India, China y Estados Unidos, las opciones que analiza el Gobierno para la compra de aviones militares
Pese a que el ministro Jorge Taiana avanzó en acuerdos con la empresa india HAL, en las Fuerzas Armadas creen que las alternativas del JF-17 Thunder, de China y Pakistán, y los F-16, de Estados Unidos y operados por Dinamarca, corren con ventajas
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El reciente viaje del ministro de Defensa, Jorge Taiana, a la India reactivó el interés del Gobierno por la posible compra de aviones de combate HAL Tejas, para aumentar principalmente las capacidades de la Fuerza Aérea, aunque se mantienen otras opciones de China y de Estados Unidos, cuando faltan cinco meses para el fin de la gestión, en medio de una fuerte estrechez presupuestaria y falta de dólares.
Taiana recorrió las instalaciones de la empresa Hindustan Aeronautics Limited (HAL), en la ciudad de Bangalore, y firmó una carta de intención para renovar la flota de helicópteros utilitarios livianos y medianos pensados para el Ejército.
Expertos militares consultados por LA NACION, en tanto, desestiman la posibilidad de una operación con la India para la compra de los aviones HAL y consideran más viables las ofertas del JF-17 Thunder, desarrollado por China y Pakistán, y los F-16, operados por Dinamarca, a partir de un modelo original de Estados Unidos.
El intercambio con la empresa india HAL, sin embargo, viene creciendo, como lo muestran un convenio firmado con la Fuerza Aérea para el mantenimiento de los motores de sus helicópteros Lama y un reciente acuerdo con la Fábrica Argentina de Aviones (Fadea) para el desarrollo conjunto en el sector aeroespacial.
Opcioness posibles
Ante un requerimiento de LA NACION, un equipo de expertos del Foro Argentino de Defensa (FAD), que dirige Santiago Lucero Torres, analizó las alternativas planteadas frente al reequipamiento de las capacidades de las Fuerzas Armadas.
“Actualmente se consideran el Lockheed Martin F-16 A/B Fighting Falcon, de segunda mano, operados por Dinamarca –a partir de del modelo original de Estados Unidos, aunque fueron fabricados entre Holanda y Bélgica en los años 80- y los Chengdu JF-17 Thunder Block 3 nuevos, ofrecidos por China”, confiaron las fuentes militares.
Habría quedado descartado el MiG-35 propuesto por Rusia y en las Fuerzas Armadas ven pocas chances para el HAL Tejas indio.
En general el F-16 es un avión más potente y con más capacidad de armamento que el JF-17, confían los expertos del FAD.
Se trata de aviones usados, con casi 40 años de antigüedad y un horizonte de vida remanente no mayor a diez años. “La oferta es por 32 unidades. El armamento y los sensores para la designación de blancos deberían ser provistos por Estados Unidos, que aún no ha entregado la oferta correspondiente”, precisaron los especialistas militares.
La propuesta de los JF-17 producidos por China y Pakistán comprende 15 unidades, con la posibilidad de negociar un segundo lote y, eventualmente, un tercero. “Son aviones nuevos y China ofrece un paquete de armamento y sensores muy completo y con pocas restricciones. Los condicionamientos serían, más bien, políticos por el giro que implicaría una operación con China.
Las aeronaves de origen chino-paquistaní estarían equipadas con motores chinos, a diferencia de las versiones que operan Myanmar y Nigeria con motores rusos.
Algunos sectores militares ponen en duda la “confiabilidad” china, teniendo en cuenta un antecedente que llevó a descalificar un equipo que iba a ser adquirido cuando se desarrolló el Plan Nacional de Radarización, por deficiencias en su calidad, señalaron las fuentes militares.
China, en tanto, habría ofrecido un período de gracia para los pagos siguientes. Si bien comprarle a China permitiría acceder a un producto con más capacidad de combate -por el armamento y los sensores - y un horizonte de vida mayor, implicaría un giro con respecto al alineamiento tradicional con occidente y puede generar problemas para la compra de otros materiales.
Alineamiento político
Hay coincidencias en que toda compra de armamento implica un compromiso político con el país al que se le compra y, también, con aquellos a quienes se les da la espalda.
Las Fuerzas Armadas argentinas estuvieron mayormente alineadas con Estados Unidos en el último siglo y que nuestros gobiernos dependen del apoyo de Washington para resolver los problemas con el Fondo Monetario Internacional (FMI). “Pero, a la vez, China es uno de los mayores socios comerciales y se está convirtiendo en uno de sus principales acreedores”, observó una fuente militar.
Por otro lado, tanto Dinamarca como China ofrecen que la Argentina haga un pequeño pago inicial para cerrar el contrato, y el resto sea financiado. En el caso de Dinamarca, la compra de los aviones la financiaría Estados Unidos.
Comprarle a Estados Unidos permitiría mantener el alineamiento actual, pero algunas voces advierten que se corre el riesgo de que no se consiga un salto cualitativo importante y la capacidad de combate siga siendo prácticamente nula, si EEUU no vende el armamento.
El veto británico
En las Fuerzas Armadas temen que suceda como ya ocurrió con la compra de los A-4AR Fightinghawk, en 1995, cuando se prometió armamento que nunca se entregó y los aviones nunca pudieron emplearse en todas sus capacidades. Un detalle vital es que una eventual operación por los F-16 debe ser aprobada por el Congreso de los Estados Unidos, a lo que se suma el fantasma del veto británico.
Después de la Guerra de Malvinas, el gobierno del Reino Unido mantiene la presión sobre la industria militar para evitar que se autorice la venta de material militar de origen británico a la Argentina, lo que frena la adquisición de materiales con componentes británicos.
La dureza del veto ha variado según los niveles de la relación entre los gobiernos de ambos países. “Muchas veces el veto fue una cómoda justificación para la falta de capacidad y gestión de la mayoría de los funcionarios políticos que transitaron por el Ministerio de Defensa”, confió un observador del tablero militar.
Los principales requerimientos que buscan las Fuerzas Armadas para la incorporación de aeronaves de combate apuntan a garantizar el abastecimiento en vuelo, la provisión de un radar de abordo de pulso doppler, con funciones aire-aire y aire-superficie; capacidad de vuelo supersónico, armamento fijo, un paquete logístico integrado para un mínimo de diez años, lo que puede ser tan caro como el avión, entre otras exigencias, apuntan en la FAD.
Los expertos evalúan que la incorporación de nuevas aeronaves militares obligará a atender la degradación de calidad de la infraestructura aeroportuaria. Eso requerirá mejoras en pistas, plataformas, talleres y otros espacios. “Los F-16 tienen una boca de admisión del motor muy baja y aspiran gran cantidad de objetos extraños”, observó la fuente castrense.
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