Javier Milei y Mauricio Macri acordaron buscar “mejor coordinación” entre Pro y la Libertad Avanza, pero las diferencias continúan

La semana pasada, y a pesar de las milanesas compartidas, el clima se había enrarecido. Las versiones cruzadas posteriores, todavía fresca la derrota del Gobierno en el Congreso por los fondos reservados para la SIDE, no tardaron en aparecer. Por eso, y según pudo reconstruir LA NACION, la cena de anoche entre Javier Milei y Mauricio Macri en la quinta presidencial de Olivos, que duró una hora y media, sirvió para “bajar la espuma” y aquietar las aguas, embravecidas aún más desde el jueves pasado, cuando con los votos de Pro, una amplia mayoría opositora logró aprobar y convertir en ley la actualización jubilatoria. Una ley que Milei prevé vetar porque considera que atenta contra su plan económico.

En medio del hermetismo de ambos lados, cerca del expresidente confirmaron la realización el encuentro y agregaron, lacónicos, que había estado “muy bien, como siempre, en el plano personal todo perfecto”. También arriesgaron que, como conclusión, Milei y Macri “quedaron en seguir buscando mecanismos para trabajar con mejor coordinación”. Una admisión implícita de que el vínculo personal queda a salvo de las discusiones y diferencias entre ambos espacios, que siguen vigentes.

“No comieron milanesas, comieron entraña (...) el resto, como siempre, fue una reunión de amigos, excelente como siempre”, dijo el portavoz presidencial, Manuel Adorni, en su conferencia de prensa diaria en la Casa Rosada. Fuera de micrófono, cerca del Presidente insistieron en que se trató de una “cena de amigos”, en la que-como suele hacer el Presidente-también se habla de temas ajenos a la política, como el fútbol, un fanatismo que comparten. “Tienen en común que son de Boca y no les gusta (Juan Román) Riquelme”, acotaron voceros de la Presidencia, en referencia al actual presidente del club xeneize.

El martes pasado, en el mismo lugar, según pudo saber LA NACION, los mismos comensales habían discutido en torno a la cesión de fondos reservados para la SIDE, manejada a través de Sergio Neiffert por el asesor todoterreno Santiago Caputo, apuntado por Macri como parte de un “entorno tóxico”, como lo definió uno de los leales del expresidente. Mientras desde el macrismo aseguraron que Milei “reconoció” en privado que la cesión de fondos reservados “había sido un error”, desde el Gobierno salieron a acusar de “deslealtad” al expresidente. Milei, además, defendió a Caputo públicamente. Ayer, las amplias atribuciones del asesor (que controla otras áreas como YPF, el Ministerio de Salud y el de Justicia) también habrían sido parte de la charla.

Para evitar que las versiones encontradas compliquen aún más el vínculo institucional, voceros de ambos sectores evitar ahondar sobre lo conversado a solas entre el Presidente y su antecesor.

En la mañana del martes, Macri había encabezado un zoom con dirigentes de su partido, en el que dejó en claro que aún le dura el enojo con los propios senadores de su partido por haber votado a favor de la actualización de las jubilaciones, medida que rechazó en su cuenta de X, en la que además respaldó el eventual veto presidencial.

“La visión que Mauricio tiene del Gobierno sigue siendo la misma. Compartimos la visión pero hay problemas de implementación”, expresó uno de los participantes de esa reunión virtual, en la que Macri abordó algunos temas vinculados al armado de su partido en distintas provincias.

Más allá de la gestión, que Macri y sus referentes critican en algunas áreas sensibles, como por ejemplo Transporte, las elecciones de 2025, y como llegar a ellas, son hoy por hoy, uno de los motivos centrales de los desencuentros.

En coincidencia con la estrategia de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, Caputo cree, como dejaron trascender cerca suyo, que Macri debería resignar, si es que las tiene, sus aspiraciones a regresar al poder. Como defensor de su jefe Milei, Caputo cree que a Macri “no le queda otra” que apoyar el veto presidencial a la ley de jubilaciones, para no perder el crédito de su electorado. Y prevé ir captando, “por goteo”, a dirigentes de Pro, el partido que hoy preside Macri, con algunos dirigentes que considera valiosos de ese espacio.

El expresidente, en tanto, insiste en que la gestión mileista “tiene problemas”, confía en que varios de sus exfuncionarios podrían desempeñarse mejor que los actuales, y pretende que Pro mantenga su identidad en las elecciones legislativas del año próximo.

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