Historias y secretos del país que vota hoy
Durante dos meses, La Nacion retrató las mil caras de la Argentina electoral, en un recorrido plagado de sorpresas y personajes
Todavía no habíamos bajado del auto en Villa Paranacito, la primera estación del viaje, cuando la política salió a nuestro encuentro. Por la ventanilla, vimos a un vecino con un bigote idéntico al de Aníbal Fernández, que colgaba un cartel de Ricardo Alfonsín en el frente de su casa. Quería provocar a los muchachos de la unidad básica kirchnerista que militan al lado. Antes de llegar a la esquina nos interceptó Aldo Temporetti, dueño del hotel en que nos hospedaríamos la primera de las 67 noches del recorrido por el país; nos contó que era candidato a concejal y nos habló pestes de la intendenta, Carmen Toller. Con su marido, Eduardo Melchiori, conforman una "sociedad de amor" que lleva veinte años en el poder municipal y en el pueblo casi nos convencen de que los Kirchner se copiaron de ellos.
Sólo a 180 kilómetros de la Capital, el poder se nos presentaba entrelazado con la familia. Pero a poco de andar, confirmaríamos que la que habíamos conocido en Entre Ríos era sólo una de las mil caras de la política.
En poco más de dos meses dimos con ciudades, aldeas y parajes que viven al margen de las agendas de los grandes candidatos, pero que en un año de elecciones, vibran con disputas que pueden ser feroces y que casi nunca trascienden más allá de sus fronteras.
Conocimos a personajes desopilantes, como los excéntricos mellizos Orellana, que alternan al frente del municipio de Famaillá (Tucumán) desde 1991; a Bienvenido "Pirulo" Helguera, el puntero gildista "arrepentido" de Ingeniero Juárez (Formosa), que confesó haberles sacado DNI a los wichis para hacerse de sus votos, y ahora vuelve a hacer campaña entre sus "amigos aborígenes"; a Néstor Soria, el mandamás del fútbol de Ulapes (La Rioja), que nos reveló los lazos entre la política y el deporte en su pueblo, y a Hugo Moreno, el filósofo que desde hace 40 años escribe comentarios políticos en pizarrones distribuidos en las calles de San Luis. Esa provincia es la única donde Cristina Kirchner perdió por goleada. En otros distritos, en cambio, parecía la única candidata que seguía realmente en carrera.
Entre las elecciones primarias y las generales, acompañamos la aventura política de Mario Bofill, una leyenda del Chamamé correntino, y vivimos la última noche de una campaña caliente en San Francisco Solano (Buenos Aires), con Los Simpsons, un grupo de pintadas callejeras que venía de semanas de choques a los tiros. También pasamos dos días con su contracara: los "hermanos" del Jardín de Paz Mundial de Epuyén (Chubut), una comunidad abocada a la "militancia cósmica" que no vive siquiera en el tiempo del resto de los mortales.
Para ellos, éste es el año del mago rítmico y no les importa si hay elecciones. Ellos no votan.
En otro paisaje montañoso, pero a 2900 kilómetros, encontramos a Andrea Cussi, que, en cambio, camina siete horas por la Salta más profunda para darle su voto a Cristina Kirchner. Andrea está convencida de que es la Presidenta quien hace posible que sus 11 hijos puedan estudiar. Cría ovejas a 5000 metros de altura, pero su principal ingreso es una pensión del gobierno nacional.
Las asignaciones universales, las nuevas jubilaciones y pensiones llegaron a los lugares más remotos, igual que las netbooks que reparte el Ministerio de Educación. Igual, también, que las denuncias de clientelismo que cruzamos a cada paso por las rutas del país.
Enfrentados, pero a la distancia, dimos también con un emblema del campo que se reconcilió con Cristina: Las Parejas (Santa Fe), y con otro que aún no la perdonó: Río Primero (Córdoba).
El derrotero
La primera publicación de la serie fue el 21 de agosto, pero el Viaje al interior de la política había empezado bastante antes. Algunos destinos los elegimos desde la redacción: Atamisqui (Santiago del Estero), el pueblo donde el kirchnerismo había superado el 92 por ciento de los votos en las primarias; Garupá (Misiones), uno de los lugares más pobres de la Argentina; Río Grande (Tierra del Fuego), la ciudad que se abrazó a la prosperidad por el boom de la industria tecnológica; Maquinchao (Río Negro), la localidad más fría, hoy tapada por la ceniza que se adueñó de la campaña. Pero la mayoría de las historias las fuimos descubriendo en el camino. Muchas veces, gracias a la ayuda de nuestros corresponsales y otros periodistas locales. Alquilamos un auto, dividimos el país en tramos y nos alternamos para cubrirlo todo, junto con un equipo de fotografía y otro de multimedia. Fue clave la ayuda del blog de Andy Tow, de donde obtuvimos los resultados electorales distrito por distrito.
Hoy termina un viaje que quedó registrado en 24 notas (20 publicadas en el diario y cuatro en lanacion.com ), unas 380 fotos editadas y 12 videos. Más de 400 personas nos dieron su tiempo y nos contaron sus historias, en un recorrido apasionante, de 14.609 kilómetros. Hoy termina el Viaje al interior de la política.
En cifras
14.609
kilómetros transitados
El viaje pasó por todas las provincias. En el Norte llegó hasta Nazareno, 60 km de La Quiaca; en el Sur, hasta Río Grande.
41
Localidades
Fueron visitadas durante el viaje. 24 se eligieron como el escenario central de cada una de las historias de esta serie.
0
Pinchaduras
El auto de LA NACION salió ileso. Sus ocupantes, más o menos. Uno se apunó en Salta y otro se intoxicó con cenizas volcánicas.
429
Entrevistas
Se entrevistó con dirigentes, funcionarios, militantes políticos, líderes sociales, comerciantes, estudiantes, ruralistas y vecinos.
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