Horas decisivas en Juntos por el Cambio: Bullrich y Larreta buscan cerrar acuerdos con radicales para definir sus vices
El jefe porteño apostaría a Gerardo Morales, mientras que la exministra se inclinaría por Maximiliano Abad, Luis Naidenoff o Luis Petri
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Como marca el manual de la campaña, Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta esconden sus cartas en horas definitorias para la carrera presidencial. Relojean los últimos movimientos de piezas de su adversario interno antes de ejecutar la jugada final en el ajedrez electoral. Cuando restan seis días del cierre de listas, el jefe porteño y la exministra de Seguridad, principales animadores de la contienda de Juntos por el Cambio, se alistan para despejar una incógnita relevante para sus proyectos nacionales: quién será su compañero de fórmula para competir en los próximos comicios.
Si bien aún están anotados otros cinco referentes -Gerardo Morales, Facundo Manes, Elisa Carrió, Miguel Ángel Pichetto y José Luis Espert- en la grilla de aspirantes de la interna del conglomerado opositor, Larreta y Bullrich sienten que se encaminan a pelear mano a mano por el liderazgo opositor en las PASO del 13 de agosto. A sabiendas de que el radicalismo, segundo mayor accionista de JxC, se dispone a ingresar a una fase de bifurcación entre las variantes de Pro, los herederos de Mauricio Macri se mueven en función de los intereses de las figuras de la UCR. Tanto Larreta como Bullrich buscan ampliar sus mensajes con la elección de su vice y aspiran a integrar a un sector del centenario partido para fortalecer su despliegue territorial en todo el país y capturar adhesiones. Por eso, el jefe porteño está cerca de confirmar a Morales, jefe de la UCR y socio estratégico de Martín Lousteau, como coequiper en su binomio. De hecho, Larreta y Morales se reunieron ayer con Diego Santilli y Lousteau para acelerar las tratativas.
Bullrich, en tanto, explora opciones en el universo radical que cumplan con una serie de requisitos: ADN “halcón” y representante del interior. Por estas horas examina los perfiles de Maximiliano Abad, quien controla al radicalismo bonaerense, con un peso estratégico en Buenos Aires; el senador nacional Luis Naidenoff (Formosa); y el exdiputado Luis Petri (Mendoza).
¿Estructura o peso simbólico?
En las últimas horas Bullrich repitió que aún no definió quién será su compañero de fórmula, pero lo tiene in pectore. Desde hace semanas escucha múltiples opiniones de asesores e integrantes de su círculo de confianza. Por un lado, están los que le advierten que, dado el contexto de crisis, requerirá un partenaire que apuntale su discurso en materia económica, uno de sus puntos débiles, durante los tramos álgidos de la campaña, sobre todo, para contrarrestar a Javier Milei (La Libertad Avanza).
Otros le aconsejan garantizarse un acuerdo integral con el radicalismo, clave para fortificar su estructura nacional. Le recomiendan colocar a un representante del Grupo Vendimia, como el formoseño Naidenoff, con experiencia en el Senado, o apostar por Abad, discípulo de Ernesto Sanz, que controla la UCR bonaerense -intendentes, legisladores y dirigentes con fortaleza territorial- y podría ayudar a desnivelar la batalla con Larreta en la provincia.
Con Abad hay diálogos, pero aún no se avanzó en los términos del acuerdo. Las próximas 48 horas serán cruciales. “El vice de Patricia tiene que ser radical. Si no, habrá más noticias en este boletín”, avisan los simpatizantes de Bullrich en la UCR. Rodolfo Suárez, cercano a Alfredo Cornejo, estuvo entre los ternados, pero no es finalista. En tanto, Gustavo Valdés apuesta a la neutralidad.
Al filo del cierre del plazo legal para la inscripción de las listas, Bullrich vacila frente a esos dilemas, mientras espía las novedades que llegan desde el campo adversario. Ella está convencida que la figura del vice debe ser complementaria, ya que entiende que los votos los tracciona en su totalidad el candidato a presidente. Es cauta porque no quiere dejar heridos en las negociaciones. Eso sí: en los debates de su mesa chica aguza el oído cuando se pronuncia el consultor Derek Hampton, cada vez más influyente en su esquema político. Quienes lo tratan a menudo sugieren que Hampton, atento al termómetro de la opinión pública, se inclinaría por un extrapartidario. Eso explica que Bullrich haya iniciado tratativas con Carlos Melconian, que mantiene su ruta transversal para edificar el plan económico para el próximo gobierno bajo el mandato de la Fundación Mediterránea, el think tank que sirvió de plataforma política de Domingo Cavallo.
Esa sorpresiva maniobra de Bullrich, que disgustó a la fracción macrista de su tropa, encendió las alarmas en el tablero del larretismo y puso en guardia a los radicales afines al proyecto de la exministra. “Carlos le dijo que no”, celebraron entre los armadores de Larreta. El diálogo estuvo abierto, pero la chance de que sea el elegido perdió fuerza. “Melconian estuvo deshojando la margarita. Se enfrió”, desliza un dirigente con cercanía a Bullrich.
Los promotores de Melconian le susurran a la postulante de Pro que el extitular del Banco Nación le daría un up-grade a su proyecto presidencial en el establishment y le permitiría tener un vocero influyente para confrontar con Milei. En cambio, los detractores de Melconian en Pro consideran que un perfil extremadamente alto como el del economista generará cortocircuitos durante la campaña y en una eventual gestión. ¿Podrá recolectar los votos en el Senado sin pergaminos en la rosca parlamentaria? ¿Su figura chocará con la del ministro de Economía? Son interrogantes que sobrevolaron en el búnker de Bullrich.
La exministra, en tanto, aspira a que Luciano Laspina y Melconian tengan un papel preponderante en su equipo y durante la campaña. Sabe que será una contienda dominada por los aspectos económicos dada la incertidumbre por la crisis inflacionaria y financiera. Ella se mira en el espejo de Carlos Menem: cree que la sociedad demandará un liderazgo firme. Por eso, su estrategia es clara: quiere presentarse como símbolo del cambio absoluto.
Quien salió a anotarse en la lista de ternados es Ricardo López Murphy, aliado de Bullrich. El exministro ya avisó que contempla correrse de la pelea por la sucesión de Larreta si ella lo convoca para acompañarla fórmula. En el sector de la exministra relativizan sus chances, aunque pretenden que tenga centralidad en la campaña. Es otra voz para el debate económico y contener a Milei.
Un dato que surge de las complicadas negociaciones de Bullrich por su vice: Macri prefiere no inmiscuirse en la decisión. Tampoco planea exigir puestos en las nóminas. Le gustan los perfiles que le anticiparon. Es que, según aseguran cerca suyo, refiere no responsabilizarse de ninguna decisión con impacto electoral. Lo mismo ocurrió, dicen sus exegetas, que con la elección del candidato a gobernador. “Mauricio se enteró diez minutos antes que se anuncie lo de Grindetti”, aseguran allegados al expresidente.
En el laboratorio de Larreta las urgencias son otras. Ya sellado su pacto con el eje Morales-Lousteau a nivel nacional y sus aliados en Buenos Aires, como Gustavo Posse y la pata de Evolución Radical, al jefe porteño lo desvela cerrar un acuerdo con Juan Schiaretti y Facundo Manes.
Las conversaciones para que Morales sea el vice de Larreta están avanzadas. Salvo un imprevisto de último momento, el jujeño lo secundará en la fórmula. Esta semana Morales planea reunir a su tropa antes de consumar el pacto. Su prioridad es cerciorarse que JxC tendrá un gobierno de coalición y que la UCR ocupará lugares relevantes en el esquema de poder. No quiere replicar la experiencia de Macri en 2015. Larreta le promete que respetará esa petición. Además, ambos tienen coincidencias sustanciales en el plano ideológico y están abroquelados para evitar un giro de JxC a las posiciones de extrema derecha. A Morales le inquieta el discurso de Bullrich y su coqueteo con Milei y sus ideas. Tampoco coincide con ella en la graduación de las reformas económicas.
Larreta confía en Morales para manejar el Senado. “Autoridad y gestos de fortaleza”, afirman cerca del alcalde.
En paralelo, el jefe porteño pretende evitar que Manes dispute la presidencia. Como en el caso de Schiaretti, cree que los votos del médico podrían solaparse con los suyos. Le ofrece lugares en las listas o en el eventual Gabinete para seducirlo. Manes mantiene la incógnita.
Mientras tanto, el alcalde también trabaja para reflotar un acuerdo con Schiaretti. Las tratativas se desactivaron en público por el revuelo que generó el operativo para incorporarlo a JxC en medio del proceso electoral en Córdoba, pero los diálogos subterráneos son fluidos. El “gringo” no entraría en la fórmula, ya que Larreta avisó que será un integrante de JxC. Empero, le ofrecerían casilleros en sus nóminas a laderos de Schiaretti. Es parte de su táctica de candidato catch all. “Son horas complicadas porque cada uno juega su partida”, dice un consejero del jefe porteño. Las cartas de Larreta y Bullrich, cuando faltan seis días para el cierre de listas, aún están en el aire.
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