Javier Milei avanza en la preparación de una cumbre de apoyo a Zelenski en Buenos Aires
Desde la Cancillería aseguran que hay “sondeos” con mandatarios del continente para que concurran a dar apoyo al presidente de Ucrania; Brasil y Lula, las mayores incógnitas
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La pirotecnia verbal del presidente Javier Milei volvió a generar un conflicto de política exterior que sorprendió incluso a varios de sus propios funcionarios. Como ocurrió con China y Brasil durante la campaña, el Presidente generó un conflicto diplomático con Colombia, al tildar en una entrevista al presidente Gustavo Petro de “comunista y asesino”.
El inesperado frente abierto con Colombia llega mientras desde la diplomacia nacional se avanza de modo concreto en la organización de un proyecto ambicioso y contradictorio con esa pelea: hacer en Buenos Aires una trascendente cumbre de presidentes y líderes del continente en apoyo al presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, en su desigual conflicto bélico contra la Federación Rusa de Vladimir Putin.
La idea, comentan desde el Gobierno, empezó a cocinarse el 10 de diciembre pasado, cuando Milei estrechó la mano de Zelenski en Casa Rosada, durante los actos de su asunción como Presidente.
En el encuentro que tuvieron a solas, y jugado en apoyo a la causa de Ucrania en su lucha contra la invasión de Putin, Milei prometió a su par encargarse de la organización de una conferencia regional de apoyo en la batalla política y diplomática que lleva adelante el ucraniano desde hace casi dos años. Un mes y medio después, a través de la Cancillería y en paralelo a la atención de otros asuntos urgentes, el Gobierno avanza en la concreción de ese encuentro, previsto en principio para el segundo trimestre de este año, aunque la posibilidad de algunas ausencias notables ponen en duda el éxito de la iniciativa.
Desde la Cancillería dejan en claro que la voluntad de Milei de organizar la conferencia está “más que viva”. Destacan la reciente participación de una delegación argentina en la cuarta conferencia internacional sobre Ucrania, llevada a cabo en el contexto del Foro Económico Mundial de Davos, y donde asesores de seguridad nacional de 80 países discutieron la llamada “fórmula de paz” planteada por Zelenski, para poner fin al conflicto.
Allí, aseguran fuentes diplomáticas, se reforzaron los “contactos” con otros líderes regionales, a fin de tantear su disposición a participar del proyectado encuentro, que Zelenski necesita como el agua en tiempos en los que Estados Unidos y Europa demoran la ayuda económica que el presidente ucraniano necesita para continuar las acciones bélicas con alguna chance de triunfo.
“Estamos viendo como sigue el tema Estados Unidos, cuyo apoyo a Ucrania parece más retórico que otra cosa, y lo mismo pasa con la UE y su paquete de ayuda a Ucrania”, comenta uno de los miembros del equipo de la canciller Diana Mondino, al tanto de las conversaciones.
En el marco de las especulaciones previas, y en el contexto del Mercosur, los presidentes de Uruguay, Luis Lacalle Pou, y de Paraguay, Santiago Peña, que también se vieron con Zelenski en diciembre, estarían en condiciones de participar de esa eventual convocatoria, y podrían también sumarse-según fuentes diplomáticas-los presidentes de Ecuador, Daniel Noboa, y de Perú, Dina Boluarte, aún sin confirmaciones oficiales. Nadie descarta al chileno Gabriel Boric, con posiciones heterodoxas en muchos temas, y al salvadoreño Nayib Bukele, único posible representante de centroamérica y el Caribe, mayoritariamente en favor de las posturas de Putin.
Pero las dudas mayores pasan por Luiz Inácio Lula da Silva, el presidente brasileño hoy volcado a su alianza con los BRICS, que incluye a Putin, además de China, Sudáfrica e India, y que evitó la foto con Zelenski durante la gira del mandatario ucraniano por el continente.
“No es viable una convocatoria con una representación asimétrica, hay que mantener los contactos, pero claramente sería un problema”, conceden desde el Palacio San Martín, dónde no esconden que el vínculo con Brasil no pasa de la frialdad política, más allá de los esfuerzos del embajador en Brasilia, Daniel Scioli, por acercar a los hoy lejanos Milei y Lula. El propio Scioli está, por estos días, a la espera de una definición sobre su futuro, que podría estar dentro del gabinete, como secretario de Ambiente, Deporte y Turismo.
“Lula no va a venir, simplemente no es posible”, afirmaron a LA NACION desde uno de los países cuyo presidente tiene voluntad de participar de una eventual cumbre.
La factible ausencia de Brasil (a la que se sumarían otras previsibles como las de Petro y del boliviano Luis Arce, aliados de Rusia y China en el continente), complica los planes de los organizadores argentinos, mientras desde la embajada de Ucrania en Buenos Aires prefirieron no confirmar ni desmentir la posibilidad de una cumbre que ayudaría a Zelenski a salir del estancamiento en el que parece haber caído la causa de Ucrania, en su feroz disputa con Moscú.
Mientras piensa en el impacto de una cumbre con Zelenski en la escena internacional, Milei ya se prepara para la gira que lo tendrá en Israel (6 al 9 de febrero), Italia (el 11 de ese mismo mes), y su proyectado encuentro con el papa Francisco, al día siguiente.
Sin embajador designado en el Vaticano, el Gobierno prepara algún anuncio en ese sentido. Aparece allí la figura del diplomático de carrera Pablo Beltramino, uno de los candidatos a ser embajador en la Santa Sede, pero a la vez no descartado para ocupar el lugar de secretario de Culto. En ese puesto, Mondino anunció hace diez días el nombramiento del ex diputado de Pro neuquino Francisco Sánchez, que ya ocupa ese rol pero cuyo nombramiento aún no ha sido oficializado. Las declaraciones de Sánchez contra el Papa Francisco, y sus comentarios al menos agresivos hacia el judaísmo y el Islam generaron rechazo e incomodidad, y aunque el ahora funcionario salió a dar explicaciones, las dudas no quedaron del todo despejadas.
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