"Hay superávit tras dos años de déficit"
Lo dijo respecto de las cifras de junio.
- Señaló que si no subían los impuestos, la Argentina atravesaría una recesión mayor
- Aseguró que se cumplirá con la ley de Convertibilidad Fiscal
Fue seguramente, la mejor semana de José Luis Machinea desde que asumió su tarea de ministro de Economía.
Los números que mostró la recaudación de junio -aumento del 15,4%-, más favorables de lo que esperaban los observadores más optimistas, le permitieron el mejor respiro que podía pedir.
Esas cifras no sólo modifican para mejor la situación macroeconómica del país frente a los compromisos contraídos. También tienen un fuerte componente psicológico que, Machinea, sentado frente a La Nacion, ayer, en su despacho, se encarga de subrayar: "Por primera vez en dos años cerramos un mes con superávit fiscal".
Machinea cree que la tendencia se mantendrá en julio, con una suba de recaudación que podría ubicarse en un 4% y, como todo el Gobierno, estima que esos datos permiten vislumbrar un segundo semestre mucho más favorable, aunque el grueso de la opinión pública aún no lo pueda registrar.
-¿Cómo vivió esta semana y qué interpretación hace de lo que puede ocurrir de ahora en más? ¿La recaudación récord puede darle el impulso a la economía argentina y cambiar las expectativas que se están insinuando?
-Viví la semana con mucha satisfacción porque más allá de la cifra de recaudación, más allá del hecho del superávit de junio que supera los 700 millones, y que eso significa que estamos en línea con nuestras cuentas fiscales, creo que lo que marca la recaudación, por un lado, no es sólo el tema de la moratoria sino que hay indicadores claros de que el nivel de actividad económica ha mejorado. Siento satisfacción por esto, por una semana en la que hay buenas noticias del lado de los inversores. Repsol, YPF, Peugeot, hay varios proyectos de inversión que comienzan a aparecer.
Viví una buena semana, sin euforia, como tampoco antes me deprimí cuando la cosa estaba complicada. Creo que estos proyectos de inversión son los que, más allá del cumplimiento fiscal del Gobierno, cambiaron el humor de los inversores. El humor en la gente todavía no ha cambiado o cambió muy poco. Con más proyectos de inversión creo que va a ir cambiando.
-¿Qué plazo vislumbra para ese cambio en el humor callejero?
-Es un proceso gradual. La gente viene de cinco o seis años con tasas de desempleo cercanas al 15 %, con miedo a perder el empleo. Ese estado de ánimo no se cambia de un día para otro. La recuperación económica más fuerte en el segundo semestre acompañará este cambio en el estado de ánimo, pero no será una explosión, un cambio violento de un momento a otro; será gradual.
-¿Desde hace cuánto tiempo que no había superávit en el Tesoro?
-Desde junio de 1998, cuando hubo superávit de $ 128 millones, el Tesoro no alcanzaba un resultado positivo. Hasta ahora teníamos déficit continuo todos los meses. Llegó a haber $ 630 millones de déficit en abril, 590 en mayo y en junio el superávit fue de 730 millones por el aumento de la recaudación y por la reducción del gasto, que permitió cumplir con las metas con holgura, con margen para el tercer trimestre. La buena noticia es que superamos por 330 millones lo que habíamos pautado con el Fondo.
-¿Se va a cumplir este año con la ley de convertibilidad fiscal de 4500 millones de pesos más los 200 millones del PAMI?
-Sí. Vamos a apuntar fuerte a eso. El nivel de actividad económica sigue incrementándose y la economía crece a un ritmo del 4% en el segundo semestre.
-¿Ese es su gran objetivo, la señal que esperan los inversores para confirmar que la Argentina hace los deberes que se autoimpuso (ajustarse a la ley de responsabilidad fiscal)?
-Es una señal verdaderamente importante... posiblemente sea "la" señal. Yo le agregaría a eso que el Gobierno dio también otras señales importantes. Más allá de los resultados fiscales, terminamos con el régimen de promoción industrial, pasamos la ley laboral, sacamos el decreto de desregulación de las obras sociales, desregulamos las telecomunicaciones, mandamos un proyecto de seguridad social al Congreso, que es duro, pero es la única forma de dar solvencia futura al empleo público y, finalmente, ante una situación complicada, el Gobierno tomó la determinación de bajar los salarios. Acá hay señales que son rotundas. Y en términos de reformas estructurales, las cosas que uno escuchaba hace un año que había que hacer, terminar con la promoción industrial, la ley laboral, las obras sociales, la seguridad social y la ley de coparticipación. Bueno, de esas cinco sacamos tres, mandamos la cuarta al Congreso y espero que en poco tiempo tengamos la ley de coparticipación. Todo esto es una gran señal.
-¿El superávit de junio permite proyectar que el déficit estipulado de 745 millones del tercer trimestre va a ser alcanzado?
-El tercer trimestre es el más complicado que tenemos, pero nuestro objetivo de vuelta es seguir cumpliendo con ese déficit.
-¿Qué cifra espera, dentro de sus expectativas, en cuanto al aumento de recaudación para el mes actual?
-Esperamos un aumento de entre el cuatro y el cinco por ciento, pero es mejor no aventurar pronósticos, porque si no se cumplen, se caen las expectativas.
-Visto hoy siete meses después, ¿no fue acaso un error la fuerte suba impositiva en vez de un recorte mayor del gasto que de todos modos tuvo que hacer después?
-Es que había que hacer las dos cosas. Primero, lo que nosotros hicimos en diciembre creímos que alcanzaba. Eran 1400 millones de reducción de gasto y aumento de impuestos en el orden de los 1900 millones, creímos que eso alcanzaba. El cambio en el escenario internacional hizo que eso no resultara suficiente y, por lo tanto, fuimos por la rebaja salarial. Ahora... el déficit que teníamos al inicio era extraordinariamente malo. Por eso había que ir por todos lados.
-Se ha hablado de demasiadas cifras. ¿A cuánto llegaba el déficit exactamente?
-El déficit del año pasado, excluidas las privatizaciones, incluido el déficit del PAMI, el que da sobre 9300 millones todo lo nacional, al cual hay que agregarle partidas que fueron sin autorización presupuestaria, vialidad y otras más, totaliza una cifra yo diría de 9700-9800 millones de pesos. Y a eso hay que agregarle las provincias, con 4000 millones de dólares. Esa fue la magnitud del déficit del año pasado, por eso la deuda creció muy fuerte. O sea, bajar de los 9700 millones a los 4700 millones implica un esfuerzo enorme. Bajamos el gasto público y me dicen "por qué no más". Está bien, podemos discutir dónde, pero es la primera vez que en este país se baja el gasto público en términos nominales.
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