Investigan si grupos radicalizados de las redes instigaron el ataque a Cristina
Hay una red llamada “Los Yirosos” que comparte ideas extremistas y de la que participaban los autores del atentado; buscan determinar si de ahí partió la idea del magnicidio
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Los investigadores del atentado contra Cristina Kirchner tienen la misma presunción que la vicepresidenta, que hay un “autor intelectual” del ataque que está por encima de los cuatro detenidos, y para abonar esta hipótesis trabajan investigando un grupo de WhatsApp integrado por un centenar de personas y varios grupos de Telegram, uno con hasta 9000 usuarios, donde se comparten contenidos políticos antisistema, de extrema derecha e inspiración nazi.
Por ahora en la causa judicial que lleva adelante la jueza María Eugenia Capuchetti y el fiscal Carlos Rívolo hay cuatro detenidos: Fernando Sabag Montiel, que disparó, pero la bala no salió, su novia Brenda Uliarte, que lo empujó a hacer el ataque, la amiga de ella, Agustina Díaz, de 21 años, sospechada de encubrir y Gabriel Carrizo, jefe de los vendedores de copos de algodón de azúcar coloreados.
Cristina Kirchner el viernes en su alegato abonó esta idea: “Lo tengo clarísimo, nadie puede pensar que esa banda planificó e ideó la autoría intelectual de lo que me hicieron”, aseguró.
Además de los mensajes en redes, la otra punta que se investiga y que por ahora está en el terreno de las hipótesis son los motivos que llevaron a Gabriel Carrizo, el jefe de los “copitos” a prácticamente entregarse, ya que dio voluntariamente su celular al declarar como testigo y de allí salieron los mensajes que hacen referencia a que él iba a ejecutar el ataque con arma calibre 22 de su propiedad y que Sabag Montiel se le había adelantado una semana.
Aquí los investigadores analizan una hipótesis relacionada con la personalidad de este grupo donde pugnaban por el reconocimiento de los demás. Y hacerse cargo del ataque era ganar prestigio entre los suyos.
Pero otra idea más audaz que se baraja es que tal vez carrizo se halla entregado voluntariamente para evitar que lo maten. En los mensajes dijo que estaba amenazado y tras fallar en el atentado podría temer que quien lo encargó (si es que existe este autor intelectual) buscara matarlo para borrar las huellas.
Pero este razonamiento parece bastante sofisticado para quienes hablaron los detenidos y analizaron su perfil psicológico, que bordea el misticismo y el delirio. LO cierto es que la pistola calibre 22 nunca se encontró, Carrizo tuvo tiempo para descartarla, ya que fue detenido el 14 de septiembre, 14 días después del atentado.
La policía lo tiene en la mira a Carrizo, busca reconstruir su vida y “tirar del piolín” para dar con alguna pista que lleve a alguien por encima de la organización, ya que hay piezas sueltas que no encajan.
Más allá de estas especulaciones, la Policía de Seguridad Aeroportuaria, auxiliar de la justicia en esta causa, se centró por un lado en un grupo de WhatsApp que integraba Sabag Montiel, donde compartían mensajes relacionados con salidas, bandas de rock, pero también comentarios políticos. Ese grupo sigue activo. En ese chat llamado Los Yirosos, los integrantes son jóvenes de entre 16 y casi 30 años.
Pero hay otro grupo más amplio, que funciona en Telegram, un servicio de mensajería encriptado, pero en esta ocasión es un grupo abierto al que cualquiera puede sumarse. El nombre se mantiene en reservada para no fomentar su crecimiento. Aquí se comparte un discurso antipolítica, antisistema, expresiones violentas, en ocasiones de inspiración nazi, dijeron investigadores del caso a LA NACION.
Aquí interactuaba Fernando Sabag Montiel y Brenda Uliarte y lo hacen también algunos integrantes de Revolución Federal, un grupo antikirchnerista al que el Gobierno tiene apuntado por sus expresiones violentas contra dirigentes del oficialismo y el ataque con bombas molotov contra la Casa Rosada del 18 de agosto. Así lo dijeron fuentes cercanas al caso.
En este grupo incluso hay participantes extranjeros, de Perú o España cuyos gobiernos mantienen monitoreo sobre esas redes, de manera preventiva, para prevenir atentados contra la seguridad pública.
En la Argentina, ni la AFI ni las fuerzas de seguridad realizan un ciberpatrullaje preventivo, y ahora se efectúa con orden judicial, ante la tentativa de homicidio de la vicepresidenta. “No hicimos un monitoreo”, dijeron fuentes oficiales.
Pero no es el púnico grupo de Telegram, hay otros con menos integrantes, muchas cuentas de Tik-Tok y decenas de cuentas de Facebook bajo investigación. Algunas de las mismas personas, ya que las plataformas les bloquean las cuentas por el tenor de sus posteos violentos y ellos abren otras para seguir chateando.
Los grupos en redes sociales con este perfil, están integrados por jóvenes y su origen es rastreado por los investigadores a la época de la pandemia, donde muchos adolescentes no encontraban contención, sufrieron especialmente el aislamiento y buscaron interconectarse mediante la web.
En un principio estaban mezclados algunos radicales, con grupos antivacunas que se mantuvieron especialmente activos en 2020 y 2021, aquí y en el extranjero, pero ahora solo quedaron los contenidos más políticos o antisemitas.
Esta es una línea bajo la mirada de los investigadores y la otra se enfoca en extraños atentados no esclarecidos por ejemplo contra La Cámpora o en amenazas firmadas por grupo nazis, otros islámicos, protagonizadas por adolescentes a los que se allanó y se encontraron armas y literatura antisemita.
Uno de los casos contra un local de La Cámpora ocurrió el 25 de mayo de 2021 en Bahía Blanca. Se realizó con explosivo casero a control remoto. Se trató de un caño de aluminio relleno de pólvora que voló el local de La Cámpora en la esquina de Donado y Beruti
Junto con el ataque se difundió un panfleto con varias consignas que explicaban las razones de los autores del atentado para comenzar “la purga” contra “periodistas militantes y cómplices”, “políticos cínicos y corruptos”, “sindicalistas millonarios y ladrones”.
“Ahora a cuidarse, traidores, sabemos dónde viven”, decía el texto y señalaba: “matan a niños con el aborto”, “hipersexualizan a nuestros hijos con ESI y pornografía”, “subvierten los valores naturales”.
El caso lo llevó la Unidad Funcional de Instrucción Judicial (UFIJ) 8, del fiscal Marcelo Romero Jardín, pero no se llegó a identificar a los autores, entre otras cosas no había cámaras que registraran el hecho.
El mes anterior, en abril de 2021, dos jóvenes fueron detenidos en Tucumán: Rafael C. y Daniel F. Supuestamente planeaban un atentado en Telegram contra la comunidad judía. Los detuvo la Policía Federal con media docena de carabinas y rifles, dos handys, dos pistolas Bersa calibres 40 y 9 milímetros y teñían más de mil balas. También tenían libros del nazismo como El Mito del Siglo XX de Alfred Rosenberg, ministro de Hitler y teórico sobre la eugenesia racista. Una alerta extranjera puso en la pista a las Policía Federal.
Rafael C. tenía 21 años. Por sus fotos, parece un post-adolescente que no llama la atención. “Revuelta contra el mundo moderno”, decía en sus redes sociales, una frase atribuida al filósofo fascista Julius Evola.
Otra amenaza curiosa se dio desde Goya Corrientes. Otras veces desde Interpol Internacional advirtieron que en YouTube circulaba un video que podía interpretarse como una amenaza para matar al presidente y a la vicepresidenta.
Así el 2 de julio de 2021 se allanaron dos casas en Goya Corrientes donde detuvieron a Franco S. de 17 años. Intervino el juez federal porteño Sebastián Ramos.
La causa, tiene su origen a través de la alerta recibida por el Departamento de Interpol, de las oficinas de Interpol Washington, que daban cuenta de un posteo en YouTube, mediante el cual se estaría efectuando amenazas contra Alberto Fernández, Cristina Kirchner, la entonces ministra Sabina Frederic y el entonces ministro de Defensa Agustín Rossi.
El video posteado exhibía una bandera del Estado Islámico de Irak y Siria del grupo “ISIS”. De las investigaciones llevadas a cabo se determinaron las conexiones vinculadas al video y un abonado telefónico, datos que fueron complementados con un trabajo en redes sociales y fuentes abiertas que permitieron identificar al autor de la amenaza.
Hubo otro caso similar en Santa Fe donde el Ministerio de Seguridad detectó simpatizantes de grupos islámicos radicalizados. Era un grupo internacional, con miembros argentinos, que interactuaba a través de Telegram, se intercambiaba información sobre cómo armar explosivos. Uno de ellos incluso solicitaba un tutorial. A partir de la judicialización y la colaboración del FBI, se siguieron a esos miembros locales en otras redes, donde se verificó la pertenencia no solo con una organización radical islámica de alguna manera ligada a ISIS, sino que también pudieron confirmar que tenían entre ellos un grupo de comunicación. Algunos de esos miembros realizaron traducciones de noticias y propaganda a favor de esta organización. Y también se identificaron conversaciones con usuarios partidarios de ese grupo terrorista en América Latina, Estados Unidos y Europa.
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