Hamburgo sigue bajo fuego mientras debaten los presidentes
Helicópteros, carros hidrantes y 20.000 policías blindan la zona de la ciudad donde se desarrolla la Cumbre del G-20 y donde se hospedan los jefes de Estado y de Gobierno invitados
HAMBURGO.- Una columna densa de humo negro se divisaba al amanecer desde la puerta del hotel Le Meridien, donde se aloja el presidente Mauricio Macri. Sobrevolaban helicópteros de a pares y por una avenida cerrada al tráfico pasaban a toda velocidad carros hidrantes y celulares cargados de policías antidisturbios.
La madrugada de tensión, marcada por infinitas revueltas de grupos antiglobalización, se extendía esta mañana en Hamburgo mientras empezaban las deliberaciones del G-20. Los enfrentamientos dejaron ya al menos 110 heridos entre las fuerzas policiales y un número no cuantificado de manifestantes con lesiones. A muchos de ellos, con cortes o contusiones leves, los atendían sus propios compañeros en la misma calle.
La violencia había empezado por la noche durante la manifestación “Bienvenidos al infierno”, convocada por grupos anarquistas en el barrio Sankt Pauli, cerca del centro de convenciones donde se celebra la cumbre presidencial.
Una buena parte de los 20.000 policías reunidos para blindar Hamburgo desalojaron a los manifestantes con gases y agua, mientras recibían del otro lado botellazos, palazos y bombas de fabricación casera. Pero los choques siguieron toda la noche en distintos puntos de la ciudad. Hubo coches incendiados, un ataque contra una comisaría en el barrio de Altona y varios intentos fallidos por acceder a la zona de exclusión que se estableció alrededor de los hoteles cinco estrellas que albergan a los presidentes.
La Jefatura de Policía local denunció “un ataque masivo y coordinado por grupos de extremistas violentos”, conocidos como Black Blocks, que se infiltraron en marchas de protesta que habían sido aprobadas por las autoridades. El aparente objetivo era complicar la llegada de los presidentes a la sede de la cumbre, algo que no consiguieron.
Hasta el mediodía alemán se contabilizaban 65 detenidos, según la policía local. El desafío para la seguridad continúa: quedan más de 20 marchas convocadas. En la mayor de ellas, prevista para mañana, los organizadores esperan aglutinar a 100.000 personas.
Para la canciller Angela Merkel -en campaña para las elecciones de septiembre- resulta vital demostrar que puede garantizar la seguridad en una reunión de alto nivel convocada en pleno centro de una ciudad que es un bastión tradicional de la izquierda alemana. Pudo elegir celebrar la cumbre en un lugar aislado, con menos presión para la policía, pero quiso enviar un mensaje. “La democracia incluye ser tolerante con la disidencia”, dijo. Se entendió que aludía a algunos de sus invitados de hoy, en cuyos países el ejercicio de la oposición es castigado. Como Rusia, Turquía y Arabia Saudita.
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