"Hard o soft": las dudas de Comodoro Py sobre la Justicia si gana Alberto


La Justicia Federal se prepara para el fin de una era. "Los jueces son como los pájaros... huelen el terremoto". La frase, de alguien con muchos años en los tribunales, resume una idea en la que todos parecen de acuerdo en Comodoro Py. Nadie, por supuesto, se asume como converso.
Con el resultado de las PASO, jueces y fiscales especulan ya sobre cómo será la relación con Alberto Fernández. Si él es el nuevo presidente, ¿a quién va a proponer para la Procuración, que sigue vacante? ¿Quién será su ministro -o ministra- de Justicia? ¿Qué hará con la AFI?
Los magistrados hacen sus apuestas. "El tema es ver si va a ser hard o soft", dijo un camarista con despacho en Comodoro Py a quien nadie llamaría macrista. Hard sería el cristinismo más puro, los duros, La Cámpora. En Py, a ese perfil le ponen la cara de Wado de Pedro. "No lo veo a Wado para ese cargo. Creo que él sería más útil en otro lado", dijo un hombre del entorno de Wado. De Pedro es el referente de los camporistas en el tema Justicia y uno de los armadores del Frente de Todos. Si Alberto Fernández es el próximo presidente, a él le auguran un destino con más "juego político".
La opción soft sería un albertista más moderado, que pudiera construir nuevos puentes. En la mesa de Justicia del candidato están su socia y amiga Marcela Losardo, quien fue secretaria de Justicia y conserva buena relación con jueces de distintos fueros; Julio Vitobello, viejo compañero de militancia en el PJ porteño, que estuvo al frente de la Sigen y de la Oficina Anticorrupción durante el kirchnerismo; el exministro de Justicia Alberto Iribarne, y Juan Manuel Olmos, quien presidió el Consejo de la Magistratura de la Ciudad y el PJ porteño (este último cargo, en reemplazo de Alberto Fernández).
Pero ¿cuán conciliador puede ser el trato con la Justicia Federal cuando Cristina Kirchner está sentada en el banquillo? Tiene doce procesamientos, cinco prisiones preventivas ordenadas por Claudio Bonadio y cinco causas elevadas a juicio.
En Comodoro Py, un grupo de jueces y fiscales dicen que si el kirchnerismo gana, la nueva etapa de conciliadora no va a tener nada. "Se viene la venganza, y ahora, a diferencia de antes, van a ser más hábiles", dice un juez que, de existir una lista de la venganza, la integraría seguro.
Del otro lado, un alto funcionario judicial que está en las antípodas sonríe. "La sospecha persigue siempre a la mente del culpable. Temen porque hicieron lo que hicieron con quienes hoy son sus víctimas".

¿Qué efectos concretos tendrá sobre los tribunales federales un eventual cambio de presidente?
En el Frente de Todos creen que la salida de muchos de los que empujaron las causas contra Cristina Kirchner "se va a dar sola". Que abundarán las jubilaciones; que entre las vacantes que ya existen, las que se sumen y los que se acomoden a los nuevos aires, el cambio va a producirse sin necesidad de medidas estrepitosas. No se descarta, no obstante, que se adelante la implementación del sistema acusatorio en la Capital Federal.
"Para algunos, lo que viene es casco o verdulería", dijo un juez de primera instancia con alta exposición. Casco es resistir a los nuevos vientos políticos. Verdulería es irse.
El propio trámite de las causas penales hace que hoy muchos expedientes estén cambiando de jueces. Ya llegaron a juicio -o van en camino- con tribunales que tuvieron menos choques con la política. Ellos son los que van a decidir la suerte final de los acusados de corrupción. "A Cuadernos, por ejemplo, la van a matar cuando llegue al tribunal oral", presagia un funcionario que intervino en el caso.
Durante su campaña, Alberto Fernández ya apuntó contra algunos jueces. El primero fue Julián Ercolini, quien mandó a juicio a Cristina Kirchner en el caso de la obra pública y detuvo a Cristóbal López y Fabián de Sousa. "Fue alumno mío, pero no entiendo cómo desvió su conocimiento para firmar estas cosas", dijo Fernández. Ercolini y él estuvieron juntos en la cátedra de la UBA de Esteban Righi, quien fue un referente para el hoy candidato a presidente. También criticó a Bonadio y a varios camaristas. "Van a tener que explicar las barrabasadas que escribieron para cumplir con el poder de turno", dijo.

El ámbito institucional para que los jueces den explicaciones es el Consejo de la Magistratura. Si el kirchnerismo repite su elección de las PASO en octubre, podría mejorar su situación en ese organismo, pero no tendrá por sí solo los votos para abrir el juicio político de ningún juez. "Y que no se ilusionen mucho con las jubilaciones... ya nos pasó: son procesos muy lentos hasta que una jubilación se concreta", advirtió un funcionario macrista.
Por su condición de penalista y profesor de la UBA, Fernández conoce también a otros federales. Con quien más relación tiene es con Daniel Rafecas. Con Alejandro Slokar, camarista de Casación, estuvo en la cátedra de Righi (después Slokar se convirtió en uno de los referentes de la cátedra de Raúl Zaffaroni). Además, el marido de su madre era juez y Alberto trabajó en la Cámara Federal. Se fue en 1984, poco antes del Juicio a las Juntas.
Pero si la Justicia es el ámbito natural del candidato a presidente, también lo es de su vice. Y Cristina Kirchner tiene el interés especial que le da tener causas avanzadas en su contra; ella y sus hijos. Si el Frente de Todos gana, ¿cómo se administrará el poder para manejar la relación con estos jueces? Un hombre de confianza de la expresidenta dijo que los planes de ella son no intervenirle la presidencia a Fernández, pero advirtió: "Imagino un esquema en el que ella tenga un poder final de veto en las áreas sensibles". La Justicia, sin dudas, es una.
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