Los sospechosos millones detrás de los murales de Evita
De Vido suspendió la primera licitación en busca de una "una reducción racional de los costos", pero sucedió lo contrario; las contradicciones oficiales y los curiosos presupuestos
Tiene una ubicación privilegiada en la ciudad, sobre la 9 de julio. El edificio de Desarrollo Social se levanta con dos murales de Evita que irrumpen frente al Obelisco. Desde ese lugar, la líder peronista pronunció su renunciamiento histórico hace 60 años. Para el kirchnerismo es un emblema: Cristina Kirchner instruyó su refacción y eligió su maqueta para decorar la Casa Rosada en los anuncios más importantes del Gobierno.
Fue la Presidenta quien encomendó especialmente la realización de los murales al artista Alejandro Marmo tras declarar Mujer del Bicentenario a Eva Perón. Ordenó la restauración del edificio, que incluyó el montaje de las imágenes y, en la última Asamblea Legislativa, destacó los resultados de la iniciativa.
Pero detrás de la emblemática apuesta arquitectónica se extiende un manto de sospechas. La remodelación demandó más de $110 millones de fondos públicos, que se licitaron con diversas irregularidades. A través de documentos oficiales y entrevistas a profesionales involucrados en el proyecto, LA NACION reconstruyó el inusual proceso que se concibió en los pasillos del Ministerio de Planificación. El resultado: la obra contaba con un presupuesto inicial de $74 millones, pero se pagó $36 millones más. Vale aclarar que la confección de los murales no está incluida en el precio.
Idas y vueltas
La puesta en marcha estuvo a cargo de la Dirección Nacional de Arquitectura (DNA) dirigida por el arquitecto Marcelo Cufré, un pingüino de extrema confianza de Julio De Vido. La licitación incluía la refacción de fachadas, la modificación de aberturas, la instalación de aires acondicionados y la colocación de los murales de hierro, previamente confeccionados. Las imágenes de Eva fueron inauguradas por la Presidenta en agosto de 2011, aunque la refacción del edificio continúa en proceso.
Mañana en LA NACION: "Los insólitos precios que justificaron los $36 millones"
La obra despertó alarma por sus idas y vueltas. El 9 de marzo de 2010 se realizó un primer llamado a licitación pública. Tres empresas se presentaron en esa oportunidad, pero ninguna ofertó una cifra menor a los $74 millones del presupuesto estatal. Por ese motivo, José López, secretario de Obras Públicas, anuló el concurso y consideró que "se debería realizar una revisión general de la documentación técnica, con el objeto de lograr una reducción racional en los costos de la obra". En la resolución oficial, López agregó: "Y obtener, en un nuevo llamado, ofertas que resulten convenientes de modo razonable".
Sin embargo, la nueva licitación no logró "una reducción racional" de la obra, sino todo lo contrario: el presupuesto oficial aumentó un 49%, $36 millones más. Ahora contaban con $110 millones. Teximco SA, la única empresa que se presentó al concurso, se quedó con el proyecto.
¿Cómo la obra aumentó un 49% en unas semanas? ¿Por qué si la intención oficial era "reducir costos" se destinaron $36 millones más de fondos públicos? ¿Qué pasó con ese dinero? Ante estas incógnitas, LA NACION comparó los presupuestos y pudo comprobar cómputos alterados y llamativas diferencias de precios.
Guillermo Frontera, arquitecto supervisor de la DNA para la obra, sostuvo que anulación del primer concurso obedeció a ofertas "excesivas" con respecto al presupuesto inicial de $74 millones. Consultado entonces por el curioso aumento de $36 millones, el funcionario adujo la inclusión de "nuevas tareas" y se negó a dar más precisiones.
Según consta en el expediente oficial, las "nuevas tareas" agregadas implicaban montos que no alcanzaban los $ 2 millones. Lo llamativo es que las diferencias más importantes se registran en trabajos contemplados desde un comienzo, pero que aumentaron significativamente sus cotizaciones en la última licitación.
La celeridad de los procesos también despertó sospechas. Para estimar el presupuesto inicial, el Ministerio de Planificación le había encargado un informe de los trabajos a realizar a un reconocido estudio de ingeniería, que realizó un detallado y extenso relevamiento.
Pero cuando se decidió el cambio de rumbo, los trámites fueron más expeditivos. El 1 de junio de 2010 López ordenó revocar el primer concurso. El 18 de agosto, 78 días después, ya se había adjudicado la licitación.
Las firmas interesadas
Teximco SA, la única oferente, contaba con antecedentes en la gestión kirchnerista: estuvo a cargo de una de las primeras obras que inauguró Néstor Kirchner, la remodelación de la Basílica de Luján y participó de la refacción de la Casa Rosada en 2007. En la Basílica se invirtieron casi $5 millones para reparar la fachada, las torres y el balcón; en las reformas que se hicieron en Casa de Gobierno por el Bicentenario, Cristina Kirchner invirtió unos $ 7 millones.
Desde Teximco, Facundo Calandrelli, el jefe de obra, dijo desconocer los motivos del aumento del presupuesto para la refacción del edificio de Desarrollo Social. "Eso se lo tenés que preguntar a la gente de la DNA, que hizo la estimación de presupuestos", replicó ante la consulta de este medio.
Ante las maniobras oficiales, las empresas que quisieron participar pusieron reparos. Creaurban SA se presentó en la primera licitación y en la segunda oportunidad compró el pliego pero no ofertó. Desde la firma señalaron que "hubo poco tiempo entre el llamado a licitación y la apertura de sobres".
No fue la única que levantó la voz. Cuando se anuló el primer concurso, Bricons-Lanusse SA, la firma que había presentado la mejor oferta con un presupuesto de $ 87 millones, había intentado una reconsideración del Ministerio de Planificación, amparada en la ley de Obras Públicas. Pero sólo encontró la negativa del Estado. La maniobra que permitió el sospechoso aumento de $36 millones ya estaba encaminada.
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