Horacio Rodríguez Larreta fijó su postura sobre el acuerdo con el FMI y envió un mensaje hacia la interna de Juntos por el Cambio
El jefe porteño le marcó la cancha al Gobierno y a los sectores más duros de ñla oposición en pleno debate por el presupuesto; cómo administra la tensión con Morales
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Horacio Rodríguez Larreta interrumpió el repliegue táctico que ejecuta de manera paulatina desde el 15 de noviembre, cuando Juntos por el Cambio se alzó con un triunfo contundente en las legislativas, para ratificar su postura sobre uno de los temas que más tensiones internas genera en la coalición opositora: el diálogo con el Gobierno por el eventual acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Mientras la oposición ultima en Diputados los detalles de su estrategia legislativa frente al proyecto de ley de presupuesto impulsado por la Casa Rosada –no obstaculizaría el debate–, el jefe porteño aprovechó una actividad de gestión para marcarle la cancha al oficialismo y hacer señalamientos hacia adentro de Juntos por el Cambio. Remarcó que la negociación con el FMI es una “responsabilidad” del Poder Ejecutivo y advirtió que el eventual acuerdo por la deuda deberá ser presentado como parte de “un plan económico integral” a largo plazo. Y, consciente de que el Gobierno podría usar una eventual convocatoria al diálogo para provocar fisuras en la oposición, Larreta insistió en que el ámbito para debatir el tema es el Congreso de la Nación.
Durante un acto por el inicio de obras de la construcción de una ciclovía en la avenida del Libertador, el jefe porteño subrayó que el presidente Alberto Fernández deberá enviar el acuerdo al Congreso, una vez que cierre un trato con el organismo: “Que nos digan cómo vamos a crecer y cómo se genera trabajo”, sostuvo el alcalde, quien suele ser blanco de las críticas del ala dura de Pro por sus posicionamientos frente a la Casa Rosada.
En Uspallata remarcan que Larreta no pretende tener “una activa participación” en el debate por el acuerdo con el FMI y el presupuesto del año próximo. Repiten que la responsabilidad de aprobar o no ambas iniciativas es de las autoridades de los bloques de Juntos por el Cambio. Está claro que el escenario poselectoral puso al conglomerado opositor, donde conviven las visiones de duros y moderados, frente a la disyuntiva de profundizar el perfil opositor o ayudar a Alberto Fernández para garantizar la gobernabilidad.
Por lo tanto, para evitar ruidos internos, el jefe porteño no se correrá un centímetro de la estrategia de la mesa nacional de Juntos por el Cambio. “Este fue un mensaje claro hacia adentro. No hay cheque en blanco. No nos salimos de lo que expresa Juntos por el Cambio”, reflexiona una de las espadas del alcalde. Otro ladero de Larreta resalta que el Gobierno deberá explicitar los “considerandos” de un eventual acuerdo con el FMI, sobre todo si excede al mandato de Fernández. “Más allá del acuerdo, que deberá pasar por el Congreso, tienen que decir cuál es el plan económico y qué quieren hacer. Si eso es el presupuesto, arrancaron mal”, indica uno de los armadores del larretismo.
En la Ciudad desconfían del Presidente -la poda inconsulta de los fondos de coparticipación fue un quiebre- e insisten en que la oposición debe evitar “el abrazo del oso”. En esa línea, repiten como un mantra que Larreta, “en su condición de miembro de la oposición, va a participar en los espacios institucionales de Juntos por el Cambio” del debate sobre cómo debe posicionarse la coalición frente al Gobierno.
En el gabinete porteño sostienen que no aprobarán un eventual acuerdo con el organismo si no hay posición unánime en el Frente de Todos. Es decir, si el kirchnerismo no respalda la iniciativa, para no pagar costos políticos. “Que se pongan de acuerdo ellos y después nosotros lo debatimos”, indican cerca de Larreta.
Días atrás, el jefe del interbloque de senadores de Juntos por el Cambio, Alfredo Cornejo, advirtió que Cristina Kirchner deberá avalar el pacto con el FMI para que la oposición se siente a negociar. “No vaya a ser cosa que ella se quede con el relato de estar en contra”, avisó el titular de la UCR. Allegados a Larreta insisten en que el alcalde comparte el planteo de Cornejo. “No le pueden pedir apoyo a la oposición si ellos no se ponen de acuerdo. Sería un contrasentido”, indica un referente de Pro cercano a Larreta.
Por ahora, Juntos por el Cambio no pretende obstaculizar la discusión en Diputados sobre el Presupuesto: “Ninguna persona sensata quiere gobernar una Argentina que se prende fuego. Si estábamos mal con Macri, ahora estamos siete veces peor, por la impericia de este Gobierno y la pandemia”, remarca una espada legislativa del larretismo.
Atentos al debate en Comisión en el Congreso, dirigentes cercanos a Larreta critican con dureza el proyecto de presupuesto que presentó el ministro de Economía, Martín Guzmán, en el Congreso. Consideran que hay llamativas “inconsistencias” en las previsiones hechas por Guzmán y cuestionan, entre otras cosas, que el proyecto no prevea pagos al FMI. Su exposición fue indigna, no parecía un profesional”, señala un funcionario porteño. En un sector del larretismo creen que aprobar el presupuesto podría ser el “mal menor”. “Si lo prorrogan, van a asignar las partidas cómo quieren”, puntualiza un alfil de Pro.
La interna de la UCR
Larreta, que participará mañana de un retiro espiritual junto a su Gabinete, quedó en la mira del gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, por la ruptura del bloque de la UCR en Diputados. Pese a la seguidilla de dardos que lanzó el jujeño –lo acusó de haber apoyado la fractura que impulsó Lousteau para “debilitar” al radicalismo y fortalecer su proyecto presidencial–, el jefe porteño prefirió eludir la polémica y evitó entrometerse en la interna radical. El rebote de los ataques de Morales a Larreta despertó preocupación en Parque Patricios. “Horacio no quiso entrar en la discusión. No salís del lugar que no entraste. Morales busca afuera explicaciones de las dificultades que tiene la UCR para ordenarse”, apunta uno de los estrategas de Larreta. “Que lo resuelvan los radicales”, completa.
El alcalde porteño habló la semana pasada con Morales y Lousteau, protagonistas de la riña por el reparto de cargos en el Congreso, pero, fiel a su estilo de no confrontar, pretende no involucrarse en las discusiones políticas. Es que en la Ciudad, siempre atentos al termómetro social, interpretan que cualquier debate vinculado a “la rosca” o los intereses de la dirigencia aviva el malestar social: “El mandato de la ciudadanía a Juntos por el Cambio es que nos tenemos que ocupar de los problemas y el bienestar de los argentinos”, dijo. Su objetivo, evangeliza ante propios y extraños, es blindar la unidad.
Por esa razón, Larreta reforzará su imagen de gestor. “No es momento de plantear una alternativa”, avisan en Uspallata.
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