Jorge Macri toma distancia de Javier Milei y choca con Patricia Bullrich: las razones detrás del desmarque
En sintonía con Mauricio Macri, el jefe porteño se diferencia del Presidente para reforzar la identidad del partido amarillo; crece el malestar por los fondos de la coparticipación
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Pro, el partido que permitió a Mauricio Macri llegar a la presidencia, atraviesa su mayor crisis. Hay antiguos dirigentes o intendentes de la fuerza en todo el país que caminan sin mapa ni brújula en el nuevo tablero de poder. No saben si deben pararse en la vereda del oficialismo o de la oposición ante la incertidumbre por el devenir económico y la incógnita sobre el corrimiento de sus votantes y la tolerancia social al experimento libertario.
A sabiendas de que su espacio está plagado de enconos y enfrenta una encerrona complicada por el ascenso de los libertarios, el jefe de gobierno porteño, Jorge Macri, inició un operativo para diferenciarse de Javier Milei ante la opinión pública. El primo del expresidente y sucesor de Horacio Rodríguez Larreta en el bastión electoral de Pro teje para tomar distancia de políticas económicas o sociales que implementa el gobierno de Milei con el objetivo de reforzar la identidad propia. Ya ha dicho que no ve un “rebote” de la economía y alerta sobre el impacto de la recesión en la “micro”. “No vamos a someter al Pro a LLA. Este es el gobierno de Milei, nosotros perdimos la elección”, confiaron cerca del exintendente de Vicente López.
El auge electoral de Milei puso a Pro, la obra de Macri, frente a un abismo existencial. Y su ejercicio del poder les despierta dudas y disyuntivas. Si el libertario acierta con su fórmula para domar la inflación y logra consolidarse en la Presidencia con altos niveles de aceptación, el electorado que respaldaba a Pro puede emigrar definitivamente al campo de Milei. En cambio, si el Presidente fracasa en la gestión de la economía, el partido amarillo podría sufrir el desgaste por su alianza táctica con LLA. “Estamos complicados: Milei nos come o nos hunde”, resume un armador histórico de Pro que participa de las conversaciones para restaurar la unidad y aclarar las ideas tras el terremoto libertario y la división interna que provocó el largo enfrentamiento entre Patricia Bullrich y Larreta.
Crisis de identidad
En la antesala del “Pacto de Mayo”, el macrismo empezó a ejecutar su plan de despegarse de forma progresiva de los libertarios y exhibir una agenda diferente en la gestión. De hecho, Jorge Macri hizo anuncios dirigidos a la clase media o la cultura, dos sectores que sufren el ajuste profundo que aplica Milei en las arcas públicas para controlar la inflación. Pese a que respalda el rumbo que trazó Milei, sobre todo la desregulación económica y la reforma del Estado, Jorge Macri difiere con el estilo político del Gobierno. Como a su primo u otros referentes de Pro, le inquieta el manejo institucional o los ataques a la prensa. Si bien habla con Milei, el jefe porteño luce en la misma sintonía política que Mauricio Macri, quien se fue disgustado tras escuchar el efusivo y polémico discurso del Presidente ante la Fundación Libertad.
Pero el telón de fondo de la pelea entre Macri y Milei es el conflicto irresuelto entre la Nación y la Ciudad por los recursos. Es que el presidente aún no giró los fondos de coparticipación que establece la sentencia de la Corte Suprema de Justicia y comienza a impacientar a los primos de Pro. El apoyo incondicional en el Congreso a la ley bases y el paquete fiscal contrasta con la ausencia de gestos para recompensar a los amarillos.
En el terreno público Jorge Macri comenzó a resaltar los matices entre los valores y banderas históricas de Pro y la apuesta anarcocapitalista de Milei. Por caso, reiteró su apoyo a la educación pública durante la marcha multitudinaria en reclamo por los recortes a las universidades, aunque les pidió austeridad a los rectores y criticó la presencia de referentes políticos y sindicales del kirchnerismo o la izquierda.
Anteayer, en una entrevista con el canal La Nación +, Jorge Macri siguió su hoja de ruta para desmarcarse de Milei, con quien mantiene un trato cordial. “El Pro no es parte de este gobierno. De hecho, perdimos”, enfatizó. Y remató: “A nosotros nos fue mal y lo peor que podemos hacer es esconder en el éxito de Milei nuestro fracaso porque entonces no hay un diagnóstico correcto de lo que hicimos mal”.
Después de que Pro cerrara filas en defensa de las reformas de Milei en Diputados, el jefe porteño aseguró que espera que el Presidente tenga éxito en la gestión, pero advirtió: “Eso no me hace mileista”.
La estrategia de diferenciación del alcalde porteño, que está siendo supervisada por Fernando de Andreis, un macrista paladar negro, choca con el plan de Bullrich, ministra de Seguridad y adversaria interna del presidente electo de Pro. La “talibán” de Milei machaca con que entre LLA y Pro existe una “alianza de ideas”. Está convencida de que ambas fuerzas deberían confluir en las legislativas de 2025 ya que visualiza que habrá dos polos: los que defiendan al “cambio” y los que pretendan frenar a Milei.
Con ese trasfondo, Jorge Macri y Bullrich compartieron esta mañana el anuncio de un acuerdo para resolver el conflicto político y judicial por la fuga de presos en comisarías porteñas. Más allá de la frialdad política, el alcalde es un aficionado al equilibrismo y sabe que necesita conservar los puentes con la Casa Rosada para no complicarse. A su vez, sabe que la ministra cuenta con cuatro alfiles propios en la Legislatura porteña, donde Jorge Macri debe tejer acuerdos artesanales con las distintas tribus –como la UCR de Martín Lousteau- para asegurar la gobernabilidad.
Miembros fieles a la organización interna de Bullrich en Pro no tardaron en exhibir su disgusto por la actitud de Jorge Macri. Sospechan que detrás de la jugada está el expresidente y primo del alcalde, quien puso en pausa el operativo para integrar a Pro y LLA ante una seguidilla de desplantes de la mesa chica de Milei: desde la nominación inconsulta del juez Ariel Lijo para ocupar una vacante en la Corte Suprema hasta la postergación de la negociación por un acuerdo integral de reparto de poder y cargos. Macri ya avisó que Pro firmará el Pacto de Mayo, pero sus lugartenientes leales ocultan cada vez menos sus diferencias con Milei. Le reprochan a la Casa Rosada la falta de apertura y, ante todo, el supuesto incumplimiento de acuerdos.
Los bullrichistas que ocupan sillas en la gestión de Milei ya edifican una línea de resistencia para sostener al Gobierno sin condicionamientos. Frente a los dichos de Jorge Macri, Federico Pinedo, titular de la Unidad G20, que depende de la Cancillería, salió a responder: “No hay cogobierno ni coalición de partidos, pero sí formamos parte muchos dirigentes con alto compromiso por el cambio”, sostuvo en la red social X.
Tan profunda es la crisis de identidad de Pro que el mapa de alianzas que dominó hace menos de un año la contienda interna entre Larreta y Bullrich ya voló por los aires. Por caso, Diego Santilli, Diego Valenzuela o Silvia Lospennato, quienes ocuparon cargos relevantes en el armado larretista, se transformaron en aficionados de las “fuerzas del cielo”. En tanto, excolaboradores o excandidatos del proyecto presidencial de Bullrich se convirtieron en críticos del Gobierno, como Laura Alonso o Nicolás Massot. De “halcones” a “palomas”. La lista se amplía en los extrapartidarios: Maximiliano Abad, Ricardo López Murphy, María Eugenia Talerico o Fabio Quetglas y José Luis Espert se alejaron de sus expresidenciables.
Quienes frecuentan a Bullrich también presumen que Jorge Macri requiere dar golpes de efecto y recomponer su identidad política ante los niveles de aprobación a la gestión de la Ciudad en las encuestas que circulan en la cúpula de Pro. Esos números -un 30% de percepción negativa- encendieron las alarmas entre bullrichistas y exlarretistas. En el macrismo admiten la inquietud, pero confían en revertir la imagen. Creen que el votante de Pro está enojado y es más exigente en el territorio porteño. No es casual que dispusieron “bajadas” de ministros a los barrios para escuchar reclamos y buscar soluciones. La táctica de la “cercanía”. “Este equipo es heterogéneo y no se conocía; recién vamos 143 días”, justifican en la sede porteña.
Además, los bullrichistas especulan con que Jorge Macri y su primo tienen “pánico” frente a la chance de que Milei y su hermana Karina apuesten a una eventual candidatura a senadora de Bullrich en la Capital en 2025. “Patricia nunca dijo que no: va a estar el lugar donde el Gobierno la necesite”, advierte un consejero de la ministra de Seguridad. Es más: creen que el macrismo hace correr la idea de que el expresidente podría competir en el bastión de Pro para contener el espíritu conquistador de los Milei y Bullrich.
Los estrategas del macrismo minimizan el poder de fuego de Bullrich. Creen que no logró consolidar una estructura interna en Pro, pese a que se quedó con cargos preciados en la lista de Macri, y que el armado de Karina no es una amenaza para sus intereses.
Lo cierto es que Jorge Macri se encamina a ser oficializado como nuevo titular de Pro en la ciudad. Y está claro que no aceptará que desafíen su autoridad en el distrito y Milei o Bullrich intenten imponerle los candidatos en las elecciones de medio término. En el primer anillo que rodea a Jorge Macri postergan esa discusión. Le cierran la puerta a una fusión, pero no descartan una integración vía una coalición o una interna en las PASO para dirimir liderazgos distritales. ¿Pro será la segunda marca y furgón de cola de los libertarios en caso de que Milei logre un éxito, o podría convertirse en socio de un eventual fracaso? Esa incógnita intranquiliza a Mauricio Macri, quien en la intimidad ha confesado a sus visitantes en las oficinas de Olivos que no ve imposible un eventual regreso al poder del partido que fundó.
Tensión por los fondos
A diferencia de Ignacio Torres (Chubut), otro mandatario de Pro, Jorge Macri no se enfrentó abiertamente hasta ahora con Milei. Incluso evitó por el momento endurecer su posición por el reclamo de coparticipación. Ya le avisó que en junio la situación financiera de la Ciudad podría verse comprometida ante la pérdida de recaudación por la caída de la actividad producto de la recesión y el impacto del desarme de las leliqs. En su entorno están alarmados por los efectos de la recesión en las calles de la ciudad.
En Uspallata repiten que hay un “compromiso” de Luis Caputo de habilitar los giros (debería depositar el 2,95%) cuando la caída del impuesto de las Leliqs que instauró Larreta no le permita a Jorge Macri compensar la pérdida de ingresos por el reparto de coparticipación. No obstante, dirigentes muy cercanos al jefe porteño temen que Milei recién cumpla la sentencia en diciembre. A partir de junio, comenzará otra etapa en la relación: es que Jorge Macri no descarta redoblar la presión por la vía judicial y política si no hay respuestas concretas de la Casa Rosada.