Ignacio Torres: “Hay un nivel de clientelismo que es obsceno, pero tengo la esperanza de ver un cambio”
El candidato de JxC a gobernador de Chubut dice que competirá en “el único bastión massista” del país; promete “desactivar la bomba financiera” de la provincia y “garantizar 180 días de clases”
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Ignacio Torres, de 35 años, está en la recta final de su candidatura a gobernador de Chubut por Juntos por el Cambio (JxC). Este domingo, se definirá en las urnas si logra arrebatarle el poder al candidato oficialista e intendente de Comodoro Rivadavia, Juan Pablo Luque, respaldado por el peronismo unido. La provincia patagónica tiene hegemonía peronista desde hace 20 años y, en esta nueva elección, la oposición tiene posibilidades reales de dar un batacazo, dos semanas antes de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) nacionales.
Torres, un licenciado en administración de empresas, es apoyado a nivel nacional por los precandidatos presidenciales Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta, que lo acompañarán el día de los comicios. Llega con el viento a favor luego de ganar en abril las elecciones de Trelew de la mano de su postulante, Gerardo Merino, un veterinario sin experiencia previa en la función pública. Dos años antes, su lista se impuso en la elección de senadores nacionales y se coronó como el legislador más joven en esa Cámara. El alfil de Pro lleva como compañero de fórmula al dirigente radical Gustavo Menna.
Mariano Arcioni, el actual gobernador que no aspira a reelegirse, es muy cercano al ministro-candidato oficialista Sergio Massa. Como parte de la estrategia de unidad del peronismo provincial y del Frente Renovador, Luque aspira a sucederlo. Sin embargo, el actual intendente de Comodoro Rivadavia pretende despegarse de su gestión, que presentó graves dificultades económicas y sociales.
Para tener esta entrevista con LA NACION, Torres planificó frenar con su auto en la localidad de Garayalde, de camino hacia Comodoro Rivadavia, donde mañana hará un acto de cierre de campaña.
-¿Qué se juega en la elección del domingo?
- Es una elección bisagra, Yo crecí y me formé en la escuela pública durante 20 años de hegemonía de un mismo signo político y vi de primera mano cómo se fue degenerando todo. Lo peor que puede hacer un gobierno a una sociedad es destruir el sistema educativo y esto es transversal a todos los pueblos de la provincia y a todos los estratos socioeconómicos. Hay una posibilidad después de 20 años de cambiar la provincia sabiendo que es la pelea de David y Goliat. Esto se ve en algunas provincias caudillescas, pero acá es el único bastión massista y están todos enfrente. Hay un nivel de clientelismo que es obsceno pero tengo la esperanza de ver un cambio. En muchas casas de familia que me dicen, “Nacho yo voy a agarrar la plata y la heladera, pero no los voy a votar”. Creo que nos van a acompañar y estoy convencido que va a ser así.
-¿Cómo ingresó a la política? ¿Por qué tomó esa decisión?
Empecé en la Cámara de Diputados con Graciela Ocaña y ahí formamos Confianza Pública, en donde yo presidía la juventud. Antes, en mi provincia, milité en el centro de estudiantes. Fui a la Escuela N° 712 de Trelew y ahí había una militancia estudiantil. Después, ya en la universidad, lo seguí haciendo. Cuando terminé mis estudios, hubo un impasse en el que me dediqué al sector privado, con la empresa familiar. Unos años después, me llamaron del Pro y me dijeron que estaba la posibilidad de armar la Fundación Pensar en Chubut. Fue ahí que armamos el partido acá, y peleamos una interna en la que no ganamos. La segunda vez volvimos a pelear y le ganamos la interna al radicalismo. Hace dos años decidimos ir juntos (UCR y Pro) y no dividirnos. A través de una interna armamos la lista, y así fue como logramos armar una fórmula de unidad muy competitiva con Gustavo Menna como candidato a vicegobernador.
-Luque dice que él tiene experiencia de gestión y usted no, ¿cómo responde a ese cuestionamiento?
- Gracias a Dios no tengo la experiencia de haber fundido una provincia imposible de fundir. Ellos en 20 años, más allá de destruir el sistema educativo, destruyeron la provincia en términos productivos. Cada vez hay menos densidad de empresas y hay más destrucción de empleo, en una provincia que tiene uno de los presupuestos per cápita más altos de la Argentina. Tengo experiencia en el sector privado, además de que me formé y me preparé para gobernar. Estamos hace 10 años conformando una alternativa real a este gobierno, mientras ellos negociaban para seguir enquistados en el poder. Lo mejor que le puede pasar a la provincia es que venga alguien que no tenga la experiencia de más de lo mismo y poder salir de este círculo vicioso.
-Utiliza el término “mafia” para hablar del actual gobierno provincial ¿Hizo denuncias penales?
- Lo hemos hecho. Cuando fui director de PAMI en la provincia (2015-2017) descubrimos que en la gestión anterior del Instituto Previsional provincial tenían hoteles truchos que hacían figurar a afiliados como que estaban dándole prestaciones, y en realidad eran personas fallecidas. Fue una causa que acá generó mucha conmoción. Dimos muchas peleas. Hay que romper con muchos actores de poder para sacar adelante la provincia.
-¿Cuáles van a ser los ejes de su eventual gobierno?
-Lo primero es desactivar la bomba financiera. El Bono de Cancelación de Deuda de Chubut, que se emitió para gastos de capital, infraestructura y para amortizar deuda vieja, se habilitó en la Legislatura para utilizarlo para gastos corrientes, y esa fue la crónica de una muerte anunciada. Actualmente, el gobierno provincial renegoció esa deuda para que le explote a quien asuma en diciembre. Son 600 millones de dólares, con dos vencimientos muy grandes cerca de la fecha de asunción. Por otro lado, no hay agenda de desarrollo posible si no volvemos a garantizar los 180 días de clases. Se rompió la confianza con todo el sistema educativo. El gobierno de Arcioni prometió subas que no podía cumplir. Lo hicieron para ganar las elecciones en 2019, pero hipotecaron el futuro de una generación. Lo primero que hay que hacer es recuperar la confianza. Queremos hacer un acuerdo interjurisdiccional para garantizar una masa salarial ante cualquier coyuntura crítica, y planteamos mantener la sostenibilidad del salario por encima de la media nacional.
-¿Qué va a pasar con la minería, teniendo en cuenta lo que pasó con la Ley de zonificación minera que tuvo que derogar Arcioni en 2021 en medio de protestas sociales?
- Nadie puede obligar a un pueblo a avanzar en algo que un pueblo no quiere. Quedó claro que no hay licencia social para la megaminería a cielo abierto. Por otro lado, somos una provincia con una cuenca petrolera madura que hay que cuidarla, y que hay que sostener su producción. Hay que agregarle valor a nuestros recursos. Por ejemplo la pesca, el 60% se va a procesar a otras zonas u otros países, y ahí está el papel del Estado para conformar mesas sectoriales y poder escalar en la cadena de valor para generar más trabajo. Hay un potencial altísimo en energías renovables, pero para eso hace falta transporte. Estuve con uno de los principales empresarios del rubro y me dijo: “Ustedes tienen los mejores rindes de viento del mundo, puertos de agua profundas, pero nos fuimos a Río Negro por las causas de corrupción y por la imprevisibilidad”.
-¿Cómo explica el acercamiento con el sindicalista petrolero Jorge “Loma” Ávila, que históricamente estuvo aliado al peronismo, y que tiene un perfil muy diferente al “cambio” que plantea JxC? ¿No es confuso para el electorado?
- Acá en el sur es distinto. El sindicato de Petroleros acá en Chubut tiene un simbolismo muy importante por lo que implica la cuenca del Golfo de San Jorge. De hecho, cuando YPF se fue de la provincia trabajamos en conjunto para sostener los equipos. Cuando quisieron avanzar en una Ley de hidrocarburos que contemplaba el incremental de inversión como única variable, y que destruía las cuencas, también trabajamos en equipo. En Chubut está todo tan mal que ni siquiera te podes dar el lujo de tener discusiones ideológicas tan sofisticadas. Acá, JxC es más un movimiento ciudadano, en el que hay mucho peronismo y vecinalismo. Para nosotros, pensando en un esquema de gobernabilidad y de agenda de desarrollo en común, estar con Ávila, que no es el típico sindicalista apretador, sino todo lo contrario, con un perfil en pos del desarrollo y garantizando paz social, es una realidad muy distinta de lo que puede pensar alguien en Capital Federal.
-¿Se podría considerar que usted tiene un perfil pragmático?
- Sí, soy pragmático. Pero tengo muy en claro la diferencia entre la transversalidad y la complicidad. Somos la oposición al gobierno de Arcioni y de Luque, y venimos construyendo esta alternativa desde hace mucho tiempo. De hecho, el nerviosismo y la violencia que ejercen tiene que ver con eso. Saben que se van y que nosotros no vamos a garantizar la impunidad.
-La elección en Comodoro Rivadavia es clave para ganar la provincia, ¿Cómo ve a su candidata, Ana Clara Romero, frente al candidato de Luque, Othar Macharashvili?
- Esta hegemonía que gobierna desde hace 20 años genera que tengan aversión a la juventud y a las mujeres. Por eso la chicana de la experiencia. A Ana Clara le dicen que no tiene la fuerza para gobernar Comodoro y la ningunean. Todo el acompañamiento que tiene es producto del laburo, y de que es una mujer que se enfrentó con empresarios prebendarios, y lo hizo en soledad, fruto del trabajo y la militancia. Es la antítesis de lo que hoy gobierna Comodoro y eso los pone muy nerviosos. La ciudad que tiene muchos recursos, tantos que podría ser Dubai, y hoy está muy deteriorada. Es un monumento a las obras sin terminar.
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