Homero Giles, el médico camporista que maneja el IOMA y que fue acusado por Mauricio Macri
Preside una obra social con 2,1 millones de afiliados, la mayoría trabajadores públicos de la provincia y de los 135 municipios de Buenos Aires; su gestión acumula miles de denuncias por deficiencias en las prestaciones y es cuestionada por Juntos por el Cambio
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Homero Giles administra una de las obras sociales más grandes del país: el Instituto Obra Médico Asistencial (IOMA), una caja que este año ejecutará 188.730.412 millones de pesos. Militante de La Cámpora, médico recibido en Cuba, tiene un lazo incondicional con Cristina Fernández de Kirchner. De su vínculo con la vicepresidenta solo lo separa el fútbol: el trabaja en La Plata -ciudad donde ella nació- pero no es de Gimnasia, sino que es hincha de Racing.
El IOMA quedó en el centro de la polémica la semana pasada a partir de una rebelión de intendentes de Juntos por el Cambio que cuestionaron la afiliación compulsiva de los trabajadores del Estado a la obra social. El reclamo de los alcaldes opositores tuvo el respaldo de Mauricio Macri, que pidió “terminar con los sistemas ineficientes, corporativos y mafiosos” y abrió así una pulseada con la gestión de Axel Kicillof.
Giles fue funcionario del Ministerio de Salud durante la última presidencia de Cristina Kirchner. Este vínculo de lealtad es lo primero que remarca en su perfil de las redes sociales. A ella mira, sonriente, en la foto que eligió para su cuenta de Twitter. Su cara se esconde, a medias, detrás de un primer plano de la vicepresidenta. Comparte publicaciones de Kicillof, Daniel Gollán, Nicolás Kreplak, “Wado” de Pedro y “El Cuervo” Larroque.
Nació en 1981, en Ituzaingó, Corrientes. A los 17 años comenzó a estudiar en en la Escuela Latinoamericana de Medicina de La Habana. Se recibió a los 23 años. Trabajó en el hospital Fiorito y Santojani. Fue subsecretario de Prevención y Control de Riegos de la secretaria de promoción y programas sanitarios del ministerio de Salud. En 2019, cuando llegó al equipo de gobierno de la provincia informó que se encontró con un déficit de 10.000 millones de pesos no reconocido por el gobierno de María Eugenia Vidal.
Impulsa cambios en la institución, que podrían ser ensayos experimentales para un eventual rediseño del sistema sanitario en todo el país. Desde 2021 impulsó la apertura de 100 policonsultorios donde no se abona copago. El modelo es criticado por los médicos independientes que no perciben un valor suficiente por sus bonos y cada vez más seguido cobran un adicional por los servicios. Pero no todo funciona: hay más de 4000 reclamos presentados por afiliados ante la defensoría del Pueblo desde que llegó en 2019. El año en que más quejas hubo fue en 2020, por las deficiencias en el servicio durante la pandemia por el coronavirus. Las quejas no solo son por imposibilidades de acceder a cirugías, tratamientos oncológicos o prótesis. También por fallas en los certificados de discapacidad, e incumplimientos contractuales. Giles no respondió a las consultas de LA NACION.
Inseparable del gabinete de Salud bonaerense, Giles integra la Fundación Soberanía Sanitaria, una organización que asegura “fomentar una mirada de la salud profunda, nacional y popular” y que es presidida por el ministro Kreplak y tiene como consultor a Gollán. Junto con ellos, el titular del IOMA estudia la ley que pretende reformar la estructura del salud las prestadoras médicas privadas por estar enfocada en el manejo de los fondos.
“Los tres están en la misma línea. Tienen una concepción sanitarista de la salud, que apunta a empezar a vincular y hacer cosas en función de las mayorías populares; a articular el sector público, el privado y el de seguridad social”, indicó a LA NACION la secretaria adjunta de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) bonaerense, Vanina Rodríguez, y agregó: “Nosotros vemos la gestión con buenos ojos. Creemos que la salud tiene que ser pública, gratuita y de calidad”.
Giles milita por un sistema de salud regulado e intervenido por el Estado. En las entidades médicas que representan a los profesionales ante el IOMA se reconoce una suerte de simbiosis entre Giles y el gabinete de Salud bonaerense, pese a que en los papeles IOMA tiene autonomía.
“Es la primera vez que el IOMA, que es autárquico, depende o actúa coordinado con el Ministerio de Salud. Giles ha manifestado, en más de una oportunidad, que son ellos los que le indican qué hacer y que él respeta ese verticalismo”, afirmó una fuente que integra, hace más de 20 años, una de las entidades médicas más grandes de Buenos Aires.
Con relativa autonomía, Giles digita las prestaciones de 2,1 millones de afiliados: la mayoría son los 500.000 empleados públicos de la provincia de Buenos Aires más sus familias. El resto son mayormente empleados municipales.
Durante años, la afiliación a IOMA fue compulsiva para los trabajadores del Estado. Ya no lo es y hay una rebelión de intendentes de Juntos por el Cambio que decidieron ofrecer a otros prestadores la cobertura de sus trabajadores dadas las deficiencias de los servicios, que consideran ineficaces y deficitarios.
El primero en hacerlo fue Javier Iguacel, de Capitán Sarmiento. Luego de sumó Manuel Passaglia, de San Nicolás. El mismo camino evalúan los alcaldes Ezequiel Galli, de Olavarría, y Miguel Angel Lunghi, de Tandil.
En el espejo del PAMI
Ajeno a las críticas y de extremo perfil bajo, Giles conduce una prueba piloto que busca emular al Programa de Asistencia Médico Integral (PAMI), en el cual las clínicas cuentan con un cuerpo de médicos propio, a los cuales se les asigna un determinado universo afiliatorio, por el que perciben un sueldo fijo: policonsultorio exclusivos de IOMA.
Los centros promovidos por Giles son repudiados por una parte de la comunidad de médicos, quienes se ven incapacitados de competir desde sus consultorios, en donde cobran copagos para hacer frente a los aranceles bajos que perciben del IOMA.
Giles responde que durante su gestión los honorarios médicos aumentaron en un 482 por ciento. Afirma además que es la tercera obra social con mejores médicos de este territorio.
La gestión acumula deudas, atrasos en los pagos, honorarios desactualizados y pocas instancias de diálogo con las entidades, según aseguran las federaciones y asociaciones médicas en off the record.
El gobernador Axel Kicillof aseguró que al llegar al gobierno el déficit del IOMA equivalía a 20 meses de prestaciones. En este momento equivale a cuatro meses de prestaciones, según informó.
Voceros de IOMA indicaron a LA NACION: “Lo que dijo el gobernador ante la asamblea es que recibimos una obra social deficitaria y con deuda acumulada, que en el caso de algunos prestadores equivale a 20 meses. Hoy estamos bien”. Agregaron que a partir del 1° de marzo los médicos recibirán una suba en el valor de la consulta de acuerdo a la categoría de entre el 25 y el 40%. El acuerdo se firmó con Federación Médica de Buenos Aires (Femeba), la Federación Médica del Conurbano (Femecom), el Centro Médico de Mar del Plata y la Agremiación Médica Platense. El pago de honorarios se realizará a 30 días, según se informó. “Esto lo ubica entre las obras sociales que mejor pagan honorarios”, dijeron.
Desconocieron además las denuncias tramitadas ante la Defensoría del Pueblo. “Habría que ver cuántas ya se han resuelto”, indicaron.
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