Javier Milei le pedirá a Gerardo Werthein reducir a la mitad el personal de la Cancillería
El Gobierno ya había anunciado una “auditoría ideológica”; hubo una reunión con Sturzenegger para instrumentar el ajuste
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El presidente Javier Milei le pedirá al nuevo canciller, Gerardo Werthein, que ponga en marcha la anunciada “purga” en Cancillería y que, en algunos sectores del Gobierno, estiman que puede alcanzar a la mitad de los integrantes del cuerpo diplomático.
Así lo anticiparon a LA NACION altas fuentes del Poder Ejecutivo, horas antes de la jura de Werthein como ministro de Relaciones Exteriores, que se concretó a las 18.30.
Precisamente, Werthein reemplazó a Diana Mondino tras el voto a favor de Cuba y en contra del embargo impuesto por los Estados Unidos. Esa votación dejó a la Argentina en la vereda opuesta a Estados Unidos e Israel, los principales aliados en la política exterior del gobierno libertario.
Ese voto en las Naciones Unidas precipitó la crisis en la Cancillería. Aunque en la Casa Rosada evitan dar nombres propios, las primeras salidas estarán directamente vinculadas a quienes estuvieron en la cadena de responsabilidades del voto argentino a favor de Cuba.
“Los primeros en salir serán los que estuvieron involucrados en la línea de responsabilidad detrás del voto”, aseguraron a LA NACION fuentes muy cercanas al presidente.
Además de la purga, en el Gobierno aspiran a “reducir a la mitad” la planta de seis mil empleados que compone el Ministerio de Relaciones Exteriores. Para eso ya hubo charlas y encuentro entre Werthein y el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger. Los conocedores de ese encuentro aseguraron que, pese a la aspiración de reducir en un 50% el número de empleados, el Ejecutivo deberá evaluar las condiciones de contratación y cuáles son las posibilidades reales de removerlos.
“Federico y Gerardo ya están trabajando en un rediseño de Cancillería”, completaron esas fuentes. “Desde el mismo momento que Javier (Milei) le avisó a Gerardo que iba a ser el nuevo canciller, él y Federico trabajan en la nueva estructura”, detallaron.
El Gobierno ya había anunciado que iniciaría una auditoría sobre diplomáticos para “identificar las agendas enemigas de la libertad”.
“La República Argentina defenderá los mencionados principios en todos los foros internacionales en los que participa y el Poder Ejecutivo iniciará una auditoría del personal de carrera de la Cancillería, con el objetivo de identificar impulsores de agendas enemigas de la libertad”, detallaron en el comunicado dado a conocer poco después de la salida de Mondino.
La medida apuntó y apunta contra aquellos en Cancillería que apoyaron la decisión de Mondino y el resto de la planta de la cartera. En Casa Rosada están convencidos que “juegan en contra de las ideas del presidente” y hasta se ilusionan con reducir embajadas en algunos países y poner “agencias” de representación del país en lugares donde creen que no amerita tener los costos de las sedes diplomáticas tal y como se las conoce actualmente.
Tal como consignó LA NACION, antes de la salida de la canciller, el apoyo a Cuba se había justificado porque era un ejercicio de pragmatismo de cara al objetivo diplomático de la recuperación de las Islas Malvinas: en algún momento la Argentina necesitará votos por la soberanía de las mismas.
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