Jorge Capitanich: "No hay animosidad entre La Cámpora y los gobernadores"
El gobernador de Chaco, Jorge Capitanich, todavía no da por caído el proyecto de suspensión en 2021 de las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO). La iniciativa fue coordinada entre el presidente Alberto Fernández y los mandatarios provinciales y, a pocas horas de ser presentada en el Congreso, se enfrío. La clave está que, en Buenos Aires, Máximo Kirchner quiere que haya internas abiertas. "No es una cuestión de La Cámpora versus los gobernadores. No hay animosidad", dice el exjefe de gabinete de Cristina Kirchner a LA NACION.
En una entrevista con este diario, Capitanich repasó la decisión de rehabilitar la Liga del Norte Grande, un bloque de una decena de provincias que apunta a resolver "asignaturas pendientes" de esa región y también habló sobre la relación entre Fernández y la vicepresidenta Cristina Kirchner: "Es una convivencia ordenada. Cuando se está en el ejercicio de la responsabilidad puede se puede tener diferencia en algo, alguien o algunos".
–¿Por qué rehabilitaron ahora la liga de provincias del norte? ¿Es una herramienta para que los escuchen más?
–Esto fue una iniciativa que surgió en 1986 y en 1999 se terminó de constituir la integración regional. En 2004 se logró la configuración del estatuto del Consejo Norte Grande, que implica tres órganos (asamblea de gobernadores, junta ejecutiva y un coordinador del NOA y uno del NEA), pero la verdad es que desde 2008 no estaban las reuniones periódicas imprescindibles para lograr la plena vigencia. Ahora retomamos la agenda de trabajo, somos diez provincias que representan casi 30% de la superficie del país y entre 21% y 24% de la población total.
–Salvo Corrientes y Jujuy, son todas administraciones peronistas. ¿Cómo sumaron a la oposición?
–Cuando propiciamos volver a encontrarnos, estuvieron todos de acuerdo. Tenemos temas coyunturales, como la suspensión de las PASO y otras excluyentes en las que vamos avanzando con funcionarios nacionales, como es el subsidio para el transporte público y la necesidad de tarifas energéticas de carácter diferencial, ya que en el sur el gas de consumo residencial es más barato y en el norte no pasa lo mismo con la electricidad, pese a los calores intensos. También está el precio del combustible, que tiene un costo superior al de CABA y la necesidad de que se apliquen las contribuciones patronales diferenciales, que tienen impacto y promueve el fortalecimiento de las Pymes. Eso está en la Ley Solidaridad. Hemos hablado con los ministros (Mario) Meoni, con (Santiago) Cafiero, con (Eduardo) De Pedro. Por ejemplo, con el transporte esperamos tener un avance concreto el 22 de enero, cuando es la próxima reunión.
–¿Van por una nueva ley de promoción industrial?
–La región necesita un plan de infraestructura y de logística integrada; hemos planteado un plan para avanzar en un financiamiento de $30.000 millones para el desarrollo del Corredor Bioceánico del Norte, con su correspondiente infraestructura. Es clave para bajar costos y aumentar la competitividad sistémica. Con esas condiciones, el desarrollo regional no tiene techo: aquí hay riqueza de oro, cobre, litio, petróleo y gas, tenemos tabaco, miel, limón, soja, legumbres, cadenas cárnicas y una reserva estratégica de biodiversidad. Es una región que tiene que corregir asimetrías: está por debajo de la media del país en inversión por habitante. Se ha avanzado en distintos aspectos, pero quedan asignaturas pendientes y hay que darle continuidad en el tiempo.
–¿No hay un intento de recuperar terreno frente a Buenos Aires? La provincia que gobierna Axel Kicillof aparece como ganadora absoluta de asistencia por fuera de la coparticipación.
–Pretendemos actuar para bien de todos y no para mal de ninguno, como decía San Martín. La idea central no es generar un conflicto, sino generar una solución. El Presidente siempre dice que es el más federal de los porteños y que gobierna con los 24 gobernadores; con ese sentido federal afrontó los desafíos de la pandemia. El 2020 fue un año de transición, lo entendemos, pero en definitiva el norte no puede esperar. Una administración federal implica corregir asimetrías, aprovechar el potencial. Ese es el objetivo, más que el deseo de confrontar intereses distintos. Para construir una Argentina federal hay que ir por ese camino.
–Los gobernadores se unieron para pedir la suspensión de las PASO y el proyecto parece frenado. ¿Qué pasó?
–La verdad es que la agenda del Congreso está impregnada por una multiplicidad de temas, que no se dé ahora no implica que está descartado. Hay que propiciar un esquema de interacción entre oficialismo y oposición, independientemente del carácter federal de nuestra propuesta. La iniciativa surgió en los entretelones del Consenso Federal; hice una suerte de encuesta en boca de urna entre gobernadores y vices para ver qué opinaban y la verdad es que dio un consenso absoluto. Había matices, pero eran suspender, limitar o todavía posiciones de más dureza. En el almuerzo con el Presidente traje a colación el tema y redactamos un documento en el que expresamos nuestra posición. No lo doy por descartado, aunque admito que tampoco es que hoy haya consenso total. Por caso, Horacio Rodríguez Larreta tiene una posición discordante a la del resto de los gobernadores.
–Pero el freno no viene por ese lado, sino por el kirchnerismo duro. ¿Hay una suerte de gobernadores versus La Cámpora?
–Lo que puedo observar y que es razonable es que hay provincias que tienen las PASO como ley, como Chaco, y otras que no. Quiero saber si se van a mantener o no a nivel nacional, porque sería coherente que haya una única situación. Eso es objetivo, es razonabilidad política. Para nada es una situación de La Cámpora versus los gobernadores. No hay animosidad, hay que entender que se debe avanzar en la mejor decisión.
–Pero el Presidente avaló la idea de ustedes y ahora podría quedar en la nada…
–No, el Presidente fue muy concreto. Dijo que no era un proyecto del Poder Ejecutivo sino "de ustedes como gobernadores" y que debía pasar por el Congreso. Soy de aquellos que sostienen que no es posible cambiar las reglas de juego todo el tiempo, pero hay circunstancias de carácter excepcional. Tenemos que aprender a convivir con integrantes diferentes de la matriz política, no debe ser ni interpretarse como una guerra.
–¿Cómo evalúa el primer año de Fernández?
–El Presidente ha tenido aptitud para conducir los destinos de la república en un año muy difícil, tomó decisiones aceleradas. Nos tocó la peor parte. En Chaco, junto con Buenos Aires, tuvimos los mayores contagios en el arranque. No estábamos preparados y en estos meses se aumentó la capacidad sanitaria, se logró administrar la situación. No pudimos resolver el tema pero estamos en una transición: la vacunación y la aprobación de la terapia del suero equino nos abren un horizonte más previsible, pero no advierto un nivel de cuidado extendido en lo individual. Confío en que ya en estos meses los indicadores económicos serán mejores. El acuerdo con acreedores fue la plataforma para avanzar con el FMI y el acuerdo con el Fondo será la plataforma de la recuperación economía. Tiene que haber un shock en redistribución del ingreso porque hubo pérdida de salario real.
–¿Le preocupa la convivencia entre Cristina Kirchner y Fernández? Hay sectores preocupados por los ruidos…
–Es una convivencia ordenada. Cuando se está en ejercicio de la responsabilidad de gobernar se puede tener diferencia en algo, alguien o algunos. Los conozco muy bien y tengo aprecio por los dos. Sé de la responsabilidad compartida entre ambos, en que darán lo mejor de sí, pondrán lo mejor y la responsabilidad en un contexto difícil. Ahora habrá un cambio internacional con la asunción de Joe Biden en los Estados Unidos. Significará una redefinición de la agenda. No un giro copernicano, pero sí significativo. Biden y el Papa Francisco es una relación que hay que seguir, son dos líderes de alcance mundial: habrá una mirada para Latinoamérica más favorable, se reducirá la conflictividad.
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