Internan a Argibay por problemas pulmonares
La ministra de la Corte permanece en observación desde el miércoles pasado
La jueza de la Corte Suprema Carmen Argibay se encuentra internada desde el miércoles por una enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), con algún grado de asistencia respiratoria ambulatoria. Además, presenta complicaciones renales y problemas cardíacos que la obligan desde hace tiempo a periódicas internaciones.
Según informaron fuentes del máximo tribunal a LA NACION, la jueza, de 74 años, "está fuera de peligro, se encuentra estable y en etapa de recuperación" en el Instituto Argentino de Diagnóstico y Tratamiento. Durante los últimos meses, Argibay pasó en repetidas oportunidades por la clínica privada para someterse a estudios y cuidados médicos por sus inconvenientes de salud.
Entre los últimos antecedentes de salud se destacan dos: en 2012 se le practicó una angioplastia en una de sus piernas y en 2008 sufrió un infarto agudo de miocardio, por el que fue operada.
Fumadora habitual -es una de las principales causas de la enfermedad progresiva que sufre y que causa problemas para respirar-, la ministra de la Corte es una firme defensora de la independencia judicial y evita cualquier diálogo extraoficial con el gobierno nacional. "Yo siempre lo digo: la tarea de un juez de la Corte es antipática por naturaleza porque, para ser un buen juez, nuestro primer deber es ser desagradecidos con quien nos nombró. Estrecharle la mano con educación, agradecerle el cargo y no volverlo a ver", fueron las palabras que utilizó Argibay en 2007 para explicar su relación con el gobierno de Néstor Kirchner.
El ex presidente la había propuesto el 30 de diciembre de 2003 para ocupar uno de los sillones del alto tribunal. Por ese entonces, Argibay trabajaba en La Haya como juez ad litem para el Tribunal Criminal Internacional que juzga los crímenes de guerra de la ex Yugoslavia.
Primera en la historia
De amplia trayectoria en el derecho penal internacional, Argibay, abogada de la Universidad de Buenos Aires -finalizó la carrera en 1964-, se convirtió en la primera mujer elegida para la Corte Suprema el 3 de febrero de 2005 . Su par Elena Highton de Nolasco fue la segunda jueza designada en el tribunal.
El proceso de selección como ministra de la Corte, en reemplazo del renunciante Guillermo López, tuvo algunas controversias tras las manifestaciones públicas en favor de la no penalización del aborto y su "ateísmo militante".
"En toda mi actuación personal nunca me aparté de la Constitución. Mis opiniones personales son mías, puede no gustarme una ley, pero mientras rija la voy a cumplir", había afirmado Argibay en la audiencia pública de la Comisión de Acuerdos del Senado, en 2004.
En la última dictadura militar, Argibay estuvo nueve meses detenida en la cárcel de Villa Devoto sin imputación, juicio, ni proceso. "Me vinieron a buscar la madrugada del golpe, a las tres de la mañana, y me tiraron la puerta abajo a tiros. En nombre de querer defender la Constitución, ellos la pisotearon", recordó en una entrevista hace algunos años la magistrada.
En la última reforma constitucional se estableció que los 75 años es la edad máxima para un juez de la Corte. A meses de cumplir esa edad -lo hará el 15 de junio-, Argibay aún no hizo pública la decisión de continuar o no en el tribunal. El que sí anunció su alejamiento fue Eugenio Zaffaroni. Ambos fueron designados en la Corte tras la reforma constitucional, a diferencia de los jueces Carlos Fayt y Enrique Petracchi -96 y 78 años, respectivamente- quienes interpretan que no están alcanzados por la normativa, ya que es posterior a sus nombramientos, ocurridos en 1983.
Independientemente de lo que ocurra, las eventuales renuncias no implican reemplazos. Una ley impulsada por la presidenta Cristina Kirchner, cuando era legisladora, redujo a cinco el número de integrantes de la Corte y establece que no se cubrirán las vacantes hasta llegar a esa cantidad.
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