El presidente de la Corte eludió referencias a la pelea entre el Gobierno y la Justicia por el pedido de condena contra Cristina Kirchner, pero resaltó la “vigencia de la división de poderes” y la “independencia judicial”
El presidente de la Corte Suprema de Justicia, Horacio Rosatti, exhortó a “atarse al mástil” de la Constitución Nacional para no dejarse llevar por “los cantos de sirenas” en busca del progreso y dijo que “no se pude construir una economía seria sin institucionalidad” porque son requisitos para el desarrollo del país “la vigencia de la división de poderes, la independencia del Poder Judicial, la libertad de expresión, la transparencia de los actos de Gobierno, la responsabilidad de los funcionarios públicos y la seguridad jurídica” .
Al cerrar la edición 2022 del ciclo Diálogos para la Argentina, que organizó el Colegio de Abogados de de la Ciudad de Buenos Aires, Rosatti eludió referirse directa o indirectamente al conflicto desatado entre el Gobierno y la Justicia luego de que el fiscal Diego Luciani pidió una condena de 12 años de cárcel para Cristina Kirchner, acusada de encabezar una asociación ilícita que defraudó al Estado.
Ante unos 300 abogados y otros que se conectaron por YouTube, en el recinto de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, Rosatti disertó sobre el modelo económico de la Constitución Nacional y construyó un discurso que puso de resalto que la Carta Magna auspicia un capitalismo “humanizado”, que premia el progreso, para lo que es necesario construir institucionalidad.
Sin referencias al presente histórico, no obstante su discurso sobrevoló algunas ideas que el Gobierno alienta como cuestionamientos al sistema capitalista: por caso, que es inocuo para la salud de la moneda la emisión monetaria o la puesta en tela de juicio de la iniciativa privada.
Entre los presentes estaba el presidente del Colegio de Abogados, Alberto Garay; la vicepresidenta, Cecilia Mairal; otras autoridades y exautoridades, entre ellos Maximiliano Fonrouge, Guillermo Lipera, Fernando Fravega, Julio Saguier; el procurador de la Ciudad, Guillermo Astarloa; el fiscal de Casación Raúl Pleé e integrantes de los estudios jurídicos mas poderosos del país.
Rosatti aseguró que la Constitución Nacional es la carta de navegación para el desarrollo del país y que pone reglas para lo que se debe hacer. En ese contexto, señaló que si bien la Constitución Nacional no tiene un capítulo económico, “su modelo es el del capitalismo humanizado”.
“Para tener otro modelo se deberá hacer una revolución o reformar la Constitución Nacional”, expresó. Y sostuvo que cuando se habla de capitalismo en términos de la Constitución Nacional se habla del respeto a la propiedad privada (artículo 17), del respeto a la iniciativa privada (artículo 19) y de la competencia.
Constitución, progreso y emisión irresponsable
Indicó que la relación entre el Estado y el mercado es de “complementariedad”, ambos términos que suele oponer el kirchnerismo. Dijo que “no está prevista” en la Constitución la “lucha de clases” y sí la profesionalización de los trabajadores. “El progreso no es visto en la Constitución como un disvalor”, expresó el juez. Sin mencionar a nadie en particular, pero firme, dijo: “En la Argentina se razona a veces de otra manera”.
Sostuvo que la Constitución defiende el valor de la moneda y por ello advierte sobre la “emisión irresponsable” que termina depreciando su valor.
Sostuvo que en el debate si debe primar la economía por sobre la política, vence la idea de que “edificar institucionalidad desde la bonanza es una falacia”. Y que por el contrario, “primero es la institucionalidad, reglas claras, seguridad jurídica y sobre esa base puede edificar el progreso y el desarrollo humano”.
“La calidad institucional, la vigencia de la división de poderes, la independencia del poder judicial, la libertad de expresión, la transparencia de los actos de Gobierno, la responsabilidad de los funcionarios públicos, y la seguridad jurídica es un requisito para el progreso económico”, resaltó en una enumeración el magistrado, tras destacar que la reforma constitucional de 1994, de la que participó como convencional constituyente, fue “el último momento estelar” de armonía y búsqueda de consensos. Remarcó que es necesario aferrarse a la Constitución, pues “tiene reglas claras en la relación entre la política y la economía”.
“Después están los cantos de sirena. Hay que hacer como Ulises y atarse al mástil de la Constitución para no dejarse llevar por esos cantos de sirenas, seguir la carta de navegación que llegaremos a buen puerto”, concluyó.