Elecciones 2023: Horacio Rodríguez Larreta endureció su discurso y apuntó contra Bullrich: “No es momento de líderes carismáticos”
El jefe de gobierno porteño y precandidato a presidente de JxC encabezó un acto en Tres de Febrero junto a Diego Santilli y los candidatos de su frente en la provincia; hizo propuestas en materia de educación, empleo y seguridad
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La estrategia de Horacio Rodríguez Larreta para el cierre de listas electorales puso en evidencia un propósito claro: no solo intentó exhibir amplitud y despliegue territorial con su red de alianzas y acuerdos políticos, sino que priorizó reforzar el perfil conservador de su oferta para contrarrestar a Patricia Bullrich, su competidora en la interna presidencial de Juntos por el Cambio. En su primera aparición pública en Buenos Aires, bastión peronista, tras la confirmación de Sergio Massa como el candidato del frente oficialista, el jefe de gobierno y referente de Pro endureció su discurso al encabezar un acto en Tres de Febrero, donde puso en marcha de manera formal su campaña proselitista y presentó los ejes neurálgicos de su plataforma programática con vistas a las PASO. Lo hizo escoltado por Gerardo Morales, postulante a vice en la fórmula de “El cambio de nuestras vidas”, y el pelotón de “halcones” que alistó junto con Diego Santilli, su gran carta electoral, para la batalla bonaerense: desde Miguel Ángel Pichetto y José Luis Espert hasta Cynthia Hotton, Waldo Wolff y Florencia Arietto.
Larreta, quien se había lanzado a la carrera presidencial en febrero pasado con críticas a los “estafadores de la grieta” y promesas de diálogo, ajustó su retórica de cara a la compulsa con Bullrich. Con el objetivo de pescar votos que le son esquivos en la pecera del núcleo duro del macrismo, el precandidato de Pro “prometió terminar con el kirchnerismo para siempre”. A lo largo de su alocución, Larreta puso énfasis en que su propuesta combina “experiencia en la gestión pública” con “firmeza” para impulsar reformas estructurales que se “sostengan en el tiempo” en materia de educación, empleo y seguridad, los tres pilares que eligió para sumar adhesiones a su proyecto.
“Ya tuvimos una experiencia donde iniciamos un proceso de cambio en la buena dirección y no lo pudimos sostener. Eso no nos va a volver a pasar. Ya nos pasó una vez, no lo vamos a volver a repetir”, apuntó Larreta, en la única alusión al gobierno de Mauricio Macri, su exmentor en Pro.
Para diferenciarse de Bullrich, su contrincante en las PASO, o Javier Milei (La Libertad Avanza), Larreta remarcó que la Argentina no necesita de “líderes mesiánicos o carismáticos” para afrontar la profunda crisis económica y social y lograr “cambios de fondo”, sino de un constructor de “equipos sólidos”. “No es solo gritando desde la tribuna que vamos a meter a todos presos. Los vamos a meter presos, pero trabajando”, enfatizó Larreta desde un escenario plantado en medio de los militantes y dirigentes que se trasladaron hasta el microestadio de Almagro para presenciar el puntapié inicial de la campaña del jefe porteño. Y aseguró que no le “temblará el pulso” a la hora de tomar decisiones. Como en su primer spot electoral, intentó convertir los dardos de sus adversarios, que le endilgan el mote de “tibio”, en un activo electoral.
A sus espaldas, Larreta ubicó a los aliados que reclutó durante las últimas semanas para la competencia con Bullrich y el ala dura de Pro. En esa postal había representantes del ala moderada, como Silvia Lospennato o Maximiliano Ferraro (CC), pero resaltaban, sobre todo, las figuras más conservadoras o con ADN “halcón”, como Morales, Pichetto, el economista Espert (Avanza Libertad), o Hotton, líder de Más Valores, con llegada al universo evangélico. También estuvieron Gustavo Posse, el elegido para secundar a Santilli, y el intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela, anfitrión del mitin y una pieza clave en el engranaje de Larreta en el conurbano.
La plana mayor del larretismo asistió al acto para alentar a las fórmulas Larreta-Morales y Santilli-Posse que protagonizarán la disputa con Bullrich y Néstor Grindetti por el liderazgo opositor. La elección bonaerense, reducto del kirchnerismo, tendrá un peso crucial en el resultado de la interna. Por esa razón, los larretistas están satisfechos con el balance del cierre de listas: consideran que lograron una oferta más compacta para la disputa en la primera y tercera sección electoral de la provincia, las más influyentes del mapa de Buenos Aires, y se jactan de haberle arrebatado intendencias clave, como Tandil, al sector de Maximiliano Abad, que selló un arreglo con Bullrich. Eso sí: en el larretismo admiten que Bullrich compensa su debilidad en el plano de la superestructura con su capacidad electoral. La notan competitiva en distritos estratégicos de la provincia, por lo que aventuran una pelea con final abierto.
Con la mira en esa compulsa, Larreta les pidió a sus socios y sus feligreses que “no se enganchen en las chicanas” ni “hagan politiquería” durante la campaña para las PASO, sino que hagan hincapié en las propuestas durante los próximos 45 días. De hecho, prometió presentará una propuesta por día hasta el 13 de agosto. “Nosotros defendemos la unidad, hagan lo que los otros y las otras”, exclamó antes de que se reactivara la batucad y los cánticos militantes de “Horacio presidente”.
Al desmenuzar sus propuestas, Larreta afirmó que buscará una “revolución” -un término que usó Macri en la campaña de 2015- en materia de educación, trabajo y seguridad. Por caso, dijo que pretende impulsar “un plan nacional de alfabetización” y prometió que “los chicos estarán en la escuela 190 días por año” o que “el 100% de las escuelas tengan conexión a internet”. Y reivindicó la gestión de Santilli en la Ciudad para reducir los índices de delito. Remarcó que apostará porque el país tenga policías capacitados, entrenados, y equipados con la última tecnología”, y que construirá “cárceles de máxima seguridad para aislar e incomunicar a los líderes narco y recuperar las calles”. En el área laboral, no habló de una reforma, que es resistida por la CGT, sino de impulsar una “modernización del sistema” y “terminar con la industria del juicio”. A su vez, reiteró que procura “transformar los planes sociales en trabajo”. Por último, prometió eliminar “las trabas al crecimiento, impuestos y los trámites innecesarios”.
Larreta, que llegó al acto en Tres de Febrero, terruño de Valenzuela, escoltado por su novia, Milagros Maylin, y sus principales asesores -desde su hermano, Augusto, hasta Eduardo Macchiavelli y su jefe de campaña Federico Di Benedetto- volvió a mostrar su sintonía con Morales, su candidato a vice. Ambos transitan una luna de miel. Cuando se subió al escenario, el jujeño cargó contra el kirchnerismo: insistió que él resistió un intento de golpe de Estado en Jujuy por las violentas protestas contra la reforma de la Constitución y aseguró que “Massa es el Alberto Fernández de 2019″. Tras elogiar la capacidad de gestión de Larreta, aseguró que JxC no es un “secta” y recalcó que los adversarios de Bullrich lograron armar una “gran fuerza política”. Unas horas después la exministra culparía al tándem Larreta-Morales por la derrota de Luis Juez en Córdoba. No dudó: dijo que el operativo fallido para sumar a Juan Schiaretti a JxC perjudicó a Juez y favoreció a Martín Llaryora. El impacto de ese frustrado plan inquieta a un sector del larretismo, sobre todo, porque Córdoba es una provincia donde Macri y Bullrich tienen una fuerte ascendencia.
Antes de retirarse del microestadio de Almagro, uno de los referentes bonaerenses de Pro admitía que tuvieron que rodear a Larreta de “halcones” para la disputa en la provincia. Lamentaba los errores no forzados y el tendal de heridos que dejarán las internas en municipios gobernados por el Pro. “Ya está. Ahora hay que ganar”, soltó.
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