Impuesto a las Ganancias | Cómo fue el discurso de Javier Milei para defender la ley que ahora pedirá eliminar
El actual presidente dijo en septiembre que ese tributo “es inmundo” y “hay que eliminarlo”; dijo que la solución no era aumentar impuestos sino bajar gastos; ahora Caputo propone revertir la reforma para reducir el déficit en 0,4 puntos del PBI
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La campaña ardía. Javier Milei venía de provocar un terremoto político con su triunfo en las PASO de agosto y casi de inmediato su rival Sergio Massa reaccionó con un paquete de medidas económicas que la sabiduría popular bautizó como “plan platita”. En ese combo entró una modificación legal para reducir el universo de contribuyentes del impuesto a las ganancias, que el entonces ministro presentó como una ofrenda a la clase media y media alta.
El rechazo drástico de Juntos por el Cambio, que tildó de populista la decisión, no hizo dudar al diputado Milei. Su apoyo al proyecto fue claro, enfático y explícito. Lo resumió en un discurso en la Cámara de seis minutos, cuyo eco resuena hoy cuando, ya convertido en presidente, su gobierno anticipó que va a pedirle al Congreso dar marcha atrás con aquel cambio.
“El Estado es una organización criminal violenta que vive de una fuente coactiva de ingresos llamada impuestos y, por lo tanto, los impuestos son un robo y con cualquier iniciativa que conste en bajar impuestos yo voy a estar de acuerdo”, dijo Milei en la sesión del 19 de septiembre.
A su juicio, “los impuestos son una rémora de la esclavitud”, que era un régimen consistente en aplicar el “cien por ciento de impuestos”. Por eso, afirmó, bajar impuestos es devolverle libertad a los ciudadanos.
Sobre Ganancias, dijo que era un tributo “aberrante”, tanto al aplicarse a las empresas como a las personas físicas. “Penaliza la acumulación de capital, que a la postre se termina manifestando en menos puestos de trabajo en menos productividad y en menores salarios. Pero como si todo esto fuera poco nos encontramos frente al delirio descomunal de tratar al salario como ganancia, lo cual es un delirio total y por lo tanto este impuesto, además, es inmundo y por ende tiene que ser eliminado”.
En la argumentación de su voto positivo, que contribuyó a que el proyecto fuera aprobado con 135 votos positivos, dijo que mantener el impuesto en un contexto inflacionario hay que estar actualizando permanentemente los mínimos imponibles: “Eso también implica, si no se reconoce, un aumento de la carga tributaria. Y hay que estar esperando que el político le regale a la gente... Lo cual es una verdadera locura”.
Acaso el giro más drástico entre la realidad en el gobierno y el discurso como opositor se dio cuando explicó el impacto fiscal de la reforma. Era el punto que había abroquelado a Juntos por el Cambio en el voto negativo.
“Se hace alusión a la cuestión fiscal -dijo-, se habla de que la baja de impuestos básicamente genera déficit fiscal. Bueno, mire no es tan problemático: bajemos los impuestos y bajemos el gasto público para que no aumente el déficit fiscal; es decir, bajemos los impuestos y bajemos el gasto. Ahora como hay gente que no le gusta bajar el gasto entonces aparece problema del financiamiento”.
El sucesor de Massa, Luis Caputo, difundió en la noche del martes un cuadro en el que explica cómo espera llegar a una baja del déficit equivalente a 5 puntos del PBI. Coloca la “Reversión Reforma Ganancias” como la fuente para obtener una reducción del 0,4% del PBI. Es decir, el ajuste de Milei se hace en función de un recorte del gasto pero también de un aumento de la carga impositiva.
El entonces diputado de La Libertad Avanza no ocultó en su discurso que la medida de Massa buscaba tener un efecto en las elecciones después de que el oficialismo salió tercero en las PASO: “Creen que la gente es tonta, que a tres meses de irse hace algo así en un ataque desesperado, pero parece que la gente es subestimada sistemáticamente por la casta política. Parece que está reaccionando y está entendiendo de qué se trata esto”.
Pero también le pegó a Juntos por el Cambio, incómodo en el debate al rechazar una ley que en teoría favorecía a sus potenciales votantes. Dijo: “A mí me llama la atención el planteo de la oposición amarilla porque hablan tanto de la racionalidad y salvo que sean tan fatalmente arrogantes de creerse que ellos son solamente los racionales y la gente fuera estúpida... Si la gente es tan racional, entonces estarían computando el resultado del déficit fiscal, la emisión monetaria y automáticamente esto iría a precios y prendería fuego al oficialismo. ¡Vamos, vamos todavía! Más rápido los vamos a sacar. Pero quizás no quieren sacarlos: los necesitan de socios para mantener los negocios en la casta”.
Les recordó que votaron presupuestos con déficit fiscal (”que es algo inmoral”), el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), la ley de góndolas, la ley de alquileres, entre otras. “La oposición amarilla, al momento de meterle la mano en el bolsillo a la gente, parece que no les molesta”, enfatizó.
En el cierre del discurso, Milei adoptó un tono electoral, al decir que “está apareciendo una nueva fuerza que grita libertad” y dijo que lo único que a él le importa es “el bienestar de los argentinos” Y denunció que lo hará “independientemente de lo que quieran hacer y carpetear distintos lugares de la política”, en alusión a las críticas que recibía por acompañar esta porción del “plan platita” massista. “Nosotros vamos a acompañar esta baja de impuestos porque es más libertad y porque es devolverle los derechos a la ciudadanía”, completó.
La sesión
El debate fue el más caliente de los que se dio durante la campaña electoral. Milei fue el gran protagonista a raíz de que había ganado las PASO y se lo vislumbraba como favorito a la Presidencia.
El diputado Luciano Laspina, que integraba el equipo económico de Patricia Bullrich -candidata presidencial de Juntos por el Cambio-, fue uno de los más críticos. Dijo que la rebaja en el impuesto a las Ganancias le costaría al fisco unos 5000 millones de dólares, casi un punto del PBI.
“Un candidato anarcolibertario dice que la justicia social es inmoral y si por justicia social entendemos lo que estamos votando hoy, tiene razón: es inmoral: en este cuadro de situación, darle un alivio tributario, que en otro contexto económico sería bienvenido, al 15% de los trabajadores de mayores ingresos en la Argentina es inmoral. En un país destruido arrasado por la pobreza, que está al borde de la hiperinflación, se le otorga un cheque de $1.250.000 anuales a esos 800.000 trabajadores con sueldos más altos de la Argentina. Esto demuestra que lo que votamos hoy no es un beneficio a los trabajadores: es una concesión a los jerarcas sindicales”, enfatizó Laspina.
Con la misma dureza, el diputado Juan Manuel López (Coalición Cívica) advirtió que el entonces candidato libertario buscaba “llegar en medio del caos” a la Presidencia: “Uno se pregunta por qué, los que supuestamente saben de economía, nos llevan a las puertas de una hiper. Por qué hacen expansionismo fiscal los que no son keynesianos: porque quieren llegar en el medio del caos. Porque el plan fantasioso de la dolarización necesita una hiperinflación al principio para poder lograrlo, de mínima. Tiene que saber la sociedad y este recinto que el objetivo de algunos es deliberadamente ese, por eso dan quorum y por eso votan a favor”.
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