Hace 30 años Perón rompía con la izquierda
El líder embestía contra la Tendencia y contra Montoneros
Uno por uno, los 47 delegados de las agrupaciones que integraban el consejo superior de la Juventud Peronista (JP) fueron llegando a la quinta presidencial de Olivos. Era el 7 de febrero de 1974, hace 30 años.
Personal de la residencia los condujo a uno de los salones donde el entonces presidente, general Juan Perón, acostumbraba a recibir a las delegaciones numerosas. Los ubicaron frente a un estrado. Esperaron media hora. A las 10, por el medio del salón, ingresó el Presidente.
Un micrófono corrió para que los jóvenes presentaran sus agrupaciones. Sólo entonces se hizo evidente la situación: Montoneros y su brazo político, Tendencia Revolucionaria, estaban ausentes. Quince días antes, ocho diputados habían renunciado a sus bancas por diferencias con su líder.
La ruptura de Perón con Montoneros iniciaba un camino sin retorno que culminaría tres meses más tarde, cuando el 1° de mayo el propio Perón los trató de imberbes y los obligó a abandonar la plaza.
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Los montoneros movilizaban multitudes por ese momento. Ya habían probado su poderoso aparato en la campaña electoral presidencial de septiembre de 1973. Los grupos juveniles rivales, patrocinados por la derecha peronista o por la burocracia sindical, intentaron competir con la Tendencia.
El 31 de agosto de 1973 se organizó una marcha que debía desfilar frente a la Confederación General del Trabajo (CGT) en apoyo de la candidatura de Perón. Los líderes sindicalistas tuvieron la oportunidad de competir en el juego de las cifras ante la mirada de su jefe.
Richard Gillespie, en su libro "Los ejércitos de Perón", utiliza un novedoso método para explicar la paridad de fuerzas. "Mientras la formación de los seguidores de la Tendencia tardaron 162 minutos en pasar frente a la CGT, las columnas movilizadas por el sindicalismo necesitaron 165 minutos para hacer el mismo recorrido. Los grupos juveniles no pertenecientes a la Tendencia utilizaron sólo 11 minutos en conjunto", ilustra.
Cuando el 12 de octubre Perón tomó posesión del cargo de presidente, Montoneros creía que podría influir en el gobierno.
Nilda Garré militaba por aquellos años en la Tendencia. Ocupaba una banca en la Cámara baja por el Frente Justicialista de Liberación (Frejuli). "Tuvimos actitudes soberbias, como cuando entregamos la lista de ministros a Cámpora y a Perón", dijo la actual diputada por el Frepaso.
El 21 de enero de 1974 se produjo un sangriento ataque guerrillero al Cuartel de Azul, en el que asesinaron al jefe del Regimiento, Camilo Arturo Gay, a su esposa y a un soldado. Este hecho, sumado al asesinato del sindicalista José Ignacio Rucci, decidió a Perón a combatir la guerrilla.
"El conflicto ya venía de antes, pero en aquel verano Perón le dio visibilidad a la ruptura. después se precipitaron los hechos hasta el recordado 1° de mayo", analizó el actual senador Antonio Cafiero.
La mecha que encendió el conflicto fue la reforma del Código Penal. Perón impulsaba un proyecto que endurecía las penas. Montoneros y su brazo político se oponían a la iniciativa.
El 22 de enero de 1974 Perón llamó a una reunión en la residencia de Olivos a los diputados nacionales de la JP, críticos de la reforma.
"El que no esté de acuerdo se va", amenazó Perón a los diputados del Frejuli, sorprendidos por una inusitada presencia periodística, incluida la televisación en directo.
"Nadie sabía que iban a ser filmados. Nunca creí que el escenario era Perón retándote por televisión", contó Garré a LA NACION.
Dante Gullo, un militante que por aquellos días era secretario general de la Regional 1 de la JP, evoca aquel verano como un momento clave en la historia argentina. "No era una discusión entre juristas. Se debatía sobre quién estaba a la derecha o a la izquierda", recuerda.
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Perón escuchó unos minutos a los jóvenes y después habló durante media hora. "Todos esos que hablan de Tendencia Revolucionaria, ¿qué es lo que quieren hacer con ella? -se preguntó con su clásica voz ronca-. Hemos brindado siempre dentro del movimiento amplitud absoluta, pero esa amplitud tiene un límite."
El mensaje estaba claro, y también quiénes eran los destinatarios.
Faltaban menos de tres meses para que llamara imberbes y echara de la mismísima Plaza de Mayo a los montoneros. Hace 30 años, la izquierda peronista perdía la batalla contra su jefe.
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