Jeremías Cantero: “Puede haber alguna persona que incurra en algún apriete; si sucede en nuestra organización es separado”
En diálogo con LA NACION, el segundo del Polo Obrero se defiende de las acusaciones del fiscal Gerardo Pollicita, quien lo tiene en la mira por estar en lo más alto de un presunto esquema de extorsión
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El fiscal Gerardo Pollicita tiene una hipótesis y muchas pruebas para afirmar que existen al menos tres grupos de personas que administraban planes sociales y alimentos del Estado de manera extorsiva, en perjuicio de personas en situación de vulnerabilidad. Pero su sospecha es que eso es apenas un botón de muestra de un esquema más amplio y sistemático. Una idea similar a la del Gobierno, que en diciembre, a través del Ministerio de Seguridad que conduce Patricia Bullrich, habilitó una línea telefónica para denunciar extorsiones y a partir de la cual Pollicita recolectó testimonios, capturas de pantallas y conversaciones que comprometen a estos tres grupos de personas.
Uno de los principales apuntados en su investigación es Jeremías Cantero, referente del Polo Obrero en suelo porteño y mano derecha del líder de la organización, Eduardo Belliboni. Militante del movimiento trotskista desde 2010 y referente nacional desde 2018, Cantero, de 34 años, recibe a LA NACION en uno de los comedores que la organización tiene en Villa Soldati, luego de los allanamientos del pasado domingo.
El piquetero ignora el contenido de algunos de los chats, se despega de las acusaciones del fiscal y reconoce que la organización solicita “aportes voluntarios” para mantener a los comedores funcionando. También, que puede haber irregularidades en el manejo de los recursos.
–En la causa, el fiscal Pollicita sostiene que usted tiene una “participación relevante” en el funcionamiento de tres comedores asociados a “actividades ilícitas”. ¿Cuántos comedores tiene a su cargo?
–No tengo ningún comedor a cargo. Soy un vocero, quien lleva adelante los reclamos, fundamentalmente, en la ciudad de Buenos Aires, donde tenemos alrededor de 40 comedores. No todos tienen una asistencia por parte de la Ciudad, solo algunos. Acá, por ejemplo, estamos en uno. Tenemos alrededor de 10 o 12 comedores que reciben asistencia. El resto se sostenían con el alimento a granel que llevaba anteriormente [durante el gobierno anterior] el Ministerio de Desarrollo Social. Eso se eliminó.
–El contenido de los chats hace referencia a aportes exigidos coercitivamente.
–Cada comedor tiene su propia organización, su propia asamblea, sus propios delegados y cocineros, que son los encargados de organizar ese comedor. Por esta acusación, en relación a la reunión de recursos y aportes, ya ha habido una denuncia contra nuestra organización y no se llegó a ningún puerto. Lo que se realiza es un aporte voluntario [subraya] de hasta el 2%. Alguno podrá poner menos. Es para sostener el funcionamiento del comedor. Como cualquier club o sociedad de fomento, para funcionar se necesita reunir aportes de sus integrantes. Para que funcione el comedor se tiene que pagar un alquiler, se tiene que comprar un horno, una garrafa, distintos elementos de cocina. Porque nada de eso te lo provee el Estado. Inclusive la logística: tenés que alquilar un flete para traer los alimentos [que se dejan en galpones].
–¿Qué son las cápitas?
–Es este aporte voluntario que realizan los compañeros y compañeras que son parte de la organización.
–Los testimonios y pruebas que recabó la Justicia parecen dar cuenta de un sistema de premios y castigos montado para empujar a los beneficiarios a movilizar. Le leo uno de los mensajes: “Buenas noches compañeros estos son los que no van a retirar la mercadería porque tienen cero movilizaciones”.
–En un movimiento como el de las organizaciones sociales, que es muy masivo, puede haber alguna persona que incurra en alguna conducta de corrupción o de apriete. Si eso sucede en nuestra organización, es separado por la Asamblea, porque nosotros combativos los métodos punteriles. Ahora, lo que está sucediendo en los comedores, y es por lo que se están escandalizando los medios, es que hay listas de espera. Se llevaron cuadernos con listas de esperas de familias por las cuales se está reclamando un plato de comida. Porque en un comedor donde llegaban alimentos para 100 personas ahora llegan solo para diez. El Gobierno fuerza a ese comedor a decidir cómo distribuye esos alimentos: a quien prioriza, si al jubilado, si a una compañera con más chicos, etc. Los otros 90 quedan sin ningún tipo de asistencia. ¿Y qué se hace? [Con las listas de espera] se reclama al Estado porque el Estado es el que le sacó la comida a la gente, no la organización.
–Eso en cuanto a la lista de espera. Pero también se habla de sanciones. En uno de los allanamientos, la Justicia secuestró un cuaderno que lleva por título “sanciones” y que contiene distintos listados con nombres.
–A mí no me consta de ninguna sanción o multa. En nuestra organización no existe eso. Y como decía, si existe, la asamblea interviene y se separa al compañero o a la compañera que incurra en alguna conducta de apriete. Lo que existe es este trabajo muy organizado [señala a su alrededor, donde se encuentran trabajando media docena de mujeres]: hay un grupo de cocina que va rotando. Cada día cocina un grupo de cocina distinto. Es necesario que el grupo venga a trabajar, si no lo hace se recarga de trabajo al resto de los compañeros.
–A partir del contenido de los chats, ¿tomaron alguna decisión en ese sentido? ¿Apartaron a algún integrante del Polo Obrero?
–Permanentemente se realizan asambleas. Ha pasado que ha habido personas que incurrieron en alguna conducta de corrupción y que han sido se separadas de la organización.
–En el pasado, no a partir del contenido de esta investigación.
–Si hay algún tipo de denuncia contra alguien, por supuesto que vamos a intervenir. Se realizará la asamblea que corresponda y se separará a quien corresponda. Pero no a partir de esto [por la investigación]. Es el funcionamiento cotidiano de nuestra organización que enfrenta los métodos punteriles, de apriete, con la idea de generar una conciencia de lucha.
–En otro de los chats, un testimonio señala que le daban comida únicamente el día que iba a trabajar y que debía pagar la suma de 1000 pesos para recibir alimentos.
–Acá lo que existe es un esfuerzo enorme por organizar un comedor. En este comedor se asiste a 150 familias. Multiplicado deben ser más de 500 o 600 raciones. Por lo tanto, el grupo de cocina que viene tiene un laburo tremendo. Si falta una compañera se recarga de trabajo el resto. Los compañeros son muy estrictos con el cumplimiento de trabajo en la cocina porque sino no funciona el comedor. Como cualquier laburo. Y además el Estado te exige una contraprestación.
–Pero, ¿desmiente el pedido de plata?
–No, no. Se hace un esfuerzo enorme para reunir recursos. Si no, no se paga el alquiler. No se paga la garrafa. No se compra la olla, y el comedor se cierra. Hay algunos que no tienen ningún tipo de asistencia. Para funcionar están saliendo a pedir donaciones. Ahora, con eso no alcanza, para meter algo de verdura y algo de proteína en las ollas, dan una lucha por reunir los recursos. Si no, se cierra.
Puede haber alguna persona que incurra en alguna conducta de corrupción o de apriete. Si eso sucede en nuestra organización es separado por la Asamblea
–En los mensajes muchos beneficiarios del Potenciar aseguran estar castigados. ¿A qué se refieren? Otros dicen que los apartaron del reparto de mercadería por no asistir a las movilizaciones.
–Yo no vi ningún mensaje así. Lo que sí sé es que para que funcione el comedor se arman grupos de cocinas. Y cuando una compañera no puede ir, lo que se le propone es que venga otro día a recuperar, para poder organizar el comedor y además cumplir con la contraprestación.
–Le leo uno de los mensajes: “Patry quería saber si me toca la mercadería estoy castigada”.
–Yo desconozco esos chats. No sé muy bien a qué se refiere. En principio, pienso que viene por ese lado: una persona que no asistió a cumplir con la contraprestación y que, por lo tanto, va a recuperar otro día las horas de trabajo. Para que funcione el comedor y para cumplir con la contraprestación que exige el Estado.
–¿Qué es El Resplandor? En una conversación que mantiene con Gianni Puppo, ella le manifiesta a usted su temor a que los acusen por “lavado” de dinero. ¿A qué dinero se refiere?
–Todas las cooperativas, para su funcionamiento, presentan su balance de manera anual. Podés tener ingresos en el marco de algún convenio de trabajo, sea de limpieza o de alguna otra actividad productiva. Y de eso se tiene que hacer un balance anual, que se presenta ante la AFIP y ante la Justicia. En particular, esa cooperativa, año tras año, viene presentando estos balances y son aprobados. La preocupación que me plantea la compañera es cómo hacer el balance de manera correcta. Sin errores. Porque de eso depende el salario y el trabajo de muchísimos compañeros que trabajan en esa cooperativa.
–¿Cuántos convenios de trabajo tiene en El Resplandor?
–En este momento, uno solo. Un programa de limpieza en los barrios de la ciudad de Buenos Aires.
–¿Y a cuánta gente emplea?
–Alrededor de 50 trabajan en ese programa.
–En los allanamientos se secuestraron computadores, pendrives y pequeña sumas de dinero, pero en la casa de María Isola Dotti se encontraron 55.000 dólares. ¿Ese es dinero es del Polo Obrero?
–Cuando fue allanada la compañera, le mostró al personal que realizó el allanamiento que una suma importante de eso correspondía a un ahorro personal, por la venta de una casa que heredó de su abuelo. La otra parte es parte de un ahorro que teníamos para comprar un comedor, porque justamente los alquileres son carísimos. Tenían el objetivo de comprar una sede para dejar de alquilar. ¿Es ilegal que un club que una sociedad de fomento; que una organización, ahorre para comprar su sede su comedor? No hay ninguna ilegalidad.
–¿Sabe cuánto era de Dotti y cuánto del Polo Obrero?
–No me acuerdo exactamente. Sí que no nos alcanzaba. Porque comprar es carísimo. En la villa, a veces, es más caro que afuera.
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