Integridad territorial: el principio que se vulneró en la guerra de Malvinas y que ahora tampoco respeta Putin
La invasión de Rusia a Ucrania tiene elementos comunes con la ocupación británica en las islas, según expertos; los reclamos de la Argentina en las Naciones Unidas
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LA NACIONMariano De Vedia
Voces expertas en política exterior coinciden en que Rusia, con la invasión a Ucrania, vulneró el respeto a la integridad territorial, un principio básico del derecho internacional que fundamenta los reclamos permanentes de la Argentina por Malvinas.
Se trata del punto de conexión más saliente que une ambos conflictos, aunque el gobierno argentino se cuidó de denunciarlo en forma enérgica en los recientes pronunciamientos del presidente Alberto Fernández y la Cancillería.
Para el embajador Jorge Faurie, canciller en los últimos dos años del gobierno de Mauricio Macri, no hay una comparación tan lineal entre la ocupación de Ucrania y la de Malvinas, pero sostiene que en ambos casos “claramente existe una violación de un principio arquitectónico de la comunidad internacional: el respeto a la integridad territorial de las naciones”.
Se trata de un principio consagrado por las Naciones Unidas en 1960, en la resolución 1514. En el párrafo sexto dice que “todo intento encaminado a quebrar total o parcialmente la unidad nacional y la integridad territorial de un país es incompatible con los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas”.
Y declara que si este principio de integridad territorial está en riesgo, no corresponde aplicar la libre determinación” de los pueblos.
“Después de la Segunda Guerra Mundial, todos los países se comprometieron a respetar el principio básico de no invadir territorios de otro por fuerzas militares. El objetivo es promover que se busquen alternativas que conduzcan a soluciones pacíficas”, indicó Faurie, al ser consultado por LA NACION.
A la luz de su experiencia política y diplomática, lamentó que el gobierno argentino no haya condenado expresamente la invasión de Rusia al territorio de Ucrania en los dos comunicados de la Cancillería. “No se denunció a Rusia como país invasor. En el segundo texto aparece, aunque en un lenguaje más denso, el principio de la integridad territorial, que para la Argentina es esencial por la cuestión Malvinas”, señaló.
“Entre las diferentes líneas del Frente de Todos hay una convicción de que Rusia puede ser un aliado muy importante. No se animan a criticar o poner reparos a algo que es grosero. Otros países respondieron con nitidez y claridad, como Chile, Brasil, Uruguay y Colombia en nuestra región. El propio presidente electo de Chile, Gabriel Boric, que es respaldado por el Partido Comunista, condenó la invasión en un tuit”, sentenció Faurie, quien fue embajador en Francia.
A Faurie le respondió el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados, Eduardo Valdés (Frente de Todos), quien consideró que el comunicado de la Cancillería “respeta la política exterior tradicional de la Argentina porque se basa en la defensa del concepto de integridad territorial”, el mismo que se aplicó en 2014 cuando el gobierno de Cristina Kirchner votó en la ONU a favor de Ucrania en el conflicto con la Federación Rusa por la región de Crimea.
“La Argentina no está de acuerdo y rechaza la invasión a Ucrania porque hace a la coherencia con nuestra posición respecto a la causa de las Islas Malvinas y el reclamo de soberanía”, precisó Valdés, en diálogo con Télam.
Implantación
“Hay una similitud básica”, advirtió el embajador Andrés Cisneros, exvicecanciller en los años 90. “se trata de una potencia –Rusia- que protege o apoya a una población que previamente implantó en las regiones que ahora pretenden independizarse de Ucrania”, explicó.
“No la implantó tan crudamente como Gran Bretaña en Malvinas, pero vale la semejanza”, añadió.
En diálogo con LA NACION, Cisneros observó que la estrategia de Putin, como lo hizo en Georgia, es promover conflictos internos y después apoyar a determinados grupos en esa guerra civil.
Comparó, incluso, esa actitud con el plan del dictador Leopoldo Fortunato Galtieri para recuperar las islas Malvinas mediante el desembarco del 2 de abril de 1982. “Empleó el uso de la fuerza para respaldar una posición política”, sostuvo el exvicecanciller. Recordó, al respecto, que si bien la Organización de las Naciones Unidas (ONU) llamó a ambos países a negociar la cuestión de la soberanía, el Consejo de Seguridad condenó a la Argentina como país agresor por la invasión.
Se trata, dijo Cisneros, del mismo organismo que integra Rusia. Y apuntó que será interesante ver qué posición adoptará eventualmente China, que tiene en espera un conflicto con Taiwan”.
Al respecto, el investigador Martín Baña, doctor en Historia y profesor de la Universidad Nacional de General San Martín (Unsam), indicó que China está en una posición expectante frente a lo sucedido en Ucrania, a la espera de la reacción de Europa, teniendo en cuenta el problema que enfrenta con Taiwán.
En cuanto a las posibles sanciones económicas que se puedan aplicar, Baña estimó que estos mecanismos suelen fortalecer las posiciones nacionalistas y, en el caso de Rusia, contribuir a robustecer las posturas antioccidentales.
Visión contrapuesta
No comparte la visión de identificar el conflicto de Ucrania con la cuestión Malvinas el diplomático de carrera Ricardo Lagorio, embajador en Rusia entre octubre de 2017 y febrero de 2021, cuando fue desplazado por el kirchnerismo.
“Lo que ocurrió en Malvinas fue en el siglo XIX. Estamos en el siglo XXI. La analogía es inaceptable. Cuando ocurrió la ocupación británica no existía el derecho internacional que conocemos hoy”, afirmó el embajador Lagorio a LA NACION.
No tiene dudas de que Putin cruzó el rubicón el lunes, cuando mutiló a Ucrania y reconoció como países independientes a las regiones separatistas de Donetsk y Lugansk. “Eso se agravó con la invasión. Talv vez el único punto en común con Malvinas es la ocupación del territorio”, admitió.
Por Mariano De Vedia
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