto Jorge Rafael Videla durante una conferencia de prensa en la Casa Rosada sobre los desaparecidos.
“Es una incógnita, no tiene entidad, no está ni muerto ni vivo, está desaparecido”, definió el dictador, una respuesta que recorrió el mundo por la atrocidad que entrañaban esas palabras.
“Nadie sabía que era yo el que le había preguntado eso”, confesó López. “[El historiador] Felipe Pigna rescató esa conferencia de prensa. Allí se supo que la pregunta la había hecho yo. Por eso me resultó gratificante leer que días después Alfonsín -según el libro de Pablo Gerchunoff- preguntó ‘¿por qué no tenemos más cerca a ese muchacho López?’. Puede haber sido esa una de las tantas razones por las cuales me dio esa sorpresa (de proponerlo como su vocero)”
El auditorio lo escuchaba atento. Entre ellos figuraban varios exfuncionarios y dirigentes alfonsinistas, como Horacio Jaunarena; Enrique “Coti” Nosiglia; Juan Manuel Casella; Ricardo Gil Lavedra; Jorge Vanossi y Marcelo Stubrin; también asistieron Martín Balza, ex jefe de las Fuerzas Armadas y monseñor Santiago Olivera.
También se hicieron presentes los periodistas Joaquín Morales Solá, presidente de la Academia Nacional de Periodismo, presente en la ceremonia, al igual que José Claudio Escribano, miembro del directorio de LA NACION SA; Jorge Fontevecchia, director de Perfil; Silvia Naishtat, de Clarín; Mónica Gutiérrez –leyó un emotivo escrito de Raúl Alfonsín dedicado a López-, Carlos Campolongo, Fabián Bosoer -quien ofició de presentador del homenaje-, entre tantos otros.
“Es un tiempo de decir gracias. Le doy gracias a Dios por la vida que hago siempre y por el tiempo y el lugar donde nací”, enfatizó el periodista, emocionado tras recibir de su familia –su esposa Lita y sus cinco hijos- el galardón.
José Ignacio “Nacho” López tiene razón en sentirse agradecido: con 61 años de profesión a cuestas, su trayectoria como periodista ha sido tan prolífica como reconocida. En 1961 ingresó como aspirante en LA NACION, donde fue designado prosecretario de Redacción; fue columnista del diario Clarín y secretario de redacción del diario La Opinión, dirigió el vespertino Extra y trabajó en las agencias de noticias NA y DyN.
Luego llegó la oferta de Alfonsín para embarcarse en la aventura de acompañarlo como vocero presidencial y, años más tarde, durante la crisis de 2001, ofició nuevamente de portavoz, pero esta vez del Diálogo Argentino. En la actualidad está abocado de lleno a su tarea como miembro de la Academia Nacional de Periodismo.