Horacio Rodríguez Larreta se endurece ante un doble reto: la pelea con el Gobierno por los subsidios y la interna de JxC
El jefe de gobierno porteño vuelve a enfrentarse con el kirchnerismo por los recursos y sufre el fuego amigo de Gerardo Morales; su análisis del humor social y su estrategia para 2023
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Horacio Rodríguez Larreta está convencido de que la elección presidencial de 2023 se ganará en el medio, no en los extremos. No solo cree que el centro es la mejor estrategia para ampliar su base de sustentación, sino también que la apuesta por la moderación le permitirá armar un gobierno de coalición y sellar acuerdos para consensuar un programa económico. Por esa razón, no piensa correrse del centro.
Sin embargo, cuando faltan dos años de la contienda por la Casa Rosada, la coyuntura política lo coloca frente a un doble reto. Por un lado, debe endurecer sus posicionamientos para defender las arcas porteñas ante el intento del Gobierno de recortarle subsidios a la Ciudad con el eventual traspaso del transporte. Y, a su vez, necesita administrar las tensiones en Juntos por el Cambio, donde se convirtió un blanco frecuente de sus competidores internos.
En el tercer piso de la sede del gobierno porteño, en Parque Patricios, consideran que el kirchnerismo volvió a elegir a Larreta como “adversario” y pretende subirlo al ring para confrontar con el macrismo. Pero entienden que Fernández comete un error: “Lo ponen de nuevo en el centro de la escena para pegarle, pero no hacen más que afianzarlo. A [Mauricio] Macri le hicieron lo mismo y llegó a presidente”, sostienen en el larretismo.
Desde hace meses, el jefe porteño percibe un corrimiento de la sociedad hacia posturas más críticas contra el Gobierno y una revalorización de la figura de Macri, un movimiento que atribuye a la mala gestión de Fernández. Por tanto, ensayó jugadas para mostrar firmeza frente al kirchnerismo durante las últimas semanas. Por ejemplo, rechazó en duros términos la marcha contra la Corte Suprema o lamentó las críticas de Cristina Kirchner contra el FMI durante su paso por Honduras. Y respecto de la deuda, no se precipitó a avalar el principio de acuerdo con el principal organismo multilateral de crédito: pidió conocer la “letra chica” del pacto.
Pero, por más que tome posiciones más firmes ante el Gobierno, Larreta no piensa correrse hacia los extremos. Y, menos aún, pretende mostrarse como líder de la oposición, para no tensionar el espacio y erosionar su figura. “Nos tenemos que mantener en el medio, por más que el espectro se corra. Nunca podemos es irnos al extremo”, repiten cerca del alcalde. Es que en el larretismo están convencidos de que el medio se revaloriza a medida que el kirchnerismo y los sectores del macrismo más extremistas polarizan. Está claro que el alcalde apuesta a nutrirse de peronistas o progresistas decepcionados con el oficialismo.
El contexto, admiten en la Ciudad, lo empujó a Larreta a adoptar posiciones más firmes contra la Casa Rosada. “No desde la derecha, sino contra el Gobierno”, aclaran en Uspallata. De hecho, Larreta denunció la semana pasada un nuevo ataque del Gobierno contra la “autonomía” de la Ciudad, luego de que trascendiera la intención del Poder Ejecutivo nacional de traspasar el manejo de 32 líneas de colectivos a la Ciudad, lo que implicaría una quita de 13.000 millones de pesos en subsidios a la administración porteña. A partir de ese momento, el alcalde delegó el tema en su jefe de Gabinete, Felipe Miguel, y en el ministro de Gobierno, Jorge Macri. Mañana será la primera reunión entre los emisarios porteños y de la Nación por el conflicto.
En Uspallata avisan que por ahora no está previsto que Larreta vuelva a confrontar con el Gobierno por los subsidios. Es que, atento al termómetro social, Larreta prefiere mantenerse sumergido, en su papel de gestor, lejos de las disputas políticas. Metódico, el alcalde sabe que ese es su principal activo en las encuestas. Sin embargo, reconocen en el larretismo, la pelea con el Gobierno lo obliga a salir de su “zona de confort” para defender las arcas porteñas, como ocurrió con la quita de los fondos de coparticipación o el conflicto por la presencialidad escolar. “Larreta va a marcar sus posiciones con firmeza en las situaciones que lo requieran, pero no tendrá el conflicto como estrategia”, apunta uno de los asesores del alcalde.
Para los colaboradores más estrechos del jefe porteño, el kirchnerismo comete una doble falta al confrontar con Larreta: “No solo ayudan a posicionarlo a nivel nacional, sino que van a tener cada vez menos votos en la Capital”, dice un alfil del alcalde.
Toda mi solidaridad con @mauriciomacri, @mariuvidal, @PatoBullrich y @mevillegasok por los afiches que fueron pegados en la Ciudad, y con @JMilei y @RAMIROMARRA por los agravios verbales recibidos en estos últimos días.
— Horacio Rodríguez Larreta (@horaciorlarreta) February 16, 2022
En la Ciudad niegan que Larreta apueste a endurecer para no perder posiciones frente a la titular de Pro, Patricia Bullrich, referente de los “halcones” y aspirante a la presidencia. Sin embargo, hay dirigentes de Pro cercanos al expresidente que perciben un intento de Larreta de acercarse al núcleo duro. “Horacio está haciendo macrismo”, sintetizan fuentes de Pro. Incluso la propia Bullrich siente que ganó la pulseada por la línea discursiva del partido. “No es que Horacio se hace ‘halcón’. Tiene un rol y debe defender los derechos e intereses de los porteños, a costa de ser candidato a presidente”, apunta uno de los armadores nacionales del alcalde. Ayer, Larreta volvió a mostrar un estilo zigzagueante de posicionamiento: se mostró junto al periodista Diego Brancatelli, vicepresidente del Club Atlético Ituzaingó, durante una recorrida por la zona oeste de Buenos Aires. La imagen generó revuelo entre los “halcones” de Pro, como el diputado nacional Fernando Iglesias, cercano a Bullrich: “Brancatelli agitaba corridas bancarias contra el gobierno de Cambiemos, ¿no? Qué vergüenza”, lanzó.
Malestar con Morales
Lanzado en la disputa por la Casa Rosada, Larreta, quien volvió ayer a pisar el conurbano bonaerense con el traje de presidenciable -estuvo en Morón, Ituzaingó y El Palomar-, sabe que será el blanco de los dardos del kirchnerismo y de sus rivales internos en la carrera por la sucesión de Fernández, como el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales.
Durante el fin de semana, el titular de la UCR volvió a apuntar contra Larreta, pese a los últimos gestos de distención -se reunieron a solas hace unas semanas- y a que el jefe porteño se alista para visitar Jujuy en unos días. Las expresiones de Morales, quien dijo que la Ciudad “no produce nada y ahí está toda la plata” y volvió a relativizar las virtudes de Larreta como gestor, provocaron malestar en Uspallata. “Es una declaración desafortunada, que no se condice con el conocimiento real que tiene Morales de la estructura productiva de la Ciudad y de la diferencia entre lo que aportamos y recibimos en materia de coparticipación”, apuntan desde un despacho porteño.
Otros larretistas son más duros con el jujeño. Dicen que comete “un error” al ir contra el alcalde y que sus declaraciones suelen ser “funcionales” al Gobierno. En la Ciudad saben que Larreta, al partir de la pole position, quedará en la mira del kirchnerismo y de sus socios con miras a 2023: “Nos van a tirar. Por eso, no hay que levantar demasiado la cabeza”, dicen.
Laderos del alcalde vieron como un gesto de acercamiento el mensaje que difundió ayer el jefe de la UCR en sus redes sociales, con el que intentó aclarar su postura sobre el traspaso del transporte. “Sería injusto que el gobierno nacional solo le quite subsidios a la Ciudad”, indicó.
Quienes siguen con atención la pelea entre Morales y Larreta son los “halcones”, la tropa que impulsa la candidatura presidencial de Bullrich. Si bien les molesta el ataque del jujeño contra la Ciudad, prefieren esconder las garras y cuidar el vínculo con el jefe de la UCR. Es que los armadores de Bullrich visualizan en Morales un potencial aliado para la pulseada con Larreta en 2023.
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