Después del escándalo de la vacunación VIP, en la provincia de Buenos Aires surgen nuevas denuncias sobre la implementación del plan de inoculación
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A casi dos meses del escándalo por la vacunación VIP que le costó el cargo al entonces ministro de Salud, Ginés González García, se siguen acumulando denuncias y cuestionamientos al plan de asignación de dosis; en particular, en la provincia de Buenos Aires.
Mientras el procurador del Tesoro, Carlos Zannini, reivindica la vacunación de los amigos del poder, llegan a las casillas de correo turnos para inocular a gente fallecida -en algunos casos, hace años-, que se desconoce quién inscribió, y pierden su lugar en la fila personas que aseguran que nunca fueron notificadas de que recibirían la vacuna. LA NACION conoció además el caso de una mujer de 93 años que esperó durante meses un turno que jamás le llegaría porque alguien había dejado asentado que ya le habían dado su dosis.
“Mi mamá murió por coronavirus en enero, a los 83 años. Estaba anotada para ser vacunada. Dos meses después, me llegó el mail con el aviso de que le habían dado un turno. Me desesperé porque ella ya estaba acreditada en Anses como fallecida, incluso, habíamos cobrado el subsidio de contención familiar”, indicó a LA NACION Gabriela Suárez, en referencia a su madre, Martha Mascieri, que vivía en la localidad de Lomas de Zamora.
Suárez intentó, sin éxito, cancelar la cita de su madre a través de la página oficial del gobierno bonaerense, bajo la sospecha de que aquella vacuna podría ser destinada a otra persona.
En el Ministerio de Salud bonaerense, que conduce Daniel Gollan, desestimaron las denuncias. En diálogo con LA NACION, voceros del funcionario indicaron que “si la persona estaba inscripta y después falleció, es probable que le llegue su turno hasta que se asienta el fallecimiento en el Registro Nacional de las Personas (Renaper)”. Fuentes del Renaper, en tanto, indicaron que una vez que reciben los documentos del difunto, “la verificación se produce, como máximo, en 24 horas” y que los datos del Renaper y de la Anses –en donde se había validado la muerte de Mascieri– se cruzan. “Por eso no tiene que hacer los dos trámites”, agregaron.
Aún así, entre las irregularidades denunciadas aparecen citas asignadas a personas que murieron hace cinco y hasta hace 14 años. “Mi papá murió hace 14 años. Días atrás, una mujer nos avisó que a su correo había llegado un turno a nombre de él, con su DNI. Intenté hacer el reclamo, pero fue imposible comunicarme con la provincia. Me dio miedo pensar que alguien que no la necesita podría estar usando esa dosis”, afirmó a este medio Emilia Aiello, oriunda de la localidad de Tres Arroyos, al sur de la provincia de Buenos Aires. La mujer que la contactó había anotado a su abuelo para vacunarse, quien tiene un número de documento parecido al del hombre fallecido; es por eso que –consultada por LA NACION– sostuvo, convencida, que “son cosas que pueden suceder en medio de la pandemia”.
Pero lo ocurrido dejó inquieta a Aiello, quien continuó: “Los turnos de mi papá y del otro hombre tenían horarios distintos, no eran la misma cita. El número de trámite en sus documentos también es distinto. ¿Cómo puede ser que aparezca mi papá habiendo solicitado un turno, si nadie de mi familia lo hizo?”.
Un caso similar se registró en la ciudad bonaerense de Junín. En un grupo de compra y venta de artículos en el que participan usuarios de Facebook de la localidad, una mujer escribió, junto a una captura de pantalla de la notificación recibida: “Me acaba de llegar un mail erróneo informando un turno de vacunación para Juan Carlos Bértoli, DNI 4.954.390. Si alguien lo conoce, que le avise por favor”. Consultado por el aviso, Facundo Bértoli advirtió: “Es mi tío, pero murió hace unos cinco años”.
Frente a esto, las fuentes de la cartera de Salud bonaerense sostuvieron: “Hay alguien que está inscribiendo a esta gente, pero no hay manera de que vacunen por error porque cada persona tiene que acreditar su identidad cuando llega a la posta sanitaria. No hubo ningún caso detectado de alguien fallecido que figure vacunado”.
La justicia bonaerense tiene causas abiertas que investigan irregularidades vinculadas con el plan de la vacunación; casi todas, por la inoculación de personas a quienes no les correspondía ser vacunadas (hay causas en trámite por eso en Azul, Mercedes, Morón, San Nicolás y Lanús). Además, avanza un expediente abierto contra un empleado de IOMA imputado por el supuesto robo de dosis en La Plata, se está instruyendo la causa por las 400 vacunas perdidas en Olavarría por la temperatura del freezer y hasta se investiga la denuncia de una mujer que dijo haber sufrido amenazas por haberse vacunado pese a no ser personal esencial ni de riesgo.
Una “vacunada” no vacunada
Licina Esther Cumino, de 93 años, apareció vacunada en el padrón bonaerense el 17 de marzo, en el Hospital Simplemente Evita de González Catán. La mujer llevaba más de dos meses a la espera de que llegara su turno. Su marido la había anotado en enero, en un puesto que la provincia montó en la plaza central de San Justo, y aguardaban la llamada telefónica que confirmara su fecha de vacunación. La llamada nunca llegó, y su vecina, Viviana Poce, advirtió por la web oficial que Cumino “había sido vacunada”.
“La señora aparecía inoculada con la primera dosis de Sputnik V en el Hospital Simplemente Evita, del kilómetro 32. Empecé a llamar a todos los números que figuraban en la página, activé la opción de reclamo por ‘irregularidad’, hice una denuncia en la fiscalía, pero nadie me dio una respuesta”, contó Poce a LA NACION. La mujer continuó: “Finalmente me atendieron en la Dirección Provincial de Hospitales, y me indicaron que vaya a la sede de la Universidad Nacional de La Matanza, del kilómetro 32,5. ‘Dirigite ahí, que ya está todo arreglado’, me dijeron. Era un lugar inmenso y había solo tres personas”.
Pese a poder concretar la vacunación de su vecina, Poce insistió en denunciar lo sucedido. “Para mi hubo delito. ¿Cómo puede ser que lo arreglen así, entre ellos? Si la persona no se presentó, ¿quién llenó sus datos y a dónde fue a parar ese número de vacuna?”, se preguntó la mujer. Tras insistirles a los fiscales de la UFIJ 1 de La Matanza para que le exigieran “al Ministerio de Salud una respuesta inmediata al abandono de persona por la no vacunación”, el día anterior a la inoculación de Cumino, Poce recibió un mail de la fiscalía que le comunicaba que el caso había sido cerrado.
Con la firma del fiscal Claudio Fornaro, la resolución judicial decía: “Estimada, por este medio la notifico de la desestimación de la causa (...) Siendo que de la lectura de las presentes actuaciones puede advertirse que los hechos referidos no constituyen delito alguno, resuelvo DESESTIMAR la denuncia de autos”.
Poce tampoco recibió respuesta al reclamo que elevó al Ministerio de Salud bonaerense a través de la web oficial, en donde un botón habilita a emitir “denuncias por irregularidades en el plan de vacunación”. Según afirmaron en la cartera, hasta el momento se recibieron e investigaron solo dos casos, correspondientes a personas que habían sido cargadas mal por DNI y quedaron registradas como vacunadas.
En el ministerio no lograron corroborar qué sucedió con los casos consultados por LA NACION, pero indicaron, respecto del destino de las vacunas que no se dieron: “Con los turnos de la gente que no va, que representan, a diario, entre el 10% y el 15%, se hace un remanente y se dan turnos para la siguiente semana”.
El marido de Cumino, Balbino Benítez Martínez, también atravesó inconvenientes con su turno de vacunación. Se había anotado junto a su mujer en San Justo y nadie le notificó que tenía asignada una cita para el 24 de marzo. Para su fortuna, la intervención de su vecina ocurrió el 23 de marzo, un día antes de la fecha indicada en la web, y el hombre pudo vacunarse cuando que le correspondía. Recibió la primera dosis de Sputnik V en el centro de jubilados San Roque, cerca del Hospital del Niño de San Justo.
Los señalamientos de las personas que esperan su dosis son un eco de las denuncias que también se dispararon entre funcionarios. La titular del PAMI, Luana Volnovich, fue la primera que alzó la voz cuando, semanas atrás, denunció a Horacio Rodríguez Larreta por lo mismo que hoy se registra en territorio bonaerense: los turnos otorgados a gente fallecida y a personas que jamás fueron notificadas de que debían asistir a alguno de los tres vacunatorios que montó la obra social en la Ciudad.
Muy raro. Para entender lo que pasaba nos pusimos a llamar a las personas que tenían "turno asignado". ¿El resultado? No salgo de mi asombro:
— Luana Volnovich (@luanavolnovich) April 22, 2021
- personas que nunca se habían inscripto
- personas fallecidas
- personas que no sabían que tenían turno asignado
- personas ya vacunadas pic.twitter.com/lxxSD9dwEN
El gobierno porteño desestimó la versión de Volnovich. Indicó que la base de datos para realizar las inoculaciones la brindó el propio PAMI, y que estaba desactualizada. En cualquier caso, y al margen de las responsabilidades, ambas administraciones pusieron en evidencia lo que insisten en denunciar quienes esperan su vacuna contra el coronavirus en el territorio que administra Axel Kicillof.
Mientras tanto, la provincia inoculó hasta la fecha al 18% de la población con una primera dosis y al 2%, con la segunda. Con las 3.128.720 primeras dosis aplicadas, se alcanzó, entre otros grupos, al 96% del personal de salud y al 85% de las personas mayores de 60 años, según datos oficiales. LA NACION no tuvo acceso al desglose de las segundas dosis.
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