Javier Milei y la misión imposible de reordenar a la política argentina desde arriba de un tanque
El plan de los “cerebros” del Gobierno es rediseñar la política doméstica en torno al líder libertario, pero surgen traspiés; la historia detrás de la foto del desfile militar y las definiciones sobre la relación con Macri
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“¡Me voy a subir a un tanque!”. Parado en el palco principal, minutos después de que comenzara el desfile militar del 9 de Julio, Javier Milei les anunció a sus funcionarios que cerraría el evento arriba de un blindado. El Presidente le avisó, en especial, a su hermana Karina, que es la custodia del protocolo presidencial y la planner de sus apariciones públicas. Como dicen en el Gobierno, la que decide todo.
Múltiples testigos de la escena coinciden en que la foto del Presidente con Victoria Villarruel en el Tanque Argentino Mediano (TAM) no estuvo coreografiada de antemano. Que esa imagen, que conjugó a la perfección con el relato libertario y que llegó a la tapa del Wall Street Journal, se gestó ahí mismo, en pleno desfile de uniformados. Respecto a quién fue el ideólogo, en cambio, las versiones difieren. Algunos dicen que se le ocurrió al ministro de Defensa, Luis Petri, que ya tiene probado que el “juego de los soldaditos” tiene alto impacto en la opinión pública y que fue quien ejecutó la puesta en escena.
Pero hay quienes aseguran que quien implantó en Milei la idea del tanque militar fue Villarruel. Que ella hizo la inception y luego el Presidente le pidió a Petri que lo hiciera posible. Como sea, es probable que si la escena hubiera estado planificada de antemano, la vice se hubiera quedado afuera porque Karina Milei no suele reservarle a Villarruel un lugar protagónico. Por ejemplo, la semana pasada, en el homenaje a los Policías Federales caídos en el cumplimento del deber, la vicepresidenta había quedado excluida del paquete de fotos que distribuyó la Presidencia. Ese día, además, ella había pedido que le enviaran al Senado una imagen especial tomada por el fotógrafo presidencial, Víctor Bugge. Pero la postal nunca le llegó. La vice está cansada de esas situaciones. Y es astuta. Por eso -más allá del cuadro gripal que le permitió excusarse- a nadie le sorprendió su faltazo en el Pacto de Mayo en Tucumán y su reaparición triunfal durante el desfile militar.
De forma y de fondo
La cuestión del protocolo fue tema de conversación durante toda la semana en los corrillos oficiales. El disgusto de Mauricio Macri luego de su viaje relámpago a la Argentina para participar del Pacto de Mayo no pasó desapercibido en la Casa Rosada. Hubo funcionarios preocupados por saber si su malestar era real o solo una versión de los medios. En esa línea, Guillermo Francos -que había convencido a Macri para que viniera desde Europa- tuvo que salir a lanzar rayos pacificadores hacia el líder de Pro. En sucesivas entrevistas, el jefe de Gabinete ponderó el esfuerzo logístico del expresidente y resaltó que Milei saludó especialmente a su antecesor apenas lo vio en Tucumán.
Milei quiere estar bien con el titular de Pro. Quienes conocen al mandatario y a su antecesor analizan que no se trata solo de conveniencia política. Hay algo del orden de lo personal, de la experiencia compartida en la soledad del poder. Macri percibe esto y entiende que los cortocircuitos no son con el jefe del Estado sino con su mesa chica de decisiones, integrada por Karina y por el estratega Santiago Caputo. La primera cree que Macri ya tuvo su hora y la desaprovechó, porque naufragó en el gradualismo. El segundo considera que quien mejor representa el “cambio” es Milei y que Pro no tiene más opción que apoyar al Gobierno para no traicionar a su base electoral. Por eso, ninguno de los dos quiere reverenciar a los amarillos.
Un asesor clave del Gobierno lo planteó así: “Es fácil. Karina y Santiago no quieren regalarle poder a Mauricio. Y Mauricio no quiere regalarle su partido a La Libertad Avanza. Las dos partes tienen un punto y en esa ambivalencia vivimos hace siete meses. La duda es cómo llegamos a 2025″.
Con ninguna de las dos terminales dispuestas a bajarse el precio, en las semanas previas habían existido algunos intentos de acercamiento. Macri hizo su parte cuando eligió como presidente de la asamblea partidaria de Pro al diputado Martín Yeza, que además de ser un referente joven y leal conoce desde hace 15 años a Santiago Caputo y siempre tuvo muy buena sintonía con él. Fue una señal sutil, pero estratégica. La Casa Rosada, por su parte, comenzó a transmitir en distintas reuniones que sería positivo que La Libertad Avanza y Pro avancen con un interbloque en Diputados.
El episodio de Tucumán sumó interferencias, todas en el orden de lo anecdótico. Firmar el “Acta de Mayo” o ser mencionado especialmente por Milei durante el evento (el discurso del Presidente generó un mal humor generalizado porque fue demasiado largo y la madrugada estaba helada) no es lo que más lo desvela al titular de Pro. Lo realmente importante para él es que el Gobierno comience a pagar la coparticipación de la Ciudad en el porcentaje previsto por el último fallo de la Corte. Es decir, que la gestión de Milei demuestre en los hechos que Pro es un aliado valioso. Y, en definitiva, que remita los fondos para mantener saludable a la caja de la Ciudad, que es la principal vidriera que hoy tiene el macrismo.
En la Casa Rosada aseguran que ya existió un “pacto de caballeros” con Jorge Macri por la coparticipación. Y en la Ciudad dicen que ese acuerdo de palabra era que Nación comenzara a pagar el flujo a partir de junio, pero que no lo hizo. El intendente porteño cruzó unas palabras sobre este tema con Luis Caputo en la noche fría de Tucumán. La fecha clave -que puede sellar el futuro de la relación con los Macri- es el viernes próximo. Ese día está previsto que el ministro de Economía reciba al jefe de gobierno porteño en el Palacio de Hacienda para saldar la cuestión de los fondos.
Masterplan
El masterplan de La Libertad Avanza excede a la relación con Pro. El objetivo último de los “cerebros” que trabajan a la sombra del libertario es reorganizar a toda la política argentina en torno a Milei. Es decir, cambiar la vieja antinomia kirchnerismo-antikirchnerismo por una nueva polarización: mileísmo-antimileísmo.
Para suplir su debilidad legislativa y territorial, desde el día uno la Casa Rosada generó acontecimientos, “hitos”. De ese modo, garantizó la centralidad de Milei y obligó a los actores políticos a decidir de qué lado están. Pasó primero con la Ley Bases y después con el Pacto de Mayo. Desde Balcarce 50 siempre hacen convocatorias abiertas (a Tucumán invitaron hasta a Cristina y Máximo Kirchner) con la idea de sembrar la disyuntiva. Para el kirchnerismo es muy fácil decidir. Pero para otros dirigentes, la situación es más incómoda.
Con esta táctica, Milei logró juntar en Tucumán a 18 gobernadores. No es poca cosa. Sin embargo, la foto del 9 de Julio no necesariamente exhibe aliados incondicionales al Gobierno. Los siete meses de gestión ya generaron un desgaste en los vínculos y los apoyos siguen siendo de ocasión. Algunos mandatarios provinciales rebeldes, incluso, incumplieron el código de vestimenta y no llevaron traje oscuro. Ahora se instaló como nuevo elemento el “Consejo de Mayo”, que deberá ser integrado por representantes de distintas instituciones, el gremialismo y el empresariado. La convocatoria despierta poco entusiasmo en la política silvestre. “Somos conscientes de que sólo vamos a tener aliados circunstanciales, y está bien”, admitió un importante colaborador de la Casa Rosada.
En Balcarce 50 sobrevuela la ilusión de que el peronismo, que todavía no encuentra un líder que aglutine a sus partes, se desgaje en el Congreso y que eso ponga en una situación de ventaja a los libertarios. También está la intención de comprometer a Pro con un interbloque, una figura que es pura ganancia para La Libertad Avanza. Esta semana estaba pautada una reunión en la Casa Rosada con los bloques “amigables” de Diputados para fijar la agenda parlamentaria del segundo semestre. Pero tuvo que ser postergada porque no estaba el clima dado. Milei sigue siendo un líder de ultraderecha y sus acuerdos son endebles e inestables.
Los retos políticos que tiene el Gobierno se solapan con el desafío más importante de todos, el de la administración. Francos comenzó a poner en valor a la gestión en sus apariciones públicas. “¿Esto no es gestión? Digo, ¿no es gestión haber terminado con los 15 puntos del PBI de déficit fiscal y financiero? ¿No es gestión o eso se hace mágicamente? No fue magia, como decía Cristina”, dijo. Los libertarios saben que deben demostrar efectividad para mejorar la situación de la gente. Sobre todo si la salida del cepo tiene que esperar a que la inflación llegue a niveles “cercanos a cero”, como dijo Milei. “Si no podemos salir del cepo ahora tenemos que facilitarle la vida a los argentinos con otras cosas”, se sinceró un colaborador de la Casa Rosada.
En ese contexto, esta semana fue llamativo el volumen que se le dio a la conferencia de prensa del secretario de Turismo, Daniel Scioli y su par de Transporte, Franco Mogetta, para anunciar promociones y pasajes en cuotas para las vacaciones de invierno. Por insistencia de Scioli, al acto se sumaron Francos, “Toto” Caputo y hasta el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger. Una foto para la Historia. El flamante funcionario compensó la medida -atípica para los manuales libertarios- al presentar su política de “cielos abiertos”, que desregula la actividad aerocomercial.
En el Gobierno quieren machacar con esa agenda. Está en elaboración un nuevo proyecto de ley para insistir con la privatización de Aerolíneas Argentinas. Y buscarán mostrar avances concretos con las privatizaciones con el caso de Corredores Viales SA.
Mientras sus colaboradores apelan a la creatividad para sostener la centralidad, Milei reincidió con un viaje al exterior de carácter no oficial. La invitación al “campamento de verano” de Sun Valley le resultó irresistible, pese a que meditó la conveniencia de la misión durante algunos días. “Voy a encontrarme con los empresarios más grandes del mundo”, dijo el jueves en el Patio de las Palmeras de la Casa Rosada. Para llegar a tiempo a Idaho, Presidencia alquiló un avión chárter de la empresa Flyzar, la misma que que le opera el avión particular a Lionel Messi. El Gulfstream que lo trasladó tiene grabado la silueta de un león. Pese a todo, la estética libertaria sigue intacta.
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