Imagen de perfección alejada de la realidad
No menos del 90% del discurso de ayer de la Presidenta fue dedicado a narrar los logros desde 2003.
Hubo no pocas inexactitudes, tales como festejar un aumento de la escolarización que ha sido bueno en el nivel inicial, pero pobrísimo en la educación media, o inducir al error al decir que el crecimiento económico de la era K ha sido el mayor en 200 años, porque no es correcto comparar con el subsuelo de 2002 y, si se elige ese camino, se encuentran casos similares.
Estas inexactitudes procuran dar una imagen de perfección muy lejana de la realidad, que termina afectando la credibilidad en los logros que ha habido. El propio crecimiento de la economía, aunque no sea récord; la creación de cerca de 3.000.000 de empleos; programas tales como la asignación por hijo o el naciente plan Progresar; la mejora de las jubilaciones (pese a enormes inequidades entre los beneficios que hoy disfrutan quienes nunca aportaron pudiendo haberlo hecho y los que siempre aportaron, aun con gran esfuerzo); los logros en ciencia y tecnología, o el aumento de la inversión educativa hasta cerca de un 6% (aunque mucho menor de lo dicho, por ignorar valores de hasta el 5% en el pasado y por usar el cómputo del PBI falaz del Indec).
Pero la gran preocupación hoy es la sostenibilidad de estos logros, que pese a estar seriamente amenazada no indujo sino ínfimamente a reconocer las falencias.
La inflación como problema no fue mencionada y tampoco esa vergüenza nacional que es el Indec, cuya enmienda todavía deberá probarse.
La crítica situación social y económica actual también fue ignorada por la Presidenta. Ninguna explicación se dio de los cambios en curso que "jamás se harían" en la política cambiaria o la monetaria, ni de la intención de bajar los salarios reales, como ya ocurrió con las jubilaciones, ni del déficit fiscal, de los subsidios o de cómo se financiará el país este año y el próximo. Tampoco se hizo mención de las nuevas medidas necesarias para estabilizar la moneda y combatir la recesión en curso, salvo una mención marginal del crédito para capital de trabajo.
En otro orden, la Presidenta dijo que la desvela la calidad de la educación, pero no hizo mención de los malos resultados de la Argentina en la prueba PISA, como sí lo han hecho, por caso, en Uruguay o en Finlandia por perder algunos puestos.
Hubo algunos giros de políticas que, si se concretan, serán bienvenidos. Reducir el ausentismo docente (no hubiera estado de más mencionar que hay sitios donde se acerca al 30%), pedir al Congreso el debate de una ley relativa a la convivencia ciudadana para regular las manifestaciones que afectan a terceros (algo que con alguna razón será leído como parte del ajuste en curso), proyectos de nuevos procedimientos penales y un nuevo acuerdo con Irán. Quedó claro que se hace mucho más difícil encontrar las soluciones correctas cuando no se reconocen los problemas.
El autor es economista y sociólogo
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