Incertidumbre total en Pro: el pacto Milei-Macri se estanca y la Ciudad cambia su estrategia en la pelea por los fondos
El Presidente hizo cambios en el Gabinete y volvió a relegar a sus socios del macrismo; el jefe porteño presentó una nota ante la Corte y profundiza el reclamo por la deuda de coparticipación
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Apenas Cristian Ritondo y Diego Santilli pisaron el Luna Park para asistir al show de Javier Milei, el jefe porteño, Jorge Macri, activó el grupo de WhatsApp que integran altos mandos de Pro para reprocharles a sus socios que hubieran ido al evento organizado por el Presidente en el mítico recinto ubicado en el Bajo.
Inquieto por la frágil tregua que selló con la UCR en la Legislatura para asegurarse la gobernabilidad, el primo del expresidente les recordó que Milei encabezaba un acto político y les dijo que no había razones institucionales que justificaran la presencia de referentes de Pro. “Esto me puede complicar”, les recriminó. Ritondo y Santilli, quienes habían sido invitados por Martín Menem, esquivaron los golpes y disfrutaron su paso fugaz por el Luna Park. Se sacaron selfies con dirigentes -se toparon con varios aliados territoriales en la provincia de Buenos Aires- y se retiraron poco después de que Milei cantara “Panic Show”.
La escena describe el momento incierto que atraviesa la construcción de la alianza política entre Pro y los libertarios. No hay affectio societatis ni una hoja de ruta pactada entre las partes para avanzar con una confluencia. La desconfianza mutua que se gestó en la campaña para el balotaje se mantiene latente. Tras el acto por el 25 de Mayo en Córdoba, Milei ejecutó un cambio de magnitud en su gabinete sin siquiera contemplar la idea de activar un acuerdo institucional con Mauricio Macri: echó a Nicolás Posse y ascendió a Guillermo Francos, el ministro que había asumido el papel de árbitro en las conversaciones para destrabar la negociación en el Congreso. También promovió a Federico Sturzenegger, el ideólogo de la desregularización que desembarcará en una cartera cuyo nombre y funciones aún son difusos. En otras palabras: Milei rearma por ahora su gobierno por senderos que no conducen a Acassuso, el refugio de Macri desde que salió de la “jaula de oro” y volvió a sentir la aridez del llano.
Está claro que Macri no mantiene una influencia decisiva sobre los movimientos del Gobierno ni logra que Milei les dé un trato preferencial ni a sus gobernadores -Rogelio Frigerio (Entre Ríos) e Ignacio Torres (Chubut)- ni a su primo Jorge, pese a que Pro es el principal aliado y sostén legislativo de la Casa Rosada.
No obstante, el nuevo titular de Pro mantiene el silencio. Incómodo, machaca con que la prioridad es que, finalmente, el jefe del Estado tenga las herramientas para gobernar y consiga el aval legislativo a sus reformas. Así, dará seguridad jurídica a los inversores. “No había expectativa ni indirectas en ese sentido. Jamás Mauricio le reclamó lugares a Milei”, dice un macrista paladar negro después de que el presidente echara a Posse. Por estas horas apalanca la llegada de Jorge Triaca a una silla de la Auditoría General de la Nación (AGN).
En la cúpula de Pro admiten que el expresidente llegó a bosquejar un borrador de una lista de nombres para Milei, pero el Presidente no los sedujo ni los convocó y se inclinó por la tropa de Bullrich. Los continuos desaires a encabronaron a Macri. ¿Ahora espera un gesto, una señal de reconocimiento o que Milei extienda la mano? “La pelota está del lado del Gobierno; ya dimos suficientes pruebas de amor”, aclara un exfuncionario macrista. Tanto Ritondo como Santilli o Hernán Lombardi y Alejandro Finocchiaro confían en que tarde o temprano habrá un acuerdo marco partidario entre Milei y Macri. Imaginan un gobierno de coalición encuadrado en un espacio de centro derecha. En Pro hay quienes especulan con que la discusión llegará post-ley bases o “Pacto de Mayo”. “Van a mantener la pureza hasta superar lo peor”, especula un jerarca de Pro.
Mientras tanto, Macri intenta contener la sangría de votantes y dirigentes que se mudan al campamento libertario en plena pulseada de poder con Bullrich. Ese choque, que ya provocó un cisma en Buenos Aires -el macrismo cree que no se expandirá más allá de las murallas del conurbano-, está cruzado por la disyuntiva que agita a Pro: ¿caminar a una fusión con LLA para detener la licuación de la base electoral o apostar a una convergencia con identidad?
Con ese trasfondo, los libertarios se frotan las manos ante la ruptura Bullrich-Macri y apuestan a profundizar la colonización de Pro. Ayer, Sebastián Pareja, funcionario nacional y armador bonaerense de Karina Milei, se reunió con otro intendente de Pro: Ramón Lanús (San Isidro), un hombre cercano a Bullrich que mantiene los lazos con Macri. La Casa Rosada también tendió puentes con los hermanos Passaglia (San Nicolás) para acercarlos al oficialismo. A Diego Valenzuela (Tres de Febrero), quien insinuó que Macri representa el paradigma del pasado, ya lo atrajeron. “Es un traidor”, braman en Pro.
Enojo de Jorge Macri
Mientras Macri intenta aislar a Bullrich y reducir su capacidad de daño -los leales del expresidente especulan con que la fractura bonaerense evidenció que la ministra no controla la estructura de Pro-, el jefe de gobierno porteño comenzó a presionar con mayor intensidad por el giro de fondos de coparticipación. Como Milei sigue sin cumplir la sentencia de la Corte -no deposita el 2,95% y debe unos 590 mil millones de pesos- y la Ciudad sufre la caída de la recaudación por Ingresos Brutos debido a la recesión, Jorge Macri activó acciones concretas. Anteayer hizo que la Procuración general de la Ciudad, a cargo del radical Martín Ocampo, ladero de Daniel Angelici, girara una nota al máximo tribunal para recordar que el Ejecutivo incumple. Es una formalidad -el larretismo lo hizo-, pero es la primera vez que Jorge Macri habilita ese mecanismo ante la Corte desde que asumió Milei. Hasta ahora el jefe porteño resistió, pero el desarme de las Leliqs y el clima recesivo deterioran la situación financiera de la Ciudad. De hecho, Jorge Macri prevé que tendría déficit fiscal en junio. Luis Caputo es consciente de que a partir de ahora comenzó a correr el plazo. “Saben nuestra fecha límite”, dicen en la Ciudad.
El próximo paso para Jorge Macri sería pedirle a la Corte que embargue las cuentas de la Nación. Pero por ahora no quiere escalar demasiado la pelea y apuesta a resolverlo por la vía política con una nueva estrategia. Comenzó a levantar el tema y aprovechará cada aparición pública, como hizo en la exposición ante el Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF), para reprocharle al Gobierno la deuda. Lo mismo harán sus funcionarios y otros jefes de Pro alineados con Macri. Saldrán en tromba.
“Es un gobierno solitario y Caputo actúa como un banquero: nos dice que no tiene plata. Esperemos que Francos nos escuche”, dicen en Uspallata. De hecho, Jorge Macri optó ayer por sumarse al reclamo de catorce provincias para restituir el fondo de incentivo docente, que eliminó Milei. Fue una jugada diseñada para presionar.
En el gabinete porteño se quejan de que Milei no solo no responde por la deuda de la coparticipación, sino que tampoco hubo avances en temas sensibles para la Ciudad, como el traspaso de la Justicia, el puerto y la IGJ, o la discusión en torno a terrenos controlados por la Agencia de Administración de Bienes del Estado. “Este es el territorio de Pro y de Mauricio. En algún momento él va a tener que decir algo. No puede haber silencio”, aventuran en la Ciudad.
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