“Homicidio del fiscal Nisman”: la fiscalía difundió un informe sobre lo probado y los problemas de la causa, a punto de cumplirse 10 años de la muerte del fiscal
La unidad que investiga la muerte de Alberto Nisman sostuvo que lo asesinaron por “su labor en la investigación del atentado a la AMIA y su encubrimiento”
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La semana próxima se cumplen 10 años de la muerte del fiscal Alberto Nisman y la fiscalía federal a cargo del caso, dirigida por Eduardo Taiano, difundió hoy un informe sobre el estado actual de la investigación. “Homicidio del fiscal Nisman”, se titula. Sostiene que al fiscal lo asesinaron y que su muerte estuvo motivada en su labor en la investigación del atentado a la AMIA y su encubrimiento. Una parte central del informe son las irregularidades que enumera en la causa antes antes de que llegara a la fiscalía de Taiano.
Nisman apareció muerto en su departamento de Puerto Madero cuatro días después de haber denunciado a Cristina Kirchner por el presunto encubrimiento del mayor atentado sufrido en la Argentina.
A lo largo de más de 50 páginas, la fiscalía hace un recorrido por los hechos ocurridos entre el 17 y 18 de enero de 2015 -cuando Nisman fue encontrado sin vida en el baño de su departamento-, detalla la gran cantidad de irregularidades que se sucedieron desde aquellos días advierte sobre los obstáculos que debió sortear en este tiempo una investigación aún en curso y exhibe los avances que hubo sobre la principal hipótesis que maneja la unidad fiscal: al menos dos personas entraron al departamento del fiscal en las Torres Le Parc, lo redujeron, lo pusieron de rodillas y con la intención de simular un suicidio, le dispararon en la cabeza. “En el horario comprendido entre las últimas horas del 17 y la madrugada del 18 de enero de 2015″, dice el texto.
Una de las primeras anomalías que surgió en la investigación fue la intermitencia con la que el policial afectado a la custodia de Nisman realizó la guardia durante aquellas horas tan especiales para el fiscal. Cuatro custodios están procesados en el caso.
El 14 de enero, días antes de su muerte, Nisman emitió su cuarto dictamen en el marco del caso AMIA que le fue encomendado junto con la titularidad de la fiscalía creada en 2004 para investigar la voladura de 1994. En aquel dictamen, Nisman denunció a Cristina Kirchner, entre otros altos funcionarios, por el presunto encubrimiento de los autores que perpetraron el ataque.
“Por más inverosímil que parezca, eso fue lo que ocurrió: el fiscal federal a cargo de la investigación del atentado terrorista más trágico de la historia de nuestro país que acababa de denunciar a los más altos miembros del Poder Ejecutivo Nacional en ejercicio por encubrir ese atentado en connivencia con miembros del estado extranjero acusado de cometerlo, y que a los dos días debía presentar las pruebas pertinentes en el Congreso de la Nación, fue dejado sin custodia durante más de doce horas”, sostiene el informe.
Otra de las tantas irregularidades referidas en el informe que dio a conocer hoy la fiscalía de Taiano fue el incendio que se desató en el subsuelo de la Casa Rosada el día previo a la muerte del fiscal. Con las llamas, se perdió el registro de los ingresos y egresos a la Rosada solicitados por Nisman con el objetivo de verificar las reuniones que habrían allanado el camino hacia la firma del Memorandum con Irán de 2013. Según el fiscal, ese documento terminó por materializar una maniobra pergeñada para garantizar la impunidad de los terroristas, que se fue gestando desde por lo menos el año 2010 por canales tanto oficiales como informales. Entre otras medidas, el memorándum disponía la creación de una comisión con competencias para determinar la “verdad” de lo ocurrido y deslegitimar el expediente que tenía a su cargo.
Una investigación posterior determinó que la copia de resguardo del material solicitado por Nisman se encontraba en el mismo disco que la “información activa”, es decir, que el backup ardió junto con el material original, relata la fiscalía. “Se perdieron todos los datos de ingresos y egresos existentes hasta el 17 de enero de aquel año. En otras palabras, se perdió información que Nisman había solicitado en el marco de su denuncia”, dice el informe.
Las irregularidades dominaron el curso de los hechos y la posterior investigación. La primera hora y media posterior al hallazgo del cuerpo estuvo “repleta de entradas y salidas” de funcionarios de la Prefectura Naval y la Policía Federal, dice el informe. “En el departamento de Nisman, es decir la escena del crimen, circularon esa noche más de ochenta personas. No hace falta ser un experto en la materia para advertir que esa cantidad de gente en la escena de un crimen no tiene justificación alguna”, señaló la fiscalía que dirige Taiano, que cuenta con la intervención de Hernán Kleiman como fiscal auxiliar.
El desplazamiento por el departamento de los funcionarios sin el calzado adecuado o guantes en sus manos quedó capturado en el registro fotográfico que acompañó el procedimiento y que ahora está agregado al informe fiscal. La identidad de 35 distintas personas surgió en el levantamiento de rastros realizado días más tarde. “Con el correr de la investigación, y en lo que al procedimiento respecta, se acreditó la presencia de, al menos, un agente de la Agencia Federal de Inteligencia en el interior del complejo durante la madrugada del 19 de enero de 2015, desde donde se reportó a sus superiores”.
Algunos, incluso, llegaron a sentarse en la cama del fiscal Nisman, y solo después de ello se registró la intervención del juzgado de turno del fuero ordinario, otra rareza, según la óptica de la fiscalía. “Resulta llamativo que se le haya dado intervención al fuero ordinario teniendo en cuenta que el hecho a investigar era la muerte violenta de un fiscal federal que se encontraba a cargo de la investigación del más grave atentado de la historia argentina”, dice el texto.
Pese a que el departamento estuvo colmado de funcionarios, se añade, en ese primer procedimiento pasó inadvertida la existencia de una puerta de metal en la cocina que daba acceso a un espacio compartido con el departamento lindante, de piso enrejado, donde se encontraban instalados los aires acondicionados de ambos departamentos.
Una segunda inspección detectó la huella de un calzado sobre uno de esos equipos de aire, y una investigación posterior detectó que el vecino de Nisman, que vivía en ese departamento lindante, era director de la empresa de seguridad a cargo de los documentos que se perdieron con el fuego en la Casa Rosada, y estaba vinculado laboralmente al entonces secretario General de Presidencia, Aníbal Fernández, quien tuvo declaraciones erráticas ante los medios respecto al incendio en cuestión, cambiando la fecha en la que ocurrió el hecho.
“No fueron pocas las veces en que los requerimientos de información efectuados a diferentes organismos estatales no obtenían respuesta, o se respondían de manera parcial o incompleta. La gran mayoría de esta información, por sus propias características, se encontraba en poder de organismos dependientes del Poder Ejecutivo Nacional, que, durante el período 2019-2023, quienes se suponía que por su rol institucional debían colaborar con la fiscalía, no hicieron más que poner trabas y generar demoras injustificadas”, relata el informe.
Hipótesis confirmada
La investigación tuvo un impulso decisivo con el fallo por el que la Cámara de Apelaciones. Con los votos de Martín Irurzun y Leopoldo Bruglia, el tribunal refrendó la hipótesis del fiscal Taiano cuando confirmó los cinco procesamientos dictados por el juez Julián Ercolini: además del de los cuatro efectivos que debieron proteger a Nisman aquella noche, se confirmó el procesamiento de Diego Lagomarsino, el informático que asistía a Nisman por fuera de la estructura de la fiscalía, que era cotitular de una cuenta del fiscal en el exterior. Fue quien, en las horas previas a su muerte, llevó al departamento de Puerto Madero el arma (según la versión de Lagomarsino, a pedido de Nisman) con la cual se produjo el disparo que terminó con la vida del fiscal. Un segundo peritaje, realizado por la Gendarmería, dio por probado que el arma no fue empuñada por Nisman.
Como resultado de las medidas de pruebas dispuestas y los testimonios colectados, en la investigación se detectó un vínculo entre Lagomarsino y los servicios de inteligencia, con mucho protagonismo en la investigación que Nisman realizaba sobre la voladura de la AMIA, recuerda el informe. En esa línea, el documento resalta que un familiar de una víctima de Cromañón identificó a Lagomarsino como alguien que se presentó como un fotógrafo interesado en darle visibilidad a la tragedia y se “pegó” a la familia con el solo objetivo de obtener “información respecto de los familiares de las víctimas de la tragedia, en una época en la cual el hecho había adquirido relevancia en el desarrollo de la política nacional”.
Otro fenómeno llamativo que rodeó la muerte del fiscal fue la “excepcionalidad en la cantidad de comunicaciones que se registraron el fin de semana que Nisman perdió la vida”.
Las comunicaciones con espías
Se detectó una inusual actividad telefónica justo antes de que se hiciera pública su muerte: gran cantidad de llamados, de larga duración, en zonas aledañas al departamento en Puerto Madero, realizados desde teléfonos asociados a la AFI. “A raíz de medidas realizadas respecto de la titularidad de esta flota -compuesta por aproximadamente 64 abonados-, se verificó que pertenecía a un sector de la Agencia Federal de Inteligencia que continuó respondiendo al Poder Ejecutivo Nacional”, dice el texto, en alusión al quiebre que se realizó en el interior de la agencia de inteligencia luego de que Cristina Kirchner echara a Jaime Stiusso del organismo.
Es una línea que la fiscalía, con la asistencia de organismos especializados, continúa explorando. “Tiene por objeto más de seiscientos abonados telefónicos, sesenta mil comunicaciones y más de quince ubicaciones tanto de esta ciudad, como de la provincia de Buenos Aires”.
Por el grado de incidencia que tenían los servicios en la investigación de Nisman, la fiscalía asegura que se logró realizar una “reconstrucción de las características imperantes de la actividad de inteligencia en este país de los últimos veinte años”.
“Nisman no era ajeno a esta temática –agrega el documento-, de hecho mantenía fuertes vínculos con miembros jerárquicos de la Agencia Federal de Inteligencia que colaboraban con su investigación [la de la AMIA], registrando en sus últimos días con vida comunicaciones e intentos de contacto con algunos de estos agentes; se encontraba plenamente consciente de los sucesos ocurridos a mediados de diciembre donde se produjo el desplazamiento de funcionarios y personal jerárquico y de las consecuencias que ello acarreaba, al punto de sospechar que sería desplazado de su cargo; no era el único, la inteligencia nacional se encontraba convulsionada por estos mismos motivos”.
El informe detalla también las numerosas y regulares amenazas que recibió Nisman en su correo electrónico conforme avanzaba en su investigación, alguna con fuerte contenido antisemita. “Vamos a cumplir nuestra promesa de matarte a vos y a tu familia, pero antes vamos a hacerte mierda pública y mediáticamente”, decía uno de ellos, en 2012, y otro, de 2013, afirmaba: “Vos vas a aparecer en una zanja, reventado a balazos. Por mas custodia que tengas, preparate. Si no renuncias en 24 horas, mirá bien por donde vas, porque no te queda mucho”.
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