Homero Giles, el médico formado en Cuba que preside el IOMA y sueña con estatizar el sistema de salud
Homero Giles es médico recibido en Cuba y estudió en la Escuela Latinoamericana de Medicina de La Habana. Es lo primero que le remarca a quien se sienta en su mesa. Fue funcionario del Ministerio de Salud durante la última presidencia de Cristina Kirchner. A ella mira, sonriente, en la foto que eligió para su perfil de Twitter. En su cuenta, comparte publicaciones de Axel Kicillof, Daniel Gollán, Nicolás Kreplak, "Wado" de Pedro y "El Cuervo" Larroque. Es del riñón de La Cámpora, pero conserva por ahora un perfil bajo.
Giles preside el Instituto de Obra Médico Asistencial (IOMA), la obra social más grande de la provincia de Buenos Aires que esta semana quedó envuelta en un conflicto por el despido de seis sindicalistas que denunciaron corrupción. Impulsa cambios en la institución, que podrían ser ensayos experimentales para un eventual rediseño del sistema sanitario en todo el país.
Inseparable del gabinete de Salud bonaerense, Giles integra la Fundación Soberanía Sanitaria, una organización que asegura "fomentar una mirada de la salud profunda, nacional y popular" y que es presidida por el viceministro Kreplak y tiene como consultor al ministro Gollán. Junto con ellos, el titular del IOMA estudia la ley que pretende reformar la estructura del sistema de salud, cuestionada por los gremios de la CGT y las prestadoras médicas privadas por estar enfocada en el manejo de los fondos.
Si bien los voceros del Ministerio de Salud bonaerense dijeron a LA NACION que "Homero no tienen ningún rol en la posible futura reforma del sistema de salud", dentro del mismo IOMA no lo descartaron. "La Cámpora está en la administración pública, eso ya se sabe. Giles es parte de Kreplak y de Gollán", se limitaron a decir.
"Los tres están en la misma línea. Tienen una concepción sanitarista de la salud, que apunta a empezar a vincular y hacer cosas en función de las mayorías populares; a articular el sector público, el privado y el de seguridad social", indicó a LA NACION la secretaria adjunta de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) bonaerense, Vanina Rodríguez, y agregó: "Nosotros vemos la gestión con buenos ojos. Creemos que la salud tiene que ser pública, gratuita y de calidad".
Giles milita por un sistema de salud regulado e intervenido por el Estado. Mientras se gesta, apuntala su cobertura de IOMA con el abono de una prepaga. "Fue a una óptica conocida a hacerse anteojos por OSDE. El día en que le sangre algo, no va a ir a un hospital público", dispararon en el círculo médico platense.
Aunque en las entidades médicas que representan a los profesionales ante el IOMA se reconoce una suerte de simbiosis entre Giles y el gabinete de Salud bonaerense, son pocos los que lo consideran lo suficientemente idóneo como para diseñar un sistema nuevo. "No tiene una gran capacidad para idear una reforma, no tiene capacidad de gestión" o "no mejoró la prestación sino que hubo reclamos y cortes todo el año y maneja el IOMA con muchas dudas", fueron algunas de las calificaciones de distintos referentes que mantienen convenio con la obra social y que fueron consultados por LA NACION.
"Es la primera vez que el IOMA, que es autárquico, depende o actúa coordinado con el Ministerio de Salud. Giles ha manifestado, en más de una oportunidad, que son ellos los que le indican qué hacer y que él respeta ese verticalismo", afirmó una fuente que integra, hace más de 20 años, una de las entidades médicas más grandes de Buenos Aires.
Para el referente de otra entidad de menor tamaño, la designación de Giles al frente del IOMA fue "estratégicamente digitada". Desde ese lugar, asegura, con 2,5 millones de afiliados y el gran caudal poblacional de la Provincia, podría abrir camino hacia una reforma nacional.
En el espejo del PAMI
Giles conduce una prueba piloto que ya está en marcha. ¿El primer paso? Emular al Programa de Asistencia Médico Integral (PAMI), en el cual las clínicas cuentan con un cuerpo de médicos propio, a los cuales se les asigna un determinado universo afiliatorio –por el que perciben un sueldo fijo–, sin posibilidad de que los pacientes elijan dónde o con quién atenderse. Para ello, cuenta con un flamante jefe de gabinete, que fue subdirector de la obra social de los jubilados y pensionados durante el cristinismo: Mariano Cardelli, investigado por el fiscal Carlos Stornelli por presuntas irregularidades, como haberse autoadjudicado sueldos millonarios y contratar servicios con sobreprecios.
"No hay ningún pronunciamiento formal del IOMA respecto de voluntad de ‘pamizarse’, pero han dado indicios de ello con la compra de clínicas, la búsqueda de por consolidar un sistema de médicos de cabecera y la instalación de policonsultorios propios en La Plata", detalló una de las fuentes a LA NACION, en referencia a la inauguración de un hospital en Temperley –en agosto de 2020– y dos centros médicos en la capital de la Provincia, que abrieron a principios de enero. Todos, destinados a la atención gratuita y exclusiva de afiliados del IOMA.
Los centros promovidos por Giles son repudiados por la mayoría de los médicos, quienes se ven incapacitados de competir desde sus consultorios, en donde cobran copagos para hacer frente a los aranceles bajos que perciben del IOMA.
"Esta es la gestión más ideológica que conozco. El único objetivo es imponer consultorios populares, que tengan que ver con la línea de acción y pensamiento de La Cámpora", agregó la misma fuente. "Predomina la ideología, y se deja de lado el servicio", continuó, tras indicar, en coincidencia con los demás médicos consultados, que en los policonsultorios inaugurados recientemente no funcionan.
"Cortaron la cinta, pero no hay nadie trabajando", sostuvieron los médicos. En ATE, en cambio, respaldaron al IOMA. "No podés levantar la persiana de un día para otro y que funcionen consultorios gratuitos en donde había privados. Están en un proceso de transformación", indicó Rodríguez, la secretaria adjunta.
La posibilidad de que los cambios del IOMA tomen escala nacional aún es incierta. Por ahora, "es solo cosmética", según catalogan médicos y sindicalistas. La gestión acumula deudas, atrasos en los pagos, honorarios desactualizados y pocas instancias de diálogo con las entidades. "IOMA tiene muchos conflictos y no tiene capacidad de gestión para implementar cosas. No sabemos si esto terminará en la reestructuración del sistema argentino, pero estimamos que quedará sólo en el discurso", indicó una de las fuentes consultadas.
"Todos estaríamos de acuerdo con una reforma del sistema de salud, que está quebrado y es desigual. Los objetivos del borrador no están mal, pero no hay nada concreto, y, cuando rascas, no es más que una pelea con los sindicatos por las cajas", sostuvo una fuente de la oposición vinculada al campo sanitario, y concluyó: "Empieza con el IOMA, se unifica lo público y lo privado, y La Cámpora se queda con las cajas de las 262 obras sociales sindicales".
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