Integración, la palabra mágica con la que Macri seduce a los funcionarios de la Unión Europea
PARÍS.- Las reuniones que el presidente Mauricio Macri mantuvo ayer con la alta representante de la Unión Europea (UE) para la Política Exterior, Federica Mogherini, y con el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, fueron calificadas con superlativos poco comunes en lenguaje diplomático: "excelente", "pasos concretos" en la buena dirección, "muy positivas". Mogherini dijo incluso que la Argentina se ha convertido en "el actor clave" para el logro definitivo de un acuerdo de libre comercio Mercosur-UE.
Es verdad que la nueva administración argentina ha sabido hallar la palabra clave para un bloque de 28 países que cree en ella como en un auténtico sésamo: integración.
Macri la evoca en cada una de sus frases; la canciller Susana Malcorra y el ministro de Economía, Alfonso Prat-Gay , también. Y ese discurso seduce a los europeos, agobiados por años de crisis, divisiones y desestabilización. Después de todo, además de la paz continental, el objetivo fundamental de la construcción de la UE fue precisamente ese: la integración. En todas sus formas.
Esa es la insistente prédica de los líderes de las grandes potencias del bloque, conscientes de que trabajar juntos y complementarse es la única forma de obtener crecimiento, reducir el desempleo y mejorar la competitividad en un mundo definitivamente globalizado. Visto desde ese ángulo es fácil comprender lo que significó, para el resto de la Unión, la decisión del electorado británico en el referéndum del 23 de junio. Un gesto considerado "a contramano de la historia" por toda Europa, excepto por los populismos de derecha e izquierda.
Pero esta satisfacción manifiesta de que la Argentina haya regresado "al redil de la comunidad internacional" no tiene nada que ver con el cimbronazo del Brexit. Así lo expresó, incluso, el comunicado emitido por el Palacio del Elíseo anteayer, después de la reunión del mandatario argentino con su homólogo francés, François Hollande : "La salida del Reino Unido no tendrá consecuencias en el acercamiento entre la Unión Europea, América latina y la Argentina, que debe ser cada vez más estrecho."
La satisfacción europea responde al afecto profundo que siempre sintió Europa por nuestro país. No es casual que Mogherini haya destacado en sus declaraciones que la visita de Macri "es la primera de un presidente argentino en 20 años". Es una auténtica expresión de entusiasmo. Fue también la forma elegante de decir cuán profundamente lamentaron su ausencia todos estos años.
No hay ninguna duda de que tanto Francia como la UE harán todos los esfuerzos necesarios para que la Argentina pueda lograr los objetivos políticos, sociales y -sobre todo- económicos declamados por el presidente Macri. Pero no sólo por simpatía angelical.
En este momento hay un intenso debate en Europa sobre la capacidad de las economías nacionales para reabsorber el desempleo, uno de los principales motivos del aumento escandaloso de los populismos. Para la mayoría de líderes políticos y económicos, hasta que puedan implementarse nuevos mecanismos -que requerirán una sensible evolución de la sociedad-, la única solución es, una vez, más la integración.
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