Javier Milei, entre el legado kirchnerista que empeora y los peligros de su visión del poder
En la última semana, el kirchnerismo le dio letra a las huestes libertarias; el impacto de la crisis de Venezuela y la reaparición de Mauricio Macri
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Javier Milei enfrenta hoy dos ventajas y dos abismos. De un lado, la ventaja que le sigue dando el kirchnerismo de distintas caras: Cristina Kirchner y Alberto Fernández le hacen fácil al Gobierno la percepción de que por el momento no hay alternativa al mileísmo. El legado kirchnerista sorprende: empeora con el correr de los meses aún fuera del poder. Cada mes que pasa, el kirchnerismo adelgaza sus autopercibidos logros irremediablemente.
Ahí tallan como datos recientes el posicionamiento de Cristina Fernádnez respecto de Venezuela y las tribulaciones de Alberto Fernández, con el avance judicial de la Causa Seguros y, ahora, la sospecha de que habría ejercido violencia de género sobre Fabiola Yáñez.
Tan inquietante es ese tema que el propio perokirchnerismo que protegió a los suyos ante denuncias de violencia de género, ahora expone al expresidente sin vueltas: Mayra Mendoza fue la primera en definirse con dureza respecto del expresidente Fernández. “Tiene todas las características de poder haber ejercido violencia de género”, lo destrozó por radio este lunes. Detrás de esa salida pública, algunos leen la venia de su conductora política, la expresidenta. Mendoza está tan cerca de Cristina Kirchner que fue parte de la mínima comitiva que la acompañó en el viaje a México el fin de semana, junto a otras tres mujeres, la senadora mendocina Anabel Fernández Sagasti, la intendenta de Moreno, Mariel Fernández, y la coordinadora de formación del Instituto Patria, Claudia Bernazza, además del senador Oscar Parrilli.
El lunes, la expresidenta aprovechó para subrayar significativamente el avance de las mujeres, en este caso en política. “Es tiempo de mujeres, dijo AMLO”, citó Kirchner en X.
Es tiempo de mujeres, dijo AMLO.
— Cristina Kirchner (@CFKArgentina) August 5, 2024
Anoche nos reunimos con senadoras, diputadas, alcaldesas y militantes de Morena. pic.twitter.com/TwuEUBzk2g
Las diferencias de Cristina Kirchner respecto del modo en que conduce su vida privada el expresidente Fernández se hicieron públicas en el pasado. En julio de 2022, en su discurso de Ensenada, hizo una alusión irónica que se interpretó en ese sentido. “Cualquiera puede leer mi celular. No sé si todos pueden decir lo mismo”, ironizó entonces sobre los chats privados del Presidente.
Alberto Fernández enfrenta un problema mayúsculo y delicado a partir de sus chats y de los de su secretaria María Marta Cantero: aunque su vida familiar es un asunto privado y la violencia de género es un delito de instancia privada, en su caso lo privado se vuelve un tema político. Le pasó con la celebración del cumpleaños de Yáñez en Olivos en plena violación de las reglas que Fernández mismo había impuesto desde la presidencia. Una vez más, queda expuesto a una lectura que subraya una brecha fundamental entre la política de Estado que defendió públicamente y sus creencias y decisiones más personales. Sobre esa dimensión política, los libertarios construyen su ventaja competitiva a la hora de consolidar batallas culturales. Los libertarios de X y el mismo Presidente hicieron énfasis en ese sentido y ridiculizaron el ministerio de la Mujer creado en su presidencia y el apoyo de Alberto Fernández a la causa feminista.
En la última semana, el kirchnerismo le dio letra a las huestes libertarias en tres aspectos: en la doble vara de su feminismo, de su política de equidad, atravesada por la corrupción, ahora con el Caso Seguros en el centro de la escena, y en su defensa de la democracia y de los derechos humanos, con el silencio inicial de Cristina Kirchner sobre el drama venezolano. El sábado, cuando finalmente habló, Fernández ensayó un malabar retórico para trazar una distinción entre el legado de Chávez y las prácticas políticas de Maduro. Expertos venezolanos relativizan esa distinción y plantean el inicio de las violaciones de la institucionalidad y la manipulación de la racionalidad económica para eternizarse en el poder desde la llegada al poder del mismo Chávez.
La organización del evento mexicano suma más datos que dejan mal parado a la izquierda latinoamericana. Entre los organizadores mencionados por Cristina Kirchner, está la Fundación Plebeya, una ONG vinculada en Chile con otra fundación que fue centro de un escándalo político en la izquierda chilena, cuestionada por el mismo presidente Gabriel Boric, cuando todavía era candidato.
Se trata de la fundación Chile Movilizado, una ONG “fantasma”, según el diario La Tercera, creada por la dirigente Karina Oliva, del Partido Comunes, para triangular 120 millones de pesos chilenos como pago por supuestos trabajos de consultoría, que en realidad fueron usados en su campaña electoral para senadora en 2021. Comunes integraba el frente Apruebo Dignidad que llevó a Boric a la presidencia.
“No puede haber enriquecimiento con plata pública”, sostuvo Boric en aquel momento y le retiró su apoyo a Oliva. Ante la investigación judicial, Chile Movilizado buscó ser absorbida por la Fundación Plebeya.
En abril de este año, el mismo Parrilli que acompañó a Cristina Kirchner en México firmaba un acuerdo de cooperación con la Fundación Plebeya en su calidad de director del Instituto Patria.
El kirchnerismo no es el único que le da letra a Milei y sus seguidores. La prensa española señala que el expresidente del gobierno de España José Luis Rodríguez Zapatero, cercano al régimen de Maduro y al kirchnerismo más convencido, intenta negociaciones para que el Grupo de Puebla no hable de fraude en Venezuela. El Partido Popular busca escalar el tema hasta la Unión Europea y pedirle su comparecencia ante el Parlamento europeo para que explique su silencio como observador de las elecciones venezolanas.
Protagonismo de Macri
Del lado de las ventajas, Milei también tiene al peso liviano de Pro y de Mauricio Macri, todavía desdibujado en la opinión pública a pesar de su regreso político la semana pasada. La vuelta del eje Venezuela organizando otra vez la polarización en la Argentina y en América Latina le devolvió protagonismo a Macri: hace diez años, fue el político que asumió más claramente esa bandera.
Parte de la identidad política del Cambiemos de 2015 se constituyó en torno a los riesgos de una “venezualización” de la Argentina en caso de ganar el kirchnerismo en aquellas elecciones. Sin embargo, la temática no alcanza para quitarle el protagonismo a Milei, que también se beneficia con el regreso a la escena de esa polarización centrada en la condena o el apoyo al régimen chavista.
Los abismos frente a los que se para Milei también son dobles. Desde fuera de la Argentina, la crisis financiera se presenta inquietante. Los gobiernos de América Latina podrán ser buenos o malos, pero sobre todo son dependientes de los contextos externos. No importa cuán eficiente sea una gestión, esas variables externas suelen ser inmanejables. En el Gobierno, leen en la corrida financiera global de estos días un dato optimista: ven en la demora del cepo, que tanto le venían reclamando las estrellas de la ortodoxia económica argentina, como Domingo Cavallo, entre otros, la mejor decisión: la posibilidad de tener el timón bajo control justo en medio de la tormenta. Para ser libertarios, mejor esperar los tiempos de paz financiera global.
Del lado local, dentro del Gobierno, están los riesgos propios de la lógica con la que opera el poder en versión Milei. Hay un riesgo creciente en ese sentido: que su construcción de poder muestre el germen de una lógica política que en un futuro no muy lejano lo deje más cerca de democracias de baja intensidad. El peso de Santiago Caputo, el funcionario sin cartera y una influencia poco institucionalizada; la nueva SIDE y los fondos reservados en disputa y el avance sobre la Corte con la nominación del juez Ariel Lijo abren dudas sobre la calidad del proceso político que puede estar iniciándose con la presidencia de Milei.
En ese punto, Macri tiene una ventaja frente a Milei en su condena a la postulación de Lijo, una de las decisiones que generan más interrogantes. ¿Por qué? Esa es la gran pregunta que cae sobre algunas decisiones de Milei que desafían la institucionalidad más republicana. Contradicen su batalla cultural de depuración política y no suman a su racionalidad económica. El futuro traerá respuestas. Pueden no ser las mejores.
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