Hallan muerto a un hombre clave del caso IBM-Nación
Su cuerpo apareció colgado en Núñez; creen que sabía mucho del escándalo
El empresario Marcelo Cattáneo, imputado y pieza clave del caso IBM-Banco Nación, apareció muerto ayer. Había desaparecido hace cuatro días.
Su cuerpo fue hallado colgando de una cuerda de nailon en una construcción ubicada detrás del Pabellón 2 de la Ciudad Universitaria, en Núñez.
La jueza María Gabriela Lanz, a cargo de la investigación de su muerte, caratuló el expediente como "averiguación s/suicidio".
La familia de Cattáneo reconoció su cuerpo y, según allegados, aceptó la tesis del suicidio.
Cattáneo había sido acusado por dos ex directores del Banco Nación, Alfredo Aldaco y Genaro Contartese, de haberles ofrecido el pago de dinero a cambio de la firma del contrato entre esa entidad e IBM para la provisión de software.
Por otra parte, era hermano de Juan Carlos Cattáneo, procesado y ex segundo del secretario general de la Presidencia, Alberto Kohan -hombre cercano al Presidente-, quien no se halla imputado en la causa.
Según fuentes de la investigación, Cattáneo iba a ser procesado en un par de meses junto con Contartese y Aldaco. Allegados a su familia dijeron que sufría depresiones.
Avisados por un pescador que atisbó el cuerpo cuando intentaba guarecerse de la tormenta, un grupo de policías de la comisaría 51a. llegó al lugar a las 13 con el fiscal de instrucción Aldo de la Fuente.
El cadáver fue trasladado a la morgue judicial, donde lo reconocieron sus familiares. Según el examen médico practicado allí, Cattáneo murió por "ahorcamiento con soga".
Fuentes judiciales y policiales señalaron que el cuerpo no presentaba signos de violencia. Según los análisis forenses, habría muerto ayer en la madrugada.
Desapareció el mediodía del último miércoles al salir de la empresa de turismo en que trabajaba. No era la primera vez que se ausentaba de su casa, pero esta vez su abogado, Luis Dobniewsky, denunció que podría haber sido víctima de un secuestro.
Según fuentes vinculadas con las pesquisas del caso IBM-Nación, la importancia de Marcelo Cattáneo radicaba en lo que sabía. Entre otras funciones, el difunto se ocupaba de llevar la agenda de su hermano Juan Carlos. Allegados al muerto dijeron a La Nación que su vínculo con su hermano atravesaba por un momento crítico.
Su misteriosa muerte se suma a otras dos ocurridas en casos de resonancia pública que fueron caratuladas como suicidio y sembraron grandes dudas en la opinión pública: la del empresario Alfredo Yabrán, vinculado con el Gobierno e implicado en el asesinato del fotógrafo José Luis Cabezas, y el del capitán de navío (R) Horacio Estrada, involucrado en el tráfico de armas bajo investigación en tres juzgados.
Desaparece una figura que corta un eslabón con el Gobierno
Cattáneo iba a ser procesado en los próximos meses; se cree que sabía demasiado
Otro testigo clave murió en el momento oportuno. Marcelo Cattáneo, pieza importante del affaire I BM-Banco Nación, apareció ayer ahorcado detrás de un pabellón de la Ciudad Universitaria, cuatro días después de haberse desvanecido en el aire.
Un nuevo cadáver se agrega a una lista comprometida para el gobierno nacional, que está envuelto, desde hace un mes, en un sinfín de revelaciones sobre los escándalos de las armas, el tráfico de influencias y el IBM-Banco Nación.
El cuerpo sin vida de Cattáneo se balanceaba con el viento del Río de La Plata cuando fue descubierto por un pescador al pie de una cuerda de nailon. El primer informe policial indicó que se había tratado de un suicidio y la familia del muerto -según comentaron quienes la frecuentan- lo aceptó sin dudar. Cattáneo, recordaron, sufría continuas depresiones, especialmente en el último tiempo, cuando su situación judicial se complicó.
Se esperaba -pero sólo para dentro de dos o tres meses- su procesamiento, junto con el de otros dos implicados.
En verdad, sus abogados habían temido en un principio que su desaparición, ocurrida el miércoles último al mediodía, al salir de su trabajo en una empresa de turismo, obedeciera a un secuestro, ya que aseguraban que tenía enemigos.
Luis Dobniewsky, uno de sus abogados, ventiló esta posibilidad en público. Sin embargo, la ausencia de un pedido de rescate y de todo tipo de comunicación de los presuntos captores ya había convencido a familiares y allegados de que se trataba de otra cosa, apuntaron los informantes consultados.
Resta saber en qué empleó los cuatro días durante los que estuvo desaparecido sin que ninguno de sus conocidos -hasta donde se sabe- tuviera contacto con él. Desde que salió, vestido de traje, hasta que apareció muerto, en un jogging azul. Como Alfredo Yabrán.
Simple bisagra
Pese a que su papel fuera de simple bisagra, Marcelo Cattáneo se había convertido en una pieza importante de la investigación sobre el presunto pago de sobornos de ejecutivos de IBM a funcionarios del Banco Nación para que se contrataran los servicios informáticos de la empresa multinacional.
El acuerdo, firmado en 1993 bajo el rótulo de "Proyecto Centenario", se complementó con la subcontratación, por parte de IBM, de un sistema "muleto" (alternativo) a la pequeña firma CCR, que a su vez dependía de la compañía Consad.
Consad y CCR eran presididas por Marcelo Cattáneo y Alejandro de Lellis, respectivamente, hermano y cuñado de Juan Carlos Cattáneo, quien fue segundo de Alberto Kohan en la Secretaría General de la Presidencia.
IBM acordó pagar 37 millones de pesos -de los que desembolsó 21 millones- a CCR. La hipótesis del juez federal Adolfo Bagnasco, a cargo de la investigación del caso, es que por esta vía se pagaron los sobornos a los funcionarios que autorizaron el contrato con IBM.
Esta presunción fue respaldada por las declaraciones de dos implicados: los ex directores del Banco Nación Genaro Contartese y Alfredo Aldaco, quienes afirmaron que Marcelo Cattáneo les ofreció dinero en nombre de IBM. Este negó los cargos. Los tres iban a ser procesados en el mediano plazo.
En verdad, quienes investigan el caso creen que Marcelo, que llevaba la agenda de su hermano Juan Carlos -el más reconocido de ambos-, era importante por lo que sabía antes que por haber tenido un real poder de decisión en el asunto.
Su desaparición corta el eslabón que unía a IBM, la Secretaría General de la Presidencia y el Banco Nación. Estas tres puntas podrían ahora descargar responsabilidades en el muerto sin que éste pudiera ya contrapesar tal estrategia con su versión.
La zona oscura
No es la primera muerte oportuna en el terreno oscuro que une política y delito. El nombre de Cattáneo será anotado en una larga lista, que este año sumó el sorprendente caso de Yabrán.
Es una zona en la que el gobierno nacional parece haberse empantanado en las últimas semanas. Las continuas revelaciones sobre los envíos ilegales de armas a Croacia, Bosnia y Ecuador, la detención del ex titular de la Dirección General de Fabricaciones Militares Luis Sarlenga y las acusaciones contra el influyente ex cuñado del Presidente, Emir Yoma, de parte de su ex secretaria, Lourdes Di Natale, crearon un clima de creciente intranquilidad en las oficinas de la Casa Rosada.
Por una permanente casualidad o por razones temibles -según quién lo explique-, la dualidad arrepentido-muerto ha generado una corriente de intranquilidad en las filas del oficialismo, en tren de salida del Gobierno.
Diego Palleros, el traficante de armas que temía morir en una cárcel de Sudáfrica, amenazó con contar cuanto sabía; Di Natale dijo que hablaba tras recibir amenazas. Las palabras de Sarlenga (declararía hoy si su estado de salud se lo permite) son esperadas con particular expectativa.
Marcelo Cattáneo, por su parte, ya no hablará.
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