Italia condenó a Astiz a prisión perpetua
El fallo judicial dispuso esa misma pena en ausencia a "El Tigre" Acosta, Vañek, Vildoza y Febres
ROMA.- Hubo aplausos, lágrimas y mucha emoción ayer en la tétrica aula búnker de la cárcel de Rebibbia, donde, en un fallo considerado aquí "histórico", la justicia italiana condenó a prisión perpetua a cinco ex miembros de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), hallados culpables de secuestro, tortura y homicidio voluntario y premeditado de tres ciudadanos de origen italiano durante la dictadura militar.
Se trata de los ex oficiales de la Marina Alfredo Astiz, conocido como "El Angel Rubio"; Jorge Eduardo Acosta, alias "El Tigre"; Antonio Vañek; Jorge Raúl Vildoza, y Héctor Antonio Febres.
Todos ellos fueron juzgados en ausencia por el homicidio pluriagravado de Angela Aieta de Gullo, madre del dirigente peronista Juan Carlos Dante Gullo, y de Giovanni Pegoraro y su hija Susana, que mientras estaba en la ESMA dio a luz una beba, reencontrada en 1999.
Salvo Vildoza, que se encuentra prófugo desde 1987, los demás condenados se encuentran detenidos en la Argentina por causas relacionadas con el secuestro de bebes.
Emoción
"¡Gracias, Italia!", exclamó Estela Carlotto, presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo -organismo querellante-, tras la lectura de la sentencia, que fue coronada por un fuerte aplauso. Emocionada, Carlotto recordó que se trataba del segundo juicio que se celebra en Italia en contumacia contra militares argentinos. En declaraciones a LA NACION, opinó que "esto hay que celebrarlo como un triunfo de la justicia universal, porque no puede haber impunidad, sino verdad, justicia y memoria".
El reloj marcaba las 4.52 de la tarde cuando, en un clima electrizante, el juez de la II Corte de Asís de Roma, Mario D Andria, vestido de toga negra y rodeado por ocho jueces populares con la banda tricolore, leyó el veredicto "en nombre del pueblo italiano", alcanzado luego de dos horas de deliberación.
Entonces, la "grata sorpresa" fue que todos los acusados fueron condenados a prisión perpetua, como pedía la querella. El fiscal del caso, Francesco Caporale, de hecho, en su arenga final había "salvado" con un pedido de absolución al contralmirante Antonio Váñek, no por considerarlo inocente sino por entender que faltaban pruebas para la acusación en su contra.
Con lágrimas en los ojos y rodeada de varias cámaras de televisión, Estela de Carlotto se abrazó tanto con Caporale como con los "heroicos" abogados de parte civil, Giancarlo Maniga y Marcello Gentili (que sí habían solicitado la pena máxima para Vañek, al que consideraron el "coordinador de los vuelos de la muerte").
Apoyo político
Comprometidos con los familiares de desaparecidos ítalo-argentinos desde hace décadas, estos letrados también lucharon para lograr el primer juicio contra militares argentinos que hubo en Italia, que concluyó en 2000 con una condena en ausencia a prisión perpetua contra los ex generales Guillermo Suárez Mason y Martín Omar Riveros.
Tal como sostuvo el canciller italiano Massimo D Alema en declaraciones exclusivas a LA NACION, tanto Donato Di Santo, vicecanciller para América latina, como Franco Danieli, presentes a la hora del fallo para demostrar el compromiso del gobierno de centroizquierda de Romano Prodi con los derechos humanos, no excluyeron que Italia pudiera presentar un pedido de extradición para que las dos sentencias emitidas por la justicia italiana no quedaran en la nada.
El embajador argentino ante Italia, Victorio Taccetti, que también estuvo en el aula búnker de Rebibbia, explicó sin embargo que "para que este proceso hubiera tenido consecuencias prácticas se debería haber pedido la extradición antes de esta sentencia". Esto es así porque la Argentina no acepta el principio de condena penal en ausencia.