Héctor Bonzo, símbolo de Malvinas
Era el capitán del buque General Belgrano, que fue hundido por un submarino británico en 1982
"Cada vez que escucho hablar de las víctimas del Belgrano me enfermo. Son héroes y así deben ser recordados", dijo mil veces el capitán de navío retirado Héctor Elías Bonzo, comandante del Crucero General Belgrano, fallecido anteayer a los 76 años víctima de un ataque cardíaco mientras conducía su automóvil.
Con el mismo énfasis que puso para rescatar del olvido y poner en el lugar de la historia que le correspondía a los 323 muertos en el hundimiento de esa nave, durante la Guerra de las Malvinas, reiteró a sus familiares más íntimos en los últimos años que no quería exequias públicas y que esperaba que sus cenizas fueras esparcidas en el mar.
Retirado de la Armada pocos meses después del fin del conflicto bélico con Gran Bretaña, Bonzo dedicó el resto de su vida a mantener el espíritu de quienes sobrevivieron al ataque del submarino británico a propulsión nuclear Conqueror y a recordar "como héroes" a los fallecidos en aquella madrugada del 2 de mayo de 1982.
La Guerra de las Malvinas fue un punto de inflexión en su carrera, que había comenzado en 1947 cuando ingresó en la Escuela Naval Militar.
Nacido el 11 de agosto de 1932 en General Rodríguez, Bonzo cumplió servicios en distintos buques de la Armada, como los cruceros La Argentina y 9 de Julio, la fragata Sarandí, la Fragata Libertad y el rompehielos General San Martín.
Fue responsable de la División Avisos y del Comando Local de Control Operativo. Fue agregado naval en Brasil, comandante de la Escuadrilla de Apoyo y Sostén y subsecretario general naval. El gobierno de Brasil le otorgó la medalla al mérito Tamandaré. Asumió el comando del Belgrano en diciembre de 1981.
Poco tiempo después de su retiro de la actividad militar, Bonzo contribuyó a organizar la Asociación Amigos del Crucero General Belgrano, desde la cual mantuvo permanente contacto con la tripulación que sobrevivió y los familiares de los fallecidos.
En su homenaje escribió el libro 1093 Tripulantes y dejó pendiente de editar La Historia del Crucero General Belgrano .
En entrevistas concedidas a LA NACION y otros medios periodísticos fue tajante al referirse al papel del Belgrano en la guerra: "No me gusta cuando se habla del Belgrano como un crimen de guerra. Si yo hubiese avistado un barco inglés en el momento del repliegue no tenga duda de que hubiésemos atacado. No éramos un blanco inofensivo. El Belgrano tenía 15 cañones de 152 mm. y misiles".
En los últimos años tuvo problemas de salud. Por eso, no pudo participar en marzo de 2003 de la expedición efectuada por National Geographic para tratar de localizar el buque en el fondo del mar.
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