Jerónimo Moyano: Hugo sumó a su último heredero a la mesa del poder
Jerónimo Antonio Moyano nació cuando su padre ya era uno de los sindicalistas más influyentes del país. El hijo menor de Hugo Moyano tiene 19 años e hizo recientemente su debut en la mesa del poder: el jefe camionero lo sentó hace algunas semanas junto con él y sus hermanos Pablo, Facundo y Huguito en las reuniones íntimas que el clan mantuvo con Alberto Fernández y Sergio Massa.
Hijo de Liliana Zulet, con quien Moyano se casó tras su segundo divorcio, Jerónimo vive con sus padres en un departamento de Barracas y estudia Derecho. No cumplió el deseo de su padre, que lo imaginó alguna vez graduado de médico. Hizo un año de Ciencias Políticas en la UADE, pero se volcó finalmente por las leyes, como su medio hermano Hugo Antonio, que es abogado laboralista y en cuya cartera de clientes se apilan sindicatos poderosos.
El más chico de los Moyano es muy familiero y suele ser un imán para reunir en un misma mesa a sus medios hermanos. Ama el fútbol y es fanático de Independiente, el club que preside su papá. Sin embargo, a veces acompañó a Facundo a ver a River. Con el diputado nacional, además, comparte algún picadito de fútbol y la afición por ejercitar los músculos en el gimnasio. Suelen ir juntos y les cuesta convencer a Huguito para que se sume a sus rutinas semanales.
Hace unos días, Hugo Moyano sorprendió cuando sumó al menor de sus hijos al asado con el que Massa los agasajó en Rincón de Milberg. Asistieron en tropa el líder camionero, Pablo, Facundo, Huguito y Jerónimo.
"¿Tenés novia?", le preguntó Massa, como para romper el hielo. El joven salió con una ocurrencia, según dos testigos de la cena. "Me gustaría tener varias", respondió con una media sonrisa. El anfitrión cerró con una sentencia: "Ah, sos como tu hermano Facundo". Hubo carcajadas. Luego se habló de fútbol. Y también de política.
En el encuentro con Alberto Fernández, hace un mes, Jerónimo jugó de local. Moyano no suele usar su hogar como búnker político, pero en su entorno creen que la excepción valió la pena: "Tuvimos en casa al próximo presidente", dijeron desde el clan sobre la visita del candidato del Frente de Todos al piso familiar de Montes de Oca y Uspallata.
Si se echa una mirada retrospectiva, Jerónimo aparecerá en los archivos en algún acto sindical cerca de su padre. Su debut, cuentan en la familia, fue el 15 de diciembre de 2011, una fecha marcada a fuego en el moyanismo y no solo porque se celebra el día del camionero. Aquella vez, ante una multitud de militantes reunidos en el estadio de Huracán, Moyano rompió su alianza de ocho años con el kirchnerismo y renunció a sus cargos en el PJ, al que calificó como "una cáscara vacía".
Jerónimo tuvo después más escenarios cerca de su padre y rodeado de sindicalistas. En el acto del 21 de febrero de 2018, en la avenida 9 de julio, lució una gorra blanca con la leyenda "Camioneros cien por cien". Aquella movilización se gestó a partir de la reactivación de las causas judiciales en contra de su padre.
De tez clara y ojos azulados, Jerónimo carga mayoritariamente con los genes de Liliana, su madre. Parte del poder que construyó Moyano se debe al asesoramiento de Zulet, según dirigentes gremiales y políticos.
De cepa empresarial, fue ella la mentora del holding de empresas vinculadas con el sindicato de choferes de camión. Moyano puede jactarse de tener hoteles en todo el país, una constructora (Aconra SA), un taller de ropa (Dixey SA), una prestadora médica (Iarai SA), y una aseguradora de riesgos del trabajo (Caminos Protegidos). Tal vez haya más.
A los 75 años, Moyano suele apoyarse mucho en sus hijos. Si bien hace dos semanas logró su octava reelección en el gremio de camioneros, comenzó a delegar cada vez más tareas y responsabilidades en Pablo, su heredero natural. La sucesión recaerá inevitablemente en él, como en una dinastía.
Si Pablo asoma como el heredero gremial, Facundo es el hijo más político del jefe camionero. Es muy probable que renueve el 27 de octubre próximo su banca de diputado nacional por el Frente de Todos. Tiene una fundación propia que elabora propuestas sobre libertad sindical, derechos laborales, transporte y educación vial, y repite desde hace años que uno de sus desafíos es modificar la imagen y los mitos que la sociedad construye sobre los sindicalistas.
Al otro Hugo Moyano le dicen "Huguito". El diminutivo no le quita injerencia ni poder. Tiene 35 años, es abogado laboralista y asesora legalmente a muchos gremios, entre ellos, al de los camioneros.
Jerónimo es el Moyano que faltaba sumarse al clan. Próximo a cumplir 20 años, podrá decir que tuvo su bautismo político en un asado en lo de Massa o quizás que cenó en su casa con el presidente.
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