Insultos, gritos y alta tensión en el Palacio
Las barras cobraron fuerte protagonismo
La Cámara de Diputados vivió ayer una de las ceremonias de jura de sus nuevos legisladores más tensas de las que se tenga memoria desde el regreso de la democracia.
Las barras estuvieron llenas a reventar y en muchos pasajes los gritos y los abucheos, según quién pasara al frente a prestar juramento, se apoderaron de la ceremonia.
La sesión arrancó con las bancas de la oposición vacías. Néstor Kirchner estaba disconforme con el acuerdo sellado con la oposición y decidió empantanar todo. Por eso, los legisladores de la oposición se pasaron más de media hora aplaudiendo, como si de un espectáculo se tratara, reclamando la aparición de los kirchneristas.
El oficialismo apareció a las corridas cuando la peronista disidente Graciela Camaño ya había tomado la batuta, iniciado la sesión y sometido a votación la moción que le dio la presidencia provisional a Lidia Satragno, en su condición de legisladora de mayor edad (74 años).
Poco tiempo debió pasar para que Kirchner pasara al frente. A pesar de que había pedido que Pinky no le tomara el juramento, debió aceptar la decisión de la mayoría, toda una señal de los nuevos tiempos.
A pesar de la fuerte presencia de adictos a otras fuerzas, no hubo abucheos para Kirchner. Sin embargo, todo lo contrario ocurrió de parte de las barras kirchneristas cuando les tocó el turno a las figuras de la oposición más irritantes para la Casa Rosada. Los que más sufrieron ese acoso fueron Elisa Carrió, Felipe Solá y Francisco de Narváez. Estos dos últimos soportaron epítetos de grueso tenor. El más liviano: "Traidor".
Si bien no fue insultado, el cineasta Fernando Solanas provocó el disgusto de las barras oficialistas. Ocurrió después de que alguien le gritó "Pino, apoyá a los pingüinos" y el diputado respondió moviendo sus brazos con las manos cerradas y los pulgares para abajo. La respuesta dejó mudos a los kirchneristas.
Como suele ocurrir en estos casos, los legisladores vistieron sus mejores ropas para la ocasión. Fue el caso de la kirchnerista Patricia Fadel, que se calzó un conjunto de falda y chaqueta color coral muy elegante. Lo que no previó Fadel fue que la peronista disidente Celia Arena elegiría el mismo conjunto, un pecado mortal en el mundo de la moda.
Si de vestimenta se trata, hay que destacar el vestido dorado que eligió la kirchnerista fueguina Rosana Bertone. Estaba igual a la actriz Renee Zellwegger en el papel de Bridget Jones. Otro que se destacó por la ropa fue el actor kirchnerista Claudio Morgado, que fue de jean y remera de manga corta, lo que lo destacaba entre tanta elegancia.
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