Ley ómnibus | Intrigas, advertencias y malestar en los bloques dialoguistas por el “doble juego” de Javier Milei
Crece el desconcierto en las bancadas de Pichetto y la UCR por la falta de respuestas del Gobierno al pedido de modificaciones en privatizaciones y facultades delegadas
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El presidente Javier Milei dejó trascender esta mañana que ordenó a sus ministros en la reunión de Gabinete que no aceptará más cambios en el articulado de la ley ómnibus. Sin embargo, una comitiva del Gobierno, que integran José Rolandi, Maximiliano Fariña y Lisandro Catalán, número dos de Guillermo Francos, se instaló desde el mediodía en las oficinas de Martín Menem, en el primer piso del Palacio del Congreso, para negociar la letra chica del capítulo de privatizaciones, uno de los ejes medulares del proyecto, con emisarios de los bloques de la UCR y Hacemos Coalición Federal, las llaves que tiene a mano el oficialismo para garantizar la aprobación.
Son horas decisivas para el líder del La Libertad Avanza, que encara su primera batalla legislativa con una estrategia cambiante que desconcierta a sus potenciales aliados en el recinto. Ese doble juego de la Casa Rosada complica las chances de Milei de llevarse un triunfo bajo el brazo y provoca ruidos en las bancadas del radicalismo y el espacio que conduce Miguel Ángel Pichetto. Tanto el exsenador como Rodrigo de Loredo, que preside el bloque de la UCR, deben hacer equilibrio para mantener la cohesión interna.
A medida que avanza el debate en la Cámara baja, crece el malestar en las filas de los socios dialoguistas. Las idas y vueltas del Gobierno y la falta de interlocutores válidos para ultimar las tratativas para modificar aspectos clave de la ley, como acotar las facultades delegadas o el paquete de empresas sujetas a privatizaciones, o la demora de Milei para convocar a los gobernadores para discutir un pacto fiscal o la asignación de recursos en torno al impuesto PAIS ponen en riesgo la posibilidad de que los libertarios consigan las adhesiones para obtener la media sanción de artículos neurálgicos de la ley ómnibus.
La aprobación en general estaría garantizada, ya que el Pro, la UCR y la mayoría de los integrantes de HCF e Innovación Federal anticiparon que votarán a favor. Sin embargo, el oficialismo hace números para reunir voluntades en las privatizaciones, facultades delegadas y deuda extranjera.
A raíz de los incidentes entre manifestantes de la izquierda y la Policía ocurridos el miércoles a la noche en las afueras del Congreso, donde fueron demoradas militantes del radicalismo, el bloque de De Loredo también pone ahora la luz roja a la reforma de seguridad impulsada por Patricia Bullrich, que establece aumento de penas para los organizadores de piquetes, resistencia a la autoridad o cambios en la legislación sobre legítima defensa -la inclusión de la denominada doctrina Chocobar-. “Estábamos dispuestos a hacer un esfuerzo para acompañar a Bullrich, pero ahora es muy difícil”, señalan. A su vez, LLA iría a una votación ajustada en ambiente y cultura, según los cálculos de los dialoguistas.
En el bloque radical hay un núcleo duro que ejerce presión para rechazar artículos clave de la ley ómnibus. Encabezados por Facundo Manes, quien hizo un enérgico discurso para rechazar el “populismo” de derecha de Milei, los díscolos suman voluntades. De Loredo tiene un bloque de 34 diputados. En ese grupo, ya hay 14 diputados que no están dispuestos a aprobar el texto del artículo y el anexo de privatizaciones, que incluye unas 36 empresas públicas. Un grupo –como Julio Cobos o Mario Barletta- objeta el procedimiento que diseñó el Gobierno. Piden separar las empresas del anexo. Es decir, si Milei pretende privatizar a una empresa del Estado, deberá mandar un proyecto al Congreso para recibir la autorización.
Karina Milei en el Congreso
Otro sector apunta a achicar aún más la lista -hay compañías que comprometen a varios diputados en sus provincias- y darle más transparencia al proceso. En rigor, procuran darle mayor fortaleza a la comisión bicameral que daría el visto bueno a la privatización. Karina Banfi coordina un trabajo con Nicolás Massot (HCF) para llevarle un texto unificado al Gobierno. Rolandi y sus colaboradores toman nota, pero demoran el feedback. Es que los negociadores de Milei requieren el visto bueno de los guardianes de la identidad: Santiago Caputo o Karina Milei.
Entre tanto, “el Jefe” volvió a hacer una visita en el Congreso. Lo hizo acompañada por el vocero presidencial Manuel Adorni. Ayer había hecho una inspección secreta. “Llegó la policía”, bromeó Oscar Zago ante un diputado de Pro.
Mientras tanto, Manes encabeza una cruzada contra los radicales más afines a la cosmovisión de Milei. Por caso, anticipó que votará en contra del capítulo de privatizaciones. Lo propio harían Pablo Juliano y los representantes de Gerardo Morales. En paralelo, el oficialismo comenzó a perder adhesiones en facultades delegadas. Esa será la primera gran batalla para los libertarios, ya que es el artículo 1° y marcará a fuego el inicio de la votación en particular. Si LLA no sale airoso de esa batalla, podría iniciarse una reacción en cadena al perder Milei un punto esencial de la ley, advierten los estrategas más experimentados de la Cámara. Los números no lucen holgados para Milei en ese artículo: unos nueve representantes del bloque de Pichetto y unos diez o doce de la UCR evaluarían votar en contra. Otros radicales al tanto del recuento proyectan que no habría más de cuatro o cinco rechazos.
“Si el Gobierno no reacciona, puede haber un efecto contagio. Acá no hay nadie punteando los votos”, advierten en las filas de HCF. A los 104 votos que votaron a favor de que el proyecto vuelta a comisión -UxP y la izquierda-, se sumarían los 19 desprendimientos de Pichetto y los radicales. Un panorama alarmante para LLA. “Se las damos un año porque están débiles, después es otro cantar”, reconoce uno de los concesivos de la UCR.
La Casa Rosada requiere negociar con los gobernadores dialoguistas si procura dar vuelta ese panorama en las facultades, alertan radicales y emisarios de HCF. Es que varios diputados de esas fuerzas responden a los mandatarios de sus provincias. Sin embargo, el Presidente y sus interlocutores aún no activaron los contactos para apurar la convocatoria a un pacto fiscal. “No los llamaron”, dicen fuentes radicales y de HCF. El cordobés Carlos Gutiérrez, cercano a Juan Schiaretti y Llaryora, llevó el reclamo al recinto. Le pidió al Presidente que dé el “ejemplo” y actúe con “mesura”. Recordó que los gobernadores también tienen “legitimidad”, por lo que pidió diálogo para dar certidumbre.
Ante las dificultades que enfrenta la Casa Rosada, Rogelio Frigerio (Entre Ríos), uno de los interlocutores entre los dialoguistas y Milei, activó contactos para colaborar con el Gobierno en la tarea de hacer el poroteo. Le prometió diez votos a los libertarios Martín Menem y Francos. En simultáneo a esas gestiones, los cordobeses, con Llaryora a la cabeza, redoblan la presión para que Milei haga un gesto sobre la discusión del pacto fiscal.
En las bancadas de Pichetto y de Innovación Federal tienen influencia Frigerio, Llaryora, Hugo Passalacqua (Misiones), Gustavo Sáenz (Salta), Rolando Figueroa (Neuquén) y Alberto Weretilneck (Río Negro). El neuquino Osvaldo Llancafilo, por caso, avisó en las últimas horas que duda de apoyar las emergencias energética y tarifaria. Fue luego de una reunión entre el secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo, y Figueroa, en la que el emisario de Milei anticipó que avanzaría con la eliminación de zonas frías.
Pichetto procura ayudar a la Casa Rosada, pese a los desplantes. Está al mando de un bloque heterogéneo en el que los socialistas ya anticiparon su rechazo a la ley. Natalia de la Sota también anticipó que no apoyará.
En el campamento de los dialoguistas no solo pelean contra el sueño y el cansancio, por las largas semanas de arduas negociaciones con el Gobierno y el extenuante debate en el recinto, sino que libran una guerra contra la lógica que le imprime Milei y sus articuladores a las tratativas para conseguir los apoyos. Entre los aliados –con excepción de Pro, dispuestos a respaldar al oficialismo- sobrevuela la sospecha de que el Presidente tensiona la cuerda para retirar el proyecto y culpar a la “casta” por las trabas. Fue el mensaje que dejó Caputo el lunes en una cumbre con representantes del bloque de Pichetto: “Si siguen pidiendo cambios en privatizaciones, levantamos el proyecto”.
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