Itatí y Empedrado, dos ciudades sacudidas por el narcotráfico
Ambas localidades tienen a exintendentes presos; están jaqueadas por redes delictivas y el contrabando
CORRIENTES.- Itatí y Empedrado están separados por 123 kilómetros, pero unidos por puntos oscuros: dos de sus exintendentes -Natividad "Roger" Terán y Juan Manuel Faraone- están presos por narcotráfico.
Ambos están imputados en la llamada causa Sapukay, que es la más grande y profunda de la historia de Corrientes, donde una investigación encabezada por el juez federal Sergio Torres -que asumirá próximamente en la Suprema Corte de Justicia bonaerense- escarbó en las complicidades políticas y judiciales que garantizaron que un holding narco liderado por Federico Marín, alias Morenita, usara esa zona de Corrientes como puerta de entrada para la marihuana que se produce del otro lado del río Paraná, en Paraguay. Ese estupefaciente se distribuía luego en siete provincias.
Itatí y Empedrado comparten también otras de las contraindicaciones de su historia ligada al contrabando y devenida luego, por los mismos canales ilegales, al narcotráfico: la pobreza. Más allá del turismo vinculado a la pesca, ninguna de estas dos localidades, que están asentadas sobre la ribera del Paraná, tiene una herramienta productiva, más allá del Estado como árbitro del empleo.
Un estudio del Observatorio Argentino de Drogas, dependiente de la Sedronar, publicado en 2017 señala que el 81,5% de los hogares de Empedrado, que reúnen 9500 habitantes, tienen las necesidades básicas insatisfechas. Pero una de las cifras que más alarman es que 1621 personas son analfabetas (11,31 por ciento).
En Itatí, donde funcionaba el núcleo duro de la banda de Morenita Marín, el vicario de la basílica, Derlis Denis Sosa, acentuó una explicación tras la captura de este clan narco: "La pobreza lleva a nuestra gente a la oscuridad de los narcos".
No solo los narcos se enriquecían con el tráfico de marihuana desde Paraguay, sino que también parte del pueblo subsistía con ese engranaje, como la red de jóvenes en moto y con canoas -provistos con celulares Nokia 210, uno de los pocos que captan la señal allí- que hacían de vigías durante las 24 horas. En Itatí los apodan chajá, como el pájaro que larga un sonido estridente cuando está en peligro.
En el barrio Ibiray, al sur de Itatí, nacen centenares de senderos que desembocan en el río y servían para trasladar la marihuana. Hay algunos por los que apenas pasa una persona. En ocasiones, como han detectado los investigadores, la droga se llevaba a pie desde la costa hasta una nueva zona de acopio en el pueblo o hasta el vehículo que esperaba el cargamento controlado por Morenita Marín. Los "bagayeros" eran grupos de hasta cinco personas que llevaban dos bultos de 20 kilos cada una colgados en las espaldas. Los que llevaban la marihuana iban custodiados por jóvenes armados con pistolas y escopetas o machetes.
Morenita Marín construyó su casa a 300 metros de allí, en una zona de monte, donde edificó las caballerizas para sus caballos de carrera. A pocos metros está la casa familiar de los Aquino, donde vivía Hernán, hermano del viceintendente Fabián Aquino, quien fue detenido con 521 kilos de marihuana junto con Vanesa Sosa, hermana de una concejala.
Vecinos pesados
El vecindario narco se completa con la casa de Luis Bareiro, uno de los más pesados, preso desde abril de 2017, cuando, en un operativo de la Prefectura Naval, fue detenido en el barrio Ibiray. En su vivienda encontraron más de un millón de pesos y armas. También fueron secuestradas dos lanchas que la banda supuestamente utilizaba para cruzar la marihuana desde la costa paraguaya.
El exintendente Terán, del Partido Justicialista, quien fue detenido en marzo de 2017, era parte clave en esta trama, junto al viceintendente Fabián Aquino, que provenía de una alianza con Cambiemos. También fue detenido el comisario del pueblo Diego Ocampo Alvarenga, a quien le secuestraron en el cajón de su escritorio en la comisaría un pan de marihuana. Otro miembro de las fuerzas de seguridad involucrado es el gendarme Gabriel Alcaraz, acusado de avisar por dónde debían ir los autos y los camiones cargados con marihuana.
Aquino también se comunicaba con el gendarme Joselo Borja, también preso en esta causa, quien era el yerno del exintendente de Empedrado Juan Manuel Faraone, un hombre que participaba de la red de narcotráfico con la ventaja de tener llegada al ex juez federal de Corrientes Carlos Soto Dávila, detenido con prisión domiciliaria y acusado junto a sus secretarios Pablo Molina y Federico Grau, y un grupo de abogados, de cobrar sobornos de este grupo narco a cambio de lograr beneficios en la Justicia.
Faraone, según reveló uno de los arrepentidos en la causa, rendía homenaje a varios eslabones de esta red narco, incluidos el juez y los secretarios del juzgado, en un yate en Paso de la Patria.
"El exintendente de Empedrado daba protección para que la organización pudiera funcionar", reveló una fuente de la investigación. Faraone fue intendente de Empedrado entre 1991 y 1997, de la mano de los partidos Liberal y Nuevo, pero a pesar de que estuvo alejado de los cargos públicos desde ese momento siguió teniendo una fuerte relación en el plano político. Desde hace unos años, Faraone manejaba el mercado central de la localidad de Fontana, limítrofe con Chaco, donde tenía una flota de camiones.
La detención de Faraone abrió otro capítulo en esta trama. Se sospecha que es un actor clave en la banda, ya que a través de contactos políticos en esa provincia, y con las fuerzas de seguridad y en la Justicia Federal, garantizaba una protección para que funcionara el canal de tráfico de marihuana.
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