“El antisemitismo es más irracional en medio de una guerra”
El autor del libro Los rabinos de Malvinas, Hernán Dobry, cuenta la experiencia de cinco religiosos que viajaron para prestar asistencia espiritual a los soldados judíos
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El congelamiento de los pies y de las manos por la falta de ropa y el hambre por la escasez de alimentos formaban parte de la realidad de los jóvenes soldados argentinos que pelearon en las islas Malvinas. Pero un grupo de esos combatientes debió sobrellevar peores padecimientos: las agresiones antisemitas de algunos oficiales y suboficiales, quienes los humillaban y castigaban por el hecho de ser judíos.
En ese escenario aterrador, cinco rabinos viajaron con la misión de prestar asistencia espiritual a los soldados judíos que estaban desplegados en la Patagonia y en las islas. A pesar de que contaban con el visto bueno del Estado Mayor Conjunto, el rabino Bernardo Plavnik nunca pudo pisar Puerto Argentino. El periodista Hernán Dobry intenta revelar el misterio del fallido viaje de los religiosos a las islas en su nuevo libro , Los rabinos de Malvinas: la comunidad judía argentina, la guerra del Atlántico Sur y el antisemitismo , de la editorial Vergara.
-¿Por qué considera que los militares permitieron que los rabinos viajaran a las Malvinas en plena guerra en medio de las denuncias de organismos internacionales por violaciones a los derechos humanos?
- En ese momento, el mayor y único proveedor de armas de la Argentina era Israel. Por eso, ante igual presión de la FAIE (Federación Argentina de Iglesias Evangélicas) y de la comunidad judía para mandar religiosos para que presten asistencia espiritual, cedieron ante el pedido de la comunidad judía y no de la protestante. Supongo que los militares no quisieron hacerse mucho problema. Deben haber pensado que si le llegaban a decir que no, iban a saltar en Israel con denuncias de antisemitismo. No hay prueba alguna de eso, pero es pensar cómo funcionó la paranoia militar y la de los gobiernos militares durante la historia: no enemistarse con Israel para no pelearse con Estados Unidos.
Ahora, una vez que fueron los rabinos, los militares dijeron <>. Cuando se hizo esta ceremonia [el primer servicio religioso que realizó Plavnik en una sinagoga de Comodoro Rivadavia], el coronel que manejaba todo los asuntos civiles invitó no solo a militares sino a la prensa, para decir <>. Sabían que esa foto iba a dar la vuelta al mundo.
-¿Por qué los militares impidieron que los rabinos llegaran a las Malvinas? En el libro se mencionan distintos motivos que van desde cuestiones estratégicas hasta el antisemitismo.
-Tiene que ver un poco con la desorganización que había en el Ejército y con una cuota de antisemitismo. En Puerto Argentino se hizo un censo de soldados judíos porque se sabía que un rabino iba a cruzar en un avión, era la orden del Estado Mayor Conjunto y se aceptó en Malvinas. Pero ahí estaba el tema de ser parte o no ser parte, que tenía que ver con lo que se vivía en las islas. El capellán católico forma parte del regimiento, está institucionalizado, y los militares lo consideran como uno más. El problema es que un tipo de la Cruz Roja o un rabino son externos a la fuerza y lo que iban a ver en Malvinas, lo iban a contar. Los miembros de la Cruz Roja internacional eran suizos, ¿le ibas a decir a un tipo de la Cruz Roja que no contara los maltratos que había en las islas, que los soldados se estaban muriendo de hambre? ¿Cómo se hacía para decirle a un rabino que era asistente de Marshall Meyer, uno de los mayores de luchadores por los Derechos Humanos durante la dictadura, que no contara lo que podía llegar a ver en Malvinas?
El punto está en si no cruzó por cuestiones estratégicas, ya que estaban en medio de una guerra, o en si a los militares no les interesaba que el rabino cruzara. Lo podrían haber subido en cualquier avión y nadie hubiese dicho nada.
-En el momento de la guerra, ¿se denunciaban prácticas antisemitas en el Ejército?
-El antisemitismo nunca se detuvo y no sorprendió a los soldados porque lo venían sufriendo desde la colimba. Si bien el antisemitismo es irracional en cualquier momento, es más irracional todavía en medio de la guerra, que no se hayan dado cuenta que ya no estaban en el cuartel, no era el esclavito que <>. El tipo que estaba ahí, les gustara o no, tenía un fusil y tenía que defender la patria igual que ellos [por los militares], aunque no lo quisieran considerar argentino. No todo el ejército fue así, era un tema personal, pero lamentablemente hubo demasiados casos personales.
-¿Antes de viajar los rabinos no estaban enterados de lo que sufrían los soldados judíos?
-La DAIA le dio como misión a uno de los rabinos averiguar el tema del antisemitismo porque intuían lo que estaba pasando. El espíritu antisemita no se despertó de un día para el otro en muchos de los miembros de las Fuerzas Armadas.
-¿Cómo fue para los rabinos relacionarse con los militares a quienes consideraban como violadores de los derechos humanos?
- Hay dos cosas. Por un lado, nunca fueron considerados oficialmente capellanes porque hubiese tenido consecuencias muy grandes. Y por el otro, todos ellos sabían lo que era el antisemitismo en las Fuerzas Armadas y que se tenían que cuidar de lo que hablaban. A los rabinos más progresistas, que venían de una línea de defensa de los derechos humanos, el encuentro con los militares les generaba un shock. Para Plavnik, ver al militar significaba ver a un enemigo, el uniforme de un represor. A algunos les impactaba, pero lo más importante era el fin último, que era que los soldados tuvieran asistencia espiritual.
-¿Por qué no hubo cambios luego de que terminó la guerra si el envío de los rabinos había sido un hecho histórico dentro del Ejército?
-Hubo dos intentos, pero hay que entender el tema Malvinas. Cuando terminó la guerra fue un cambio terrible en el país, se disolvió la Junta Militar y las Fuerzas Armadas quedaron totalmente desacreditadas. En ese momento, la propuesta de la DAIA era <>, pero eso significaba que debían poner a un rabino al lado de los militares en el año 82, cuando empezaban las denuncias públicas de violaciones a los derechos humanos. Había que pensar en el futuro, pero la comunidad judía iba a quedar pegada a esos militares violadores de derechos humanos y antisemitas. Entonces en la DAIA dijeron <>.
En el gobierno de [Carlos] Menem se intentó de vuelta y cuando estuvieron más cerca de concretarlo, lo mataron a [Omar] Carrasco y se terminó el servicio militar obligatorio. Ahí casi desapareció la presencia judía en el Ejército.
- Los gobiernos kirchneristas le han dado mucha importancia a los derechos humanos, ¿por qué no hubo avances en este tema durante su gestión?
- En la época de
la pelea entre monseñor [Antonio] Baseotto y el gobierno de Néstor Kirchner
se rumoreó que se iba a eliminar el obispado castrense, pero el tema es que el gobierno se pelearía con el Vaticano. Creo que la Iglesia se opondría menos a un Rabinato Castrense que a una Capellanía Evangélica y eso tiene que ver con la pelea del cisma católico.
Los tiempos políticos son diferentes a los que uno maneja. Una cosa es decirles a los militares que le vas a enchufar la materia de Derechos Humanos para la formación militar y otra cosa diferente es cuando te tenés que meter con el Vaticano, donde las relaciones del gobierno con ciertos sectores de la Iglesia no son las mejores. Con el precedente de los rabinos, ahora sería un buen momento para que se pueda avanzar en el tema ya que podría ser muy importante para la pluralidad de la sociedad argentina.
-¿Cómo evalúa la actuación de la DAIA y de la AMIA antes y después de la guerra?
-Durante la guerra hicieron todo lo que pudieron haber hecho. El tema es qué pasó después. Cuando terminó el conflicto volvieron los soldados derrotados y nadie más se ocupó de ellos. Esto tiene que ver con el descrédito de las Fuerzas Armadas y con lo que vivió la sociedad argentina. El clima derrotista, el hecho de esconder a los soldados y el <> fue de toda la sociedad y la comunidad judía no está exenta de los comportamientos generales de la sociedad. De Malvinas se olvidaron todos. En el libro de los 70 años de la DAIA, que contiene las cosas más importantes que pasaron década tras década, no se menciona ni siquiera que mandaron rabinos, cuando es un hecho histórico. Nadie lo sabía.
Los pobres soldados quedaron olvidados, padeciendo el descrédito y el maltrato de la sociedad.
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